La maldición Rowling: cómo la autora de 'Harry Potter' cayó en desgracia ante su público

A base de polémicas como la de Johnny Depp, la escritora ha pasado de madre espiritual de la generación 'potteriana' a una figura incómoda y de opiniones cuestionables.
La maldición Rowling: cómo la autora de 'Harry Potter' cayó en desgracia ante su público
La maldición Rowling: cómo la autora de 'Harry Potter' cayó en desgracia ante su público
La maldición Rowling: cómo la autora de 'Harry Potter' cayó en desgracia ante su público

Para muchos lectores jóvenes (y no tan jóvenes), J. K. Rowling no ha sido solo la escritora que les reveló los placeres de la lectura con sus novelas de Harry Potter. También ha sido un ejemplo de las bondades del estado del bienestar (mientras escribía la primera entrega, vivía del subsidio de paro) y una figura políticamente significada. Pero diríase que la era de las redes sociales ha acortado el proverbial paso del amor al odio, y Rowling está sufriendo por ello: la historia de la saga Animales fantásticos queda también como la de su metamorfosis de espejo de progresismo a figura incómoda.

En 2015, un año antes del estreno de Animales fantásticos y dónde encontrarlos, la escritora tuvo uno de sus momentos más señalados de cara al fandom de izquierdas: la elección de la actriz afrobritánica Noma Dumezweni para interpretar a Hermione Granger (Emma Watson en las películas) en la obra teatral Harry Potter y el legado maldito suscitó el previsible revuelo, al que Rowling contestó airadamente tachando de racistas a quienes protestaban por ello. Dicha respuesta le ganó elogios, pero también protestas de fans que veían a posteriori una deplorable tibieza política en la saga del aprendiz de mago: “Harry Potter no es un texto ofensivo, pero también es inofensivo para los lectores racistas y homófobos”, sentenciaba la escritora Mimi Mondal (nominada al premio Hugo de ciencia-ficción) en una columna para The Book Smugglers.

El artículo de Mondal apareció en diciembre de 2016. En marzo de ese mismo año, Rowling había recibido su primer sopapo a causa de History of Magic in North America, una serie de artículos publicados en su web Pottermore que debía servir de preludio al estreno de Animales fantásticos y dónde encontrarlos. Tras su aparición, activistas como Adrienne Keene (profesora en la Universidad Brown) acusaron a Rowling de haberse apropiado de mitos del pueblo navajo. En respuesta a esta y otras presuntas ofensas, muchos nativos americanos apostataron de la fe potteriana en redes sociales. Pero este enfado se quedó en nada cuando la película se estrenó… y sus espectadores vieron en ella la primera (a la par que breve) aparición de Johnny Depp en el serial.

Acusado de malos tratos por su ex Amber Heard (un caso que se resolvió fuera de los tribunales) y con una imagen pública tan agrietada como las recaudaciones de sus últimas películas, el actor es el mayor problema (pero no el único) al que se enfrenta Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald. Las declaraciones del director David Yates (describiéndole como “un hombre lleno de decencia y bondad”) y los ‘sí es, no es’ con los que J. K. Rowling ha tratado de aliviar la controversia (“Los fans tienen derecho a preguntarse por qué no le hemos reemplazado”) han sido el equivalente tuitero a intentar apagar un incendio con gasolina.

¿Queremos otro follón más? Lo tenemos, y centrado en la sexualidad de Albus Dumbledore (Jude Law en este filme). Fiel a su costumbre de jugar con el canon de su propia obra, Rowling había confirmado en 2007 que el director del colegio Hogwarts era homosexual y que Gellert Grindelwald (el personaje de Depp, para más INRI) había sido su gran amor de juventud. Calcúlese la furia entre el fandom LGBT, pues, cuando David Yates comentó que este hechicero no sería “explícitamente gay” en su filme. Bien tomada para salvaguardar su calificación para menores en EE UU, bien para no cerrarse mercados en países donde la homofobia es institucional, esta decisión está siendo uno de los puntos más controvertidos de Los crímenes de Grindelwald. Y, para colmo, está reavivando una vieja acusación contra J. K. Rowling: que sus retcon y sus arrepentimientos expresados vía Twitter son intentos de curarse en salud frente a quienes tachan a su obra de poco diversa.

De momento, la última polémica sobre Los crímenes de Grindelwald tiene que ver con Nagini, el personaje de la actriz Claudia Kim, quien con el tiempo acabará transformada en la serpiente mascota de Lord Voldemort. La revelación de este dato trajo consigo acusaciones de racismo y de falta de respeto a los mitos de India y el sudeste asiático. “Esto es lo que pasa cuando los blancos quieren añadir diversidad sin consultar con la gente de color”, espetó la escritora Ellen Oh. En espera de ver si estas llamadas al boicot perjudican realmente al filme, quedémonos con una conclusión: hoy en día, ningún mito moderno se salva de ser cuestionado.

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