¿Fantasía empoderante o todo lo contrario? Hablemos del final de ‘Una joven prometedora’

La película protagonizada por Carey Mulligan se estrenó recientemente, y la polémica ha estado servida desde entonces.
Carey Mulligan en 'Una joven prometedora'
Carey Mulligan en 'Una joven prometedora'
Carey Mulligan en 'Una joven prometedora'

[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE UNA JOVEN PROMETEDORA]

“Era el único final que me parecía real”. A Emerald Fennell le han preguntado mucho por el final de Una joven prometedora. La película nominada a 5 Oscars se estrenó recientemente en España, facilitando que nuevas voces se sumaran a un debate espoleado desde mediados de 2020: a través de varios medios o de unas redes sociales encantadas de que un film dé tanta conversación. Curiosamente, su volumen no se ha encendido tanto por el retrato de la cultura de la violación (sobre cuya lucidez parece haber consenso) sino por su desenlace. Los últimos minutos de Una joven prometedora, que exacerban el gusto de la directora y guionista por romper expectativas.

Un pequeño resumen. En cierto momento del metraje Cassie (Carey Mulligan) decide llevar su venganza hasta el final contra el hombre que violó (y provocó la muerte) a su amiga Nina, para lo cual traza un arriesgado plan: infiltrarse disfrazada de stripper en la cabaña donde el violador disfruta de su despedida de soltero, y castigarle como se merece. Las cosas no salen como esperaba y Cassie se ve obligada a completar su misión una vez ha sido asesinada, recurriendo a un plan B que consigue mandar a Al Monroe (Chris Lowell) a la cárcel. ¿Es satisfactorio? ¿Es innecesariamente cruel? ¿Contradice todo lo que nos ha contado Una joven prometedora hasta entonces?

En CINEMANÍA hemos recurrido a las voces de varias críticas y cineastas para que nos den su opinión sobre el asunto. Porque sí, hay mucho que hablar sobre Una joven prometedora.

¿Hay que escandalizarse?

Janire Zurbano cree queUna joven prometedora hace de la controversia su arma de venganza definitiva y su desenlace va en la misma línea”. Zurbano, crítica de la casa, cree no solo que Fennell era consciente de las ampollas que iba a levantar este giro, sino que además este ha de ser visto como la derrota definitiva, mensaje de texto mediante, de “uno de los grandes villanos de esta historia: la impunidad”. “Esa impunidad machista cuyo poder destruye y legitima la violencia. Escandalicémonos por ello y no por un final perfectamente acorde al que siempre ha sido el tono del film, retorcido y estimulante”.

¿Significa esto que Cassie ha tenido que inmolarse contra el patriarcado? ¿Que debe ser visto como un gesto triunfal, como que Cassie hizo las cosas tal cual las quería? Beatriz Martínez, crítica de Fotogramas, Cultur Plaza y otros medios, no está tan segura. “Creo que simplemente le ocurre algo que te puede ocurrir cuando te estás metiendo en la boca del lobo. Algo que no le ha pasado antes porque tenía el control de la situación, pero en este caso no lo tiene y termina muerta”. Como insistía Fennell, para Martínez este desenlace sería en efecto una concesión al realismo. “No creo que Cassie quisiera morir, simplemente sabía que estaba jugando con fuego y por eso diseñó este plan B”.

Cassie en la cabaña
Cassie en la cabaña

“Lo único que quería era lo que siempre ha hecho durante este periplo de venganza, que no es la violencia sino encarar a los agresores; que se den cuenta de que son unos monstruos y caiga esa máscara de hipocresía en la que se han amparado dentro de la sociedad”, prosigue. “Todos han sido cómplices, y sin esa máscara se evidencia toda esa podredumbre moral que ella quería denunciar. Y ese final… ese final es algo que podía pasar, porque esto pasa: lamentablemente las mujeres mueren a manos de los hombres. No creo que haya ningún tipo de catarsis vengativa”.

En esta misma línea se pronuncia Marta Trivi, crítica especializada en cultura pop. “El final me parece triste pero totalmente coherente con el resto de la película”. Trivi, de hecho, cree que es un error “ver Una joven prometedora como un rape revenge o como una película empoderante”. “A lo que hemos estado asistiendo siempre es al suicidio de la protagonista a cámara lenta, y como no podía ser de otro modo al final tenía que acabar con su muerte. El problema es que normalmente cuando vemos estas películas con un protagonista deprimido la trama va sobre cómo recupera las ganas de vivir, sea a través del amor o a través de los amigos”.

Algo que Cassie es incapaz de hacer. Su relación con Ryan (Bo Burnham) apunta que hay opciones para que abandone su obsesión, pero el descubrimiento de su complicidad en la violación de Nina las elimina. Descubrimiento que enmarca un gran cambio de tono en la película de Fennell, y que no ha sido del agrado de todo el mundo.

Carey Mulligan y Bo Burnham
Carey Mulligan y Bo Burnham

La coherencia no tiene por qué estar bien

“Todo el ingenio y la sorpresa con la que comienza Una joven prometedora se van diluyendo a medida que se acerca su final”, defiende Marta Medina, crítica de El Confidencial. “La película se vuelve sobreexplicativa y se dejan ver los andamiajes del guion, aunque creo que cuando más se desinfla la película es en el planteamiento del clímax (en este caso anticlímax)”. En opinión de Medina, el mayor problema con respecto a este final es su ejecución, que no está a la altura del metraje precedente. “La secuencia en la cabaña resulta enrevesada y confusa, y el que tendría que ser el momento álgido de la película queda deslavazado”.

Algo que no quita, pese a todo, que este desenlace mantenga la coherencia que hasta ahora parece ser percibida de forma general. “El mensaje que entiendo que quiere transmitir la directora sigue funcionando: uno de los principales problemas de la cultura de la violación es la estructura de protección masculina atávica”. A esta estructura, según Medina, “le quedan dos telediarios”, y dentro del film es la que articulan tanto Al Monroe como su amigo Joe (Max Greenfield) como, en última instancia, el mismo Ryan que no avisa a la policía pese a saber dónde fue Cassie la noche de su desaparición.

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"A la estructura de protección masculina atávica le quedan dos telediarios"

Todo tiene que ver con trasmitir un mensaje: es lo que quiere tanto Fennell como Cassie. “Lo que siempre ha querido Cassie es abrir los ojos de la gente, enfrentarlos a una realidad”, asegura por su parte Martínez. “Hasta que al final cambia de objetivo. La violencia que sufre entonces no es catártica, no hay una intención en ella. Solo sabe que puede pasar y se cubre las espaldas para que los responsables no salgan indemnes. Pasa de ser una venganza en general (contra los hombres) a una particular (los hombres que tuvieron algo que ver con la violación de Nina). Pero desde luego no creo que la película celebre su muerte”.

Es cierto que resulta llamativo que el único punto en el que Cassie decide usar la violencia sea poco antes de morir asesinada, y por mucha lógica que tenga en el esquema de las cosas no deja de abrigar significantes negativos. Blanca Rego, cineasta, considera de hecho que este final es “un chiste efectista que puede parecer ocurrente, pero que en realidad es conservador y machista”. Uno, de hecho, que contradeciría los mismos fundamentos de los que parte Fennell. “El conflicto de la historia radica en el machismo endémico del sistema, y que la protagonista pretenda vengarse con un plan que depende al 100% de que el sistema policial y judicial funcione no tiene ningún sentido”.

“Lo lógico hubiera sido que lo que hace Cassie no sirviese para nada, que se hubiera quedado ahí muerta y enterrada sin consecuencia alguna para los culpables. Pero claro, si haces eso nadie pensaría que eres ocurrente y el público saldría del cine con ganas de cortarse las venas”, insiste Rego. “La ironía vende más que una buena bofetada en la cara. Tal y como termina la película, Cassie tiene muy poco de heroína o de mujer empoderada, y mucho de mártir abnegada que se revictimiza a sí misma. Y este es un discurso más retrógrado que el del rape and revenge clásico, por muy cine de explotación que sea”.

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"El final de 'Una joven prometedora' es un chiste efectista"

Incapaces de superar la cultura heteropatriarcal

Déborah García, historiadora especializada en cine y arte, se muestra igualmente dura con el desenlace. “La película me estaba gustando mucho hasta ese final. No puedo entender por qué alguien decidiría que una mujer que está exponiendo cada uno de los resortes que funcionan dentro de la cultura de la violación (incluso cómo las mujeres a veces damos alas a esta misma cultura) también decida que ese sujeto, esa mujer empoderada y totalmente independiente, acabe siendo asesinada”.

“No puedo entender”, prosigue, “la razón por la que Nina ha de ser víctima tres veces (víctima de la violación, de la exposición y del olvido por parte del sistema) y luego también sea víctima la mujer que la está intentando vengar y enseñándonos cómo funciona esa cultura”. La escritora cuenta cómo en Twitter, tras expresar su rechazo a la película, mucha gente le dijo que no había otro final posible y Cassie debía convertirse en un espejo para que los hombres vieran lo que había hecho. “Me niego a creer que las nuevas ficciones sean incapaces de superar esta cultura cinematográfica heteropatriarcal donde la mujer tiene que ser mártir”, replica.

Carey Mulligan y Laverne Cox con la directora Emerald Fennell
Carey Mulligan y Laverne Cox con la directora Emerald Fennell

Rego alude también a esta problemática, y defiende que la docilidad que transmite explica por qué la película ha tenido tanto recorrido. “En los últimos años ha habido revisiones del rape and revenge muy superiores a esta, tanto en términos cinematográficos como de discurso, y no deja de ser curioso que no trascendieran o siquiera llegaran a estrenarse en nuestro país, como The Nightingale de Jennifer Kent”. “O a lo mejor no es curioso”, apunta. “Porque Una joven prometedora te dice que si tienes un trauma te jodas y te mueras y ya vendrá un policía a arregarlo, y este es un discurso mucho más cómodo que cualquier crítica real a la cultura de la violación y al sistema que la sostiene”.

Y más allá de la comodidad está el asunto de las connotaciones, previstas por Fennell o no. “Cassie tiene que ser puta antes que mártir, tiene que vestirse de stripper primero para poder entrar en el mundo masculino: ha de asumir sus códigos y también su destino. Y me niego. No veo nada empoderante en este final. No veo nada empoderante en que haya dejado escrito lo que sea porque sabía que le podía pasar algo… encima haciendo hincapié en que las mujeres sabemos que siempre nos puede pasar algo, como parte de esa cultura de la violación. Como parte de esa violencia que sufrimos de manera continuada en nuestros cuerpos y nuestras vidas”, explica García.

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"No veo nada empoderante en este final"

La naturaleza deprimente del final de Una joven prometedora parece ser una constante en estas opiniones, y es algo que también asume Trivi. “Como deja claro la película el patriarcado sigue existiendo: no va a acabarse y por tanto la protagonista nunca va a dejar de tener motivos para intentar autodestruirse. Por eso presenciamos su propia autodestrucción. Es triste, pero a nivel discursivo también inevitable.”

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