"No cuentes el final de 'Maligno' a nadie": James Wan, en guerra contra los spoilers

La nueva película de terror del director de 'Insidious' y 'Expediente Warren' llega a los cines envuelta en secretismo.
Maligno
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Cinemanía
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No siempre (o casi nunca en la era de la hiperconectividad) se puede decir que una película llegue prácticamente virgen a su fin de semana de estreno. Entendiendo por esa virginidad el hecho de que no se sepa nada sobre ella más allá de su título, protagonistas, un breve planteamiento argumental, el póster correspondiente y un tráiler que no se dedique a destripar. 

Pues bien, este es el caso de Maligno, la nueva película de terror de James Wan, que se estrena en cines el próximo viernes 3 de septiembre. Y lo hace envuelta en el secretismo más absoluto y contundente. Ni siquiera se le ha enseñado a la prensa en España; en EE UU puede que tampoco, o al menos los embargos de la prensa y la crítica aún no se han levantado a tres días del estreno.

Tal es el afán por mantener Maligno en secreto, que ni siquiera se han programado para lo nuevo del director de Insidious y Expediente Warren las típicas proyecciones tempranas de jueves que suelen tener los grandes estrenos antes de los viernes que suelen ser su fecha oficial; algunos títulos, incluso estiran el asunto hasta algunas proyecciones nocturnas de miércoles, ya que todo suma a la hora de ofrecer buenas cifras de recaudación de primer "fin de semana".

James Wan no quiere spoilers

Con el fin de mantener la experiencia cinematográfica lo menos contaminada posible, el propio James Wan ha publicado un mensaje en sus redes sociales pidiendo a los espectadores que acudan este fin de semana al estreno de Maligno que no le cuenten el final a nadie. "Por favor, mantened el final en secreto y no se lo arruinéis a los demás", pide.

Una técnica publicitaria, la de usar el riesgo de posibles spoilers del final de una película como reclamo para que la mayoría de los espectadores interesados opten por ir a verla cuanto antes el fin de semana de estreno, cuyo uso se remonta a estrategas tan ilustres como Alfred Hitchcock. 

De este modo, el británico consiguió que Psicosis (1960) no solo fuera un éxito arrollador en taquilla, sino que cambió la propia forma de plantear la comercialización y exhibición de las películas; por ejemplo, impidiendo la entrada a los espectadores una vez iniciada la proyección.

En lo que respecta a Maligno, queda claro el deseo de James Wan: ir a verla sabiendo lo mínimo posible es lo más deseable. No abundaremos aquí en rumores (ciertamente, malignos) sobre test screenings con reacciones muy malas por parte de los espectadores, ya que eso también puede significar que la propuesta del director, escrita junto a Akela Cooper a partir de una idea de Ingrid Bisu, sea tan radicalmente personal como para no conectar con un público masivo. En cualquier caso, aquí estamos deseando verla.

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