'John Wick': Nuestros baños de sangre favoritos de la saga (hasta ahora)

Celebramos el estreno de 'John Wick: Capítulo 3 - Parabellum' recordando las masacres más espectaculares a cargo de ese Keanu Reeves trajeado.
'John Wick': Nuestros baños de sangre favoritos de la saga (hasta ahora)
'John Wick': Nuestros baños de sangre favoritos de la saga (hasta ahora)
'John Wick': Nuestros baños de sangre favoritos de la saga (hasta ahora)

Corría 2014, todos éramos jóvenes e inocentes y la perspectiva de una película de acción con Keanu Reeves trajeado nos daba una pereza supina. No en vano John Wick llegó a España casi de tapadillo. Pero estábamos equivocados, y mucho. Con el paso de los meses, y con el estreno de John Wick: Pacto de sangre en 2017, la saga de asesinatos estilosos creada por el actor, el guionista Derek Kolstad y el director Chad Stahelski (viejo amigo de Reeves desde que trabajó como su doble en Matrix) se convirtió en un referente del género. Y piensa seguir siéndolo hasta que el cuerpo aguante y le dure la furia por aquel perro asesinado.

Ahora, John Wick: Capítulo 3 - Parabellum llega a los cines españoles para recordarnos que los apuñalamientos, los tiros a bocajarro y los lápices insertados por vía ocular siguen siendo material fílmico de primera. Solo hay que rodarlos con la sofisticación adecuada. Y mientras esperamos a saber cómo acaba la carrera contrarreloj del señor Wick, nos deleitamos recordando las escenas de violencia más espectaculares del serial… hasta el momento.

El asalto a la casa (John Wick)

Un tatuaje ("La suerte ayuda a los audaces"). Una nana en ruso. Y dos palabras en el mismo idioma que acabarían convirtiendose en una seña de identidad: "Baba Yaga". Después de que esa sabandija de Iosef Tarasov (Alfie Allen, el Theon de Juego de tronos) le quitara los últimos recuerdos de su esposa muerta, Keanu arrancó su particular versión ultraviolenta de Colega, ¿dónde está mi coche? respondiendo con contundencia a un asalto a domicilio. Y, como postre, esa impagable (y amistosa) conversación con el policía.

El club Círculo Rojo (John Wick)

Tras haber puesto un santo terror en los corazones de la Mafia rusa, Wick se lanza a una de sus masacres más emblemáticas… que además es un guiño cinéfilo a El círculo rojo, modélico thriller estrenado por Jean-Pierre Melville en 1970. Con su fotografía estilizada, su regodeo en las situaciones inverosímiles a la par que molonas, su musicón de Le Castle Vania (seudónimo del compositor y DJ Dylan Eiland) y su elegante ausencia de cámaras temblonas y trucos baratos de montaje, esta escena queda como el momento fundacional del 'estilo Wick'. Alabada sea.

El garaje (John Wick: Pacto de sangre)

Tras otro tributo a los clásicos del cine (Buster Keaton, nada menos, en esta ocasión), Pacto de sangre nos deja claro desde el principio con quién nos estamos jugando los cuartos: "Un hombre centrado, dedicado, pura fuerza de voluntad". Normal que a Peter Stormare se le caiga el teléfono de las manos, primero, y después invite al señor Wick a un chupito de vodka: después de la masacre que el susodicho ha montado en el garaje de su banda, cualquiera le niega un trago.

Las catacumbas (John Wick: Pacto de sangre)

Primero, un asesinato one on one que se queda a medio gas, puesto que la víctima (Claudia Gerini) decide autoinmolarse. Después, un tiroteo en olor de multitudes (y con Le Castle Vania marcándose un cameo como DJ de la fiesta). Y, finalmente, una persecución subterránea en la que no sabemos qué labor nos alucina más: la del director de fotografía Dan Laustsen, la del montador Evan Schiff o la del propio Keanu, por su capacidad para barrer con un pequeño ejército de asesinos sin arrugarse el traje.

El lápiz (John Wick: Pacto de sangre)

Tras haber obligado a John a aceptar un último trabajito, el pérfido Santino D'Antonio (Riccardo Scamarcio) ha lanzado sobre él a todos los asesinos de Nueva York. El resultado es un cursillo de montaje paralelo en el que un señor Wick cada vez más hecho polvo sobrevive a agresiones de todo tipo… hasta que finalmente (y a instancias de un Keanu Reeves empeñado en rodar la escena) nos demuestra que aquello de los tres tipos y un lápiz no iba de farol.

La sala de los espejos (John Wick: Pacto de sangre)

Según Chad Stahelski, todos los expertos a los que consultó sobre cómo rodar esta escena le dijeron que ni se molestara en intentarlo. Pero el director y su estrella perseveraron y, aunque les costó tres meses de trabajo, lograron algo que todo el mundo daba por imposible: un tiroteo equiparable al combate final de Bruce Lee en Operación dragón. ¿Sus secretos? Una coreografía medida al milímetro en la que también participaron los cámaras y un poquito de CGI. ¿Logrará Parabellum superar este momentazo?

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