Con la fama de simpático que tiene Keanu Reeves, con esos modales tan de señor y esa sonrisa que pone cuando habla de sus películas, ¿por qué nos da tanto yuyu charlar con él? Sencillo: después de ver John Wick 4, impone lo suyo encontrarse frente a Baba Yaga en persona, ese ministro de la muerte que vuelve a dejar un rastro de sangre en la nueva entrega de la saga.
Sin embargo, el actor se guardó la pistola y el resto de instrumentos letales (lápices incluidos) para charlar a gusto sobre su regreso como el asesino más elegante en el mundo siniestro de la Alta Mesa. Todo ello en un filme dirigido por Chad Stahelsky, su viejo amigo y doble de acción en la saga Matrix, que bate todos los récords del serial tanto en duración como en body count.
Acompañado en el filme por Bill Skarsgârd, Donnie Yen, Hiroyuki Sanada y Rina Sawayama, además de por los ya habituales Laurence Fishburne, Ian McShane y ese Lance Reddick al que tanto echaremos de menos, Reeves admite que la popularidad de John Wick es uno de esos milagros que a veces se dan en Hollywood, ya que la saga empezó como un proyecto 'de autor' y no está respaldada por ninguna major.
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