¿Fue 1996 el mejor año de cine que has conocido?

'Independence Day', 'Misión: Imposible', 'Twister', 'Sleepers', 'Rompiendo las olas', 'Trainspotting' o 'Tesis' tienen algo en común: se estrenaron el mismo año.
¿Fue 1996 el mejor año de cine que has conocido?
¿Fue 1996 el mejor año de cine que has conocido?
¿Fue 1996 el mejor año de cine que has conocido?

Una vez que el verano ha quedado definitivamente atrás y que 2016 entra en su recta final, ha llegado el momento de recordar que se cumplen 20 años de 1996, la cosecha con la mayor concentración de peliculones que puedas recordar. Vamos a ir mes a mes para demostrarlo.

ENERO

seven

Tras las doce uvas, seguro que cualquiera de nuestras conversaciones de Nochevieja giraban en torno a la sentencia del Caso Bosman, resuelto unos días antes, o del esperadísimo final de Farmacia de guardia que había tenido a medio país pegado a la televisión. Pero es de imaginar que entre conversación y conversación sobre fútbol y televisión, se filtraran comentarios sobre algunos éxitos del año anterior que seguían en cartelera, como GoldenEye; Babe, el cerdito valiente; La Red o Two Much.

No pasaría mucho hasta que esas conversaciones cinéfilas quedaran desfasadas, ya que la primera sorpresa del nuevo año llegaría muy muy pronto. El día 12 de enero se estrenaba Seven, un éxito de taquilla en el que más de uno pagó la entrada para ver a Brad Pitt y Morgan Freeman y en el que terminó descubriendo a un director cuyo nombre ya no olvidaría jamás: David Fincher.

Tras esta película que ya por ella misma justificaría este revival de 1996, llegaría un goteo de clásicos noventeros como Profesor Holland, La letra escarlata, Sudden Death (aquella mezcla de La jungla de cristal y Domingo Negro en versión Van Damme y estadio de hockey), La isla de las cabezas cortadas o dos estrenos que por entonces se creían, firmes candidatos al Óscar a mejor canción original, Esperando un respiro y Mentes peligrosas.

¿Parece que el año empezaba fuerte?, pues todavía quedaba que a finales de mes desembarcara una Showgirls que por aquel entonces nadie pensaba que algún día sería una película de culto.

FEBRERO

heat

El segundo mes del año arrancaría con una película destinada a robar corazones de adolescentes, Diario de un rebelde, pero por encima de todo, iba a ser un mes de reencuentros: el de Robert De Niro y Al Pacino, que compartían plano por primera vez en Heat; el de Joe Johnston con el público infantil, al que regresaba con Jumanji; el de Martin Scorsese también con De Niro, ya que el día 19 llegaba Casino a los cines de nuestro país o el de Woody Allen con su propio universo, puesto que estrenaba Poderosa Afrodita.

https://youtube.com/watch?v=LG5GxARepqM

Otros títulos de este febrero fueron Cómo conquistar Hollywood, Nunca hables con extraños, Éxtasis o El odio, que llegaba a nuestro país con bastantes meses de retraso. Mención especial hay que hacer al estreno de Caza legal y aquel momento en que parecía que las supermodelos de los 90 iban a convertirse en actrices.

MARZO

toystory

Si febrero había sido un mes potente, marzo llegaba con algunas de las favoritas de una ceremonia de los Oscars en la que Whoopi Goldberg daría un discurso que hoy todavía es recordado por las últimas generaciones de cineastas (pero sobre eso hablamos otro día). 12 Monos, Pena de muerte y Nixon desembarcaban en nuestra cartelera dispuestas a conseguir un empujón de espectadores gracias a sus candidaturas, pero también lo hacía una película de animación que con sus tres nominaciones (y un premio por su contribución técnica) iba a llegar para poner un punto y aparte en la historia del cine. Su nombre era Toy Story y en España se estrenó aquel lejano 15 de marzo de 1996.

Y entre tanta película premiada también había espacio para el regreso de un artesano de la adrenalina y el entretenimiento de los 90 como John Woo, que unía a Travolta y Christian Slater (y Samantha Mathis) en Broken Arrow: Alarma Nuclear.

ABRIL

abiertohastaelamanecer

Tras la avalancha de los Oscars, el dúo Robert Rodriguez y Quentin Tarantino, en la cima de su poder noventero, hacía acto de presencia con Abierto hasta el amanecer. Y no aterrizaban mal acompañados en la taquilla puesto que con ellos se estrenaban películas muy del momento como Un vampiro suelto en Brooklyn; Clueless, fuera de onda; Antes y Después o City Hall, la sombra de la corrupción.

Pero si algo fue aquel abril es, por encima de todo, el mes de los nuevos talentos del cine español. Por un lado, Álvaro Fernández Armero e Isabel Coixet estrenaban sus segundas películas, Brujas y Cosas que nunca te dije, respectivamente. Y por otro, el día 12 llegaba Tesis, el debut de un chico que José Luis Cuerda había descubierto viendo unos cortometrajes rodados en vídeo y que respondía al nombre de Alejandro Amenábar. El resto, como diría Hamlet, es silencio.

MAYO

hackers

Como si se sintieran ofendidos porque abril terminara siendo el mes que hoy asociamos con Amenábar, la pareja de oro de Miramax, Rodriguez y Tarantino, regresaban solo un mes más tarde en lo que era el equivalente indie de un supergrupo musical, ya que unía los talentos de los dos directores con otros dos cineastas valorados por entonces pero hoy injustamente olvidados: Allison Anders y Alexandre Rockwell. Entre los cuatro dirigieron Four Rooms, una oda generacional que en su momento se publicitó con Madonna como principal reclamo.

Junto a Four Rooms y bajo una paranoica visión de las redes de comunicaciones que se extendía por diferentes películas y con la que Hitchcock hubiese tenido un filón, llegaba Hackers, película cuya dirección de arte por sí sola justificaría la existencia de los años 90 y en la que la prensa nos contaba que la joven actriz que salía era hija de Jon Voight, una tal Angelina Jolie.

Entre el derroche indie de un lado y el Internet en pañales del otro, quedaba espacio para Tierra, la nueva película de Julio Medem que llegaba tras pasar por el Festival de Cannes; para un clásico de los videoclubes de la época como sería Las dos caras de la verdad y para Girl 6, la reaparición en escena de Spike Lee en la que Tarantino hacía un cameo (un momento... ¿pero estos dos se llevaban bien por aquel entonces?).

JUNIO

fargo

A falta de terminar el mes parecía que A Wong Foo, gracias por todo, Julie Newmar estaba destinada a ser lo único reseñable de todo junio. Sin embargo, el día 21 llegaba Fargo, la película con la que los hermanos Coen regresaban al cine tras El gran salto (visto hoy, no deja de ser curioso -quizá no- que dos películas del 96 como Fargo y 12 Monos hayan dado pie a sendas series de televisión recientes).

Fargo se convirtió en la favorita de muchos espectadores y en toda una película de culto que fue aguantando y aguantando en cartelera ante la falta de rivales, puesto que lo único que iba asomando por las salas eran películas veraniegas de perfil medio como Drácula, un muerto muy contento y feliz (primero de los dos envites estivales de Leslie Nelsien, que en agosto estrenaría Espía como puedas); The Quest (el debut como director de Jean Claude Van Damme) o Flipper.

¿Y por qué llegaban tan pocos estrenos? Bien, para descubrir eso hay que viajar al siguiente mes...

JULIO

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El verano siempre ha sido tiempo de blockbusters y sin esperar mucho, llegó el primero. El 5 de julio se estrenaba Misión: Imposible, la resurrección de la antigua serie de televisión con Tom Cruise como principal reclamo y con Brian De Palma haciendo lo que mejor ha sabido siempre hacer. La campaña mediática dominó todo, desde portadas de revistas a trailers en televisión pasando por anuncios en prensa y oscureció cualquier otro estreno de ese fin de semana como La tienda o Los Teleñecos en la Isla del Tesoro. De hecho, Misión: Imposible eclipsaría cualquier otro estreno durante varias semanas y solo a finales de mes podría asomar las orejas una película capaz de arañarle algún espectador al agente Ethan Hunt. Se trataba de Twister, toda una revolución en los efectos especiales hechos por ordenador y en la que el antiguamente director de fotografía Jan de Bont seguía empeñado en marcarse homenajes a Stanley Kubrick sin venir muy a cuento. En este caso, el tornado arrasaba un cine en el que proyectaban El Resplandor.

¿El resto de estrenos del mes? Chungking Express, El sustituto, Barb Wire (un producto más de los 90 que ver Doctor en Alaska en La 2) o Un loco a domicilio. Ni tan mal.

AGOSTO

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Entre los agentes de la Fuerza de Misión Imposible y el tornado, la cartelera parecía un sitio intratable, pero como había hueco para bastantes gallos en el gallinero (o lo que es lo mismo, había muchas salas de cine), seguían surgiendo películas que esperaban coger su porción del pastel veraniego. Así, el viernes 9 nos encontrábamos con La Roca, en la que un resucitado Sean Connery y un Nicholas Cage que acababa de ganar el Oscar se ponían a las órdenes de un señor llamado Michael Bay del que por aquel entonces no sabíamos apenas nada. Después de tal exhibición de sudor y casquillos de bala, un clásico, Arnold Schwarzenegger regresaba para hacer aquello en lo que no ha tenido rival y estrenaba Eraser (Eliminador), intento de volver a sus mejores registros y para el que le pusieron de acompañante a Vanessa Williams, la primera afroamericana en hacerse con el título de Miss América.

Pero como las taquillas veraniegas no sólo beben de testosterona hollywoodiense, hubo espacio para algo de cine español como Demasiado caliente para ti (cuya publicidad -alucina- la vendía como ¡¡Refrescante como un cubata y divertida como un calimocho!!) o Pon un hombre en tu vida, además de cine de autor como La mirada de Ulises (que llegaba con mucho retraso), Los hermanos McMullen (ahí conocimos a Edward Burns) o Cold Fever, una cinta islandesa con protagonista japonés que alguien debería rescatar y lanzar en BluRay.

Incluso un clásico moderno como John Landis tenía su hueco en la taquilla de agosto y el día 9 estrenaba La Familia Stupid. Y ahora, antes de seguir… todos con Tom Arnold a cantar aquello de "Yo mi abuelo soy".

SEPTIEMBRE

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El final del verano quedaba marcado por la aparición de Independence Day que desembarcaba el día 13 para recoger el testigo de Misión: Imposible, todavía viva en la taquilla. Los alienígenas, Will Smith, Jeff Goldblum, el humo de la victoria, el discurso de Bill Pullman y todo el pack de Roland Emmerich crearon un fenómeno a escala mundial que la hizo a ser la película más taquillera de todo el 1996 y la segunda de mayor recaudación (hasta ese momento) de toda la historia del cine.

El fenómeno nos llegaba con una campaña patrocinada por una Apple a la que le quedaban bastantes años para inventar el iPhone y gracias a la cual podías ganar un Macintosh Performa con la entrada del cine. Esa semana apenas se atrevieron a asomar otros estrenos, como fue el caso de las españolas Tengo una casa y Los Porretas.

En cuanto la tormenta extraterrestre empezó a pasarse, asomaron otras películas hoy recordadas como Tormenta blanca, Striptease, Jóvenes y brujas, y Tiempo de matar, con la que más de un espectador descubrió a Matthew McConaughey. Pero la auténtica sorpresa del mes llegaría al final del todo, cuando tras su paso por el Festival de San Sebastián, se estrenó Trainspotting, la cinta de Danny Boyle que se nos prometía como “La nueva Naranja Mecánica” y para cuyo estreno español se anunciaba que el doblaje había sido dirigido por Santiago Segura.

Independence Day y Trainspotting juntas en cartel… curiosamente dos películas a las que ahora asistimos a sus secuelas… Nada más que añadir, señoría.

OCTUBRE

beautifulgirls

Si hubiera que buscar una forma de explicar en toda su extensión qué fue el indie de los 90 pasado por el filtro Miramax, nada lo resumiría tan bien como una película que llegaba a los cines españoles aquel 11 de octubre: Beautiful Girls.

La película de Ted Demme amanecía a una cartelera en la que la dictadura de Trainspotting e Independence Day todavía se podían ver y en la que tenía otros huesos duros de roer: Lone Star, Mulholland Falls, Taxi (la de Carlos Saura) y Phenomenon.

Y por si tal acumulación de películas no fuera lo suficientemente apetecible, en las siguientes semanas se irían agolpando (toma aire y prepárate a alucinar) El último viaje de Robert Rylands, Beautiful Thing, Secretos y mentiras (que llegaba con su Palma de Oro bajo el brazo), Dragonheart (que siguiendo la moda de los patrocinios y concursos del mundo de la informática, venía apadrinada por Acclaim y Verbatim), Sangre y Vino (¿Qué fue de esa película?), Restauración, La camioneta, Rompiendo las olas, El último hombre, Tin Cup, Dead Man, Reacción en cadena, En honor a la verdad, Crash (la de Cronenberg, claro) y 2013: Rescate en Los Ángeles, para cuya promoción, John Carpenter y Kurt Russell pisaban Madrid.

Ojalá todos los meses de nuestra vida tuvieran esos estrenos.

NOVIEMBRE

elfuneral

Semejante octubre tenía que dejar algún tipo de resaca y noviembre pagó las consecuencias. Solamente Abel Ferrara con El funeral, Gerardo Vera con La Celestina o Pilar Miró con El perro del hortelano parecían atreverse con los estrenos que colgaban del mes anterior (al loro con el detalle, La Celestina y El perro del hortelano, mano a mano en la taquilla; el Stendhal de un profesor de literatura).

Hubo que esperar hasta el último fin de semana para que apareciera el único candidato con el aplomo suficiente como para reclamar un hueco en el palco de honor de 1996. Fue (cómo no) Tony Scott, que el 29 de noviembre veía cómo en nuestro país se estrenaba Fanático, un thriller con Robert De Niro y Wesley Snipes que aquel día abrió los periódicos con el reclamo publicitario EL MIEDO TE GOLPEARÁ HOY (¿dónde han quedado aquellos taglines de los 90?).

Por el mes también asomaron algunos otros clásicos como Al Pacino en Looking for Richard o Dustin Hoffman en American Buffalo, además de El jorobado de Notre Dame, con la que Disney parecía anunciar que quedaba poco para la Navidad.

DICIEMBRE

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No pasaría ni una semana hasta que otros dos fenómenos de los noventa irrumpieran en nuestros cines. El 5 de diciembre, con la Navidad a las puertas, Barry Levinson llevaba Sleepers a las pantallas y Renny Harlin, con un guión de Shane Black que había batido récords de precios, estrenaba Memoria letal, la segunda película que traía a España en un año.

El mismo fin de semana quedaba inaugurada la temporada familiar con Un padre en apuros y Schwarzenegger intentando encontrar un muñeco Turbo-Man para regalar. Pero al futuro Gobernador de California no tardaría mucho en surgirle competencia y apenas una semana después, Stallone ponía su granito de arena al 1996 para felicitar las fiestas con Daylight (Pánico en el túnel), el último taquillazo del año.

El resto del mes se completaría con películas más o menos navideñas como Matilda; The Phantom, el héroe enmascarado o aquella versión de Pinocho con Martin Landau que se tituló Pinocho, la leyenda.

Todos estos títulos se mantuvieron durante semanas, llegando a coincidir con los primeros superestrenos de 1997 como Rescate (Ransom); Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto; Tú asesina, que nosotras limpiamos la sangre o El amor perjudica seriamente la salud. Pero eso es otra historia, probablemente una para contar a finales de 2017.

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