La historia de ETA en 20 películas

La historia de ETA en 20 películas

Hace unos minutos la banda terrorista ETA ha anunciado el definitivo cese de sus actividades violentas en un comunicado oficial. Una trayectoria que, desde su primera acción armada (la muerte del comisario Melitón Manzanas en San Sebastián, en 1962) ha dejado un total de 839 víctimas mortales y ha emponzoñado, jamás sabremos hasta que punto, el debate político sobre la posible independencia de Euskadi.

La lucha armada de ETA ha marcado la historia política de España durante casi cinco décadas. Y también, aunque nos pese, ha marcado la historia del cine español. Desde que el fin de la dictadura franquista dio cancha a los directores para abordar un tema tan 'delicado', no han sido pocos los cineastas que han indagado en las interioridades de la banda, en su entorno y en las consecuencias de sus asesinatos. El total de películas rodadas sobre este tema ascendería a cerca de 60, de las cuales nosotros hemos seleccionado dos decenas.

Un par de advertencias antes de comenzar. La primera, que los primeros filmes producidos sobre ETA adoptaban, salvo excepciones, una perspectiva comprensiva o incluso halagadora sobre lo que se consideraba (aún) un pilar de la lucha contra el franquismo. Perspectiva esta que cambió, y mucho, durante los 80 y los 90. La segunda advertencia: como podrás ver, las películas de ideología abertzale (que en euskera quiere decir "patriota") no se han librado de recibir amenazas y boicots desde la propia ETA y su entorno, alérgico durante mucho tiempo a cualquier crítica. Las conclusiones acerca de esto pueden ser muy variadas, pero a nosotros nos recuerda a aquel refrán que reza: "No hay peor sordo que quien no quiere oír".

Comando Txikia: Muerte de un presidente (1976)

Con Franco recién muerto, el veterano profesional del exploitation José Luis Madrid filmó la (supuestamente) primera película sobre los atentados de ETA, centrada en el asesinato del almirante Luis Carrero Blanco. Elaborada desde un punto de vista apologético (cuanto menos) hacia el militar santanderino, Comando Txikia cuenta como protagonistas con el licantrópico Paul Naschy  y Juan Luis Galiardo.

¿Merece la pena verla? Sus medios son escuálidos, y trata de convencernos de que Carrero era poco menos que un demócrata. Tómese esto como se quiera.

Operación Ogro (1979)

Si Comando Txikia observaba a ETA desde un punto de vista simpatizante con el statu quo, Operación Ogro causó revuelo por adaptar un libro escrito por miembros de la banda, en el que se narraban los pormenores del asesinato de Carrero. No podía ser menos, siendo su director el italiano Gillo Pontecorvo (La batalla de Argel).

¿Merece la pena verla? Aunque no llega a las cotas de La batalla…, esta película resulta un documento de altísimo interés. Ofreciendo además el morbo añadido de ver a José Sacristán, Ángela Molina, Eusebio Poncela y el gran Gian Maria Volonté como terroristas vascos.

El proceso de Burgos (1979)

En 1970, la dictadura franquista sentó ante un tribunal militar a 16 miembros de ETA, que fueron condenados a penas de prisión (no hubo sentencias de muerte por falta de pruebas) en un juicio lleno de irregularidades. Imanol Uribe, uno de los directores que más ha trabajado sobre el conflicto vasco, repasó el hecho y sus consecuencias en este documental, contando con la voz de muchos de los procesados.

¿Merece la pena verla? Como testimonio, resulta impagable. Otra cosa es su tono pro-abertzale, del que (cuentan) Uribe no fue del todo responsable, y que puede rechinarle a muchos.

La fuga de Segovia (1981)

Imanol Uribe entrega la segunda parte de lo que podríamos llamar su ‘trilogía del terrorismo’ con este largo de ficción. La película reconstruye la atrevida evasión emprendida por 26 presos (24 de ellos etarras, los demás pertenecientes a grupos como el FRAP y el MIL) en 1976. Sólo cuatro de los fugados llegaron a pasar la frontera con Francia.

¿Merece la pena verla? Ideologías aparte, si lo tuyo son las evasiones carcelarias este filme tiene su interés.

El Pico (1983)

Heroína, ambigüedad sexual, los barrios más sórdidos de Bilbao… Está claro: esta es una película de Eloy de la Iglesia. Tan kamikaze como siempre, el director vasco ofrece una terrorífica historia de adicciones y amistad (puede que algo más) entre dos chavales, hijo uno de ellos de un guardia civil y el otro de un político abertzale.

¿Merece la pena verla? De la Iglesia nunca perdía ocasión de llamar a las cosas por su nombre. Sólo por eso, y pese a su manifiesta cutrez, tanto este filme como la secuela El Pico 2 (1984) merecen todas las revisiones que hagan falta.

El caso Almería (1983)

En 1981, tres días después del atentado de ETA contra el teniente general Joaquín de Valenzuela (jefe militar de la Casa del Rey), tres cuerpos abrasados y acribillados a tiros fueron hallados en una carretera almeriense. Pese a las alegaciones de la Guardia Civil, que alegaba que las víctimas eran etarras fugados, se probó que los chavales ni siquiera eran vascos: los agentes de la Benemérita les habían detenido sin pruebas, torturado y asesinado. Esta película cuenta esa historia.

¿Merece la pena verla? Como filme, no es gran cosa pese a contar con Agustín González, Manuel Aleixandre, Antonio Banderas (jovencísimo) y otros grandes. Como documento histórico, su fidelidad a los hechos fue tal que el director Pedro Costa (no confundir con el cineasta portugués de igual nombre) recibió amenazas de todo tipo, y se registraron atentados de extrema derecha contra los cines que la proyectaban.

La muerte de Mikel (1984)

Volvemos a encontrarnos con Imanol Uribe, quien aborda esta vez el mundo abertzale desde una perspectiva nada complaciente. Imanol Arias, farmacéutico casado, burgués y militante de Herri Batasuna, se ve abandonado por sus compañeros de lucha cuando estos descubren su homosexualidad.

¿Merece la pena verla? Sí. Además de por su calidad, porque nos recuerda la actitud homófoba mantenida hasta hace bien poco tanto por el independentismo vasco radical como por otros grupos de extrema izquierda.

Goma-2 (1984)

Tras hallar el filón del ‘cine quinqui’ en Perros callejeros, el inefable José Antonio de la Loma trató de hacer lo propio con el terrorismo en esta película. Narrando la historia de un ex etarra que pretende reinsertarse trabajando como transportista, el intento se queda en una película de acción bastante cutre.

¿Merece la pena verla? Los amantes de lo psicotrónico agradecerán encontrar en su reparto al mismísimo Lee Van Cleef, muy lejos ya de sus excursiones almerienses junto a Sergio Leone y Clint Eastwood.

Ander y Yul (1989)

Desde los 70, ETA asesinó a varios narcotraficantes en suelo vasco. Según la propia banda, los traficantes colaboraban con la policía española, minando con sus sustancias la combatividad de la juventud de Euskadi. Según otros, entre ellos el escritor Roberto Saviano (Gomorra), ETA les eliminaba para así librarse de competidores en un mercado crucial para sus finanzas. El debut de Ana Díez en el cine de ficción narra este estado de cosas a partir de la amistad entre un camello de poca monta y un terrorista.

¿Merece la pena verla? Díez se esforzó por que su película resultase lo más neutral posible, lo cual le valió una fulminante condena del entorno abertzale. El Ministerio del Interior, por su parte, puso todas las trabas posibles a su rodaje considerándola proetarra. De ahí que Ander y Yul se merezca, al menos, los galones debidos a la valentía.

La blanca paloma (1989)

Tras El caso Almería, volvemos a encontrarnos con Antonio Banderas en una película de temática terrorista. El malagueño se pone aquí en la piel de un jarraitxu de origen inmigrante, enamorado de la hija (Emma Suarez) de un notorio españolista (Paco Rabal) cuyo bar da título al filme. Todo acabará en lágrimas, claro.

¿Merece la pena verla? Pese al nivel de su reparto, La blanca paloma patina en muchos aspectos. Como, por ejemplo, que los dos bandos en conflicto sean representados como malos de cuento más que como fuerzas sociales y políticas.

Días de humo (1989)

Alcoholizado y con las esperanzas bajo cero, un etarra que huyó a México durante el franquismo vuelve a un País Vasco en el cual (se supone) impera ya la democracia. Si otros filmes de este informe fueron objeto de las iras del independentismo radical, esta película (según la Filmoteca Vasca) resultó ninguneada en el Festival de San Sebastián por posicionarse a favor del entorno de ETA.

¿Merece la pena verla? Con ninguneo o sin él, la penúltima película de Antonio Eceiza (De cuerpo presente) se llevó un premio especial en el certamen donostiarra. Ahora bien: su principal postulado (que no hay diferencia entre la dictadura española y la democracia española) puede escocer.

Amor en off (1992)

Koldo Izagirre, guionista de Días de humo, se pone tras la cámara en esta trágica historia sentimental. Mónica Molina, novia de un preso etarra, halla un nuevo amor en la persona de Patxi Bisquert. Aunque el terrorista (Fernando Guillén Cuervo) la anima a rehacer su vida, el entorno abertzale se muestra mucho menos comprensivo. Un The Boxer en el Cantábrico, vamos.

¿Merece la pena verla? Al igual que Ander y Yul (y pese a partir, como ella, de una óptica independentista), Amor en off se ganó ataques desde las páginas del diario Egin, el cual llamó a un boicot contra su estreno.

Sombras en una batalla (1993)

Carmen Maura, ex terrorista exiliada en Portugal, se enamora de un desconocido (Joaquim De Almeida) que participó como mercenario al servicio del Estado Español en la guerra sucia de los 80. ¿Suena trágico? No te haces idea…

¿Merece la pena verla? Como los buenos vinos, el cine de Mario Camus gana con el tiempo. Además, aquí nos podemos dar el gusto de ver cómo el cineasta reparte estopa a ambos bandos, sin distinción.

Días contados (1994)

Muchos años después de La muerte de Mikel, Imanol Uribe vuelve a aproximarse al mundo de ETA con las peripecias de Carmelo Gómez, sanguinario terrorista enamorado de la yonqui Ruth Gabriel. Javier Bardem, Candela Peña y Karra Elejalde también aparecen en un filme más cercano al cine de género que al documento social.

¿Merece la pena verla? Dada su fecha de estreno, Días contados fue la primera aproximación al terrorismo vasco que muchos jóvenes (hoy treintañeros) pudieron ver en pantalla grande, y fue aclamada en su día con la Concha de Oro en Donosti.

Yoyes (2000)

Tras un largo exilio, la muerte de su marido y la misteriosa desaparición del etarra Eduardo Moreno ‘Pertur’ (supuestamente asesinado por sus propios compañeros), la dirigente terrorista Dolores González ‘Yoyes’ volvió a España en 1985, renunciando formalmente a la lucha armada pero sin capitular con el Estado Español. Un año más tarde, su ex compañero Antonio López Ruiz ‘Kubati’ acababa con ella en su pueblo natal (Ordizia) tiroteándola en presencia de su hija. En esta película, Ana Torrent se pone en su piel.

¿Merece la pena verla? Pese al interés de su asunto, al arte interpretativo de la Torrent, y a la buena labor narrativa de la debutante Helena Taberna, Yoyes ha quedado algo olvidada con el tiempo.

La pelota vasca. La piel contra la piedra (2003)

En su debut largo, Vacas, Julio Médem ofreció una mirada personalísima, onírica y terrorífica a las raíces de la violencia en el País Vasco. Aquí, el cineasta apostó por lo objetivo con un larguísimo documental (su versión completa supera los 400 minutos) en el que trata de desenmarañar el conflicto a través de entrevistas con implicados de todos los bandos. Bueno, no de todos: el Partido Popular se negó a colaborar en la cinta, y la Asociación de Víctimas del Terrorismo organizó un boicot en la gala de los Goya 2004.

¿Merece la pena verla? Maratoniana en su duración, La pelota vasca obliga al espectador a escuchar tanto al ex presidente Felipe González como al líder abertzale Arnaldo Otegi. Reconozcamos su valor por ello.

El Lobo (2004)

Eduardo Noriega encarna a José María Loigorry, un agente de los servicios secretos franquistas infiltrado en la cúpula de ETA. La película está basada en el caso real del operativo Mikel Lejarza, en paradero desconocido desde 1975.

¿Merece la pena verla? Mejor será que reformulemos la pregunta: ¿están las heridas causadas por ETA lo bastante frías como para que esta historia sea el pretexto de un thriller?

GAL (2006)

Coproducida, al igual que El Lobo, por El Mundo TV, esta película firmada por Miguel Courtois nació con la intención de contarnos la otra cara de la moneda. Es decir, la campaña de terrorismo de estado que, con el pabellón de unos pretendidos Grupos Antiterroristas de Liberación, se llevó a cabo en Euskadi entre 1983 y 1987.

¿Merece la pena verla? Dejando aparte que Jordi Mollá ejerza como trasunto del comisario José Amedo, GAL nació lastrada por la sombra de la parcialidad, dada su entidad productora. A buen entendedor…

Clandestinos (2007)

Un argumento (inspirado en hechos reales) de Eloy de la Iglesia, sobre el romance entre un joven abertzale y un maduro guardia civil, fue puesto finalmente en imágenes por Antonio Hens, causando no poca polémica en el proceso. La cual, para más INRI, se debió más a una portada de la revista gay Zero que a la película en sí.

¿Merece la pena verla? Sí, si eres fan de De la Iglesia, o si quieres ver los turbios asuntos en los que andaba metido Israel González antes de convertirse en el Borja de Física o Química.

Tiro en la cabeza (2008)

Exacto: se trata de esa película sin diálogos, rodada solo en planos generales y sin un argumento claro, en la que Jaime Rosales (La soledad) especulaba sobre la conducta cotidiana del responsable del asesinato de dos guardias civiles en Capbreton (Francia).

¿Merece la pena verla? Tiro en la cabeza recibió críticas de lo más opuestas, tanto en el aspecto político como en el estrictamente fílmico. Como en tantas otras cosas, todo es una cuestión de puntos de vista…

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