Entrevista

Bárbara Lennie: “He fantaseado con acompañar a Oriol Paulo a sus shows en China, donde le tiran ropa interior”

La actriz se introduce en la piel de Alice Gould en la adaptación cinematográfica de 'Los renglones torcidos de Dios', la célebre novela de Torcuato Luca de Tena. 
Bárbara Lennie en 'Los renglones torcidos de Dios'
Bárbara Lennie en 'Los renglones torcidos de Dios'
Cinemanía
Bárbara Lennie en 'Los renglones torcidos de Dios'

En 1979, Torcuato Luca de Tena presentó al personaje de Alice Gould en Los renglones torcidos de Dios, una novela que marcó a varias generaciones de lectores españoles. La ambigüedad entre la locura y la cordura de la detective, de incógnito en un hospital psiquiátrico, exhibió la figura de una mujer culta, inteligente, seductora y perspicaz. Unos rasgos que la actriz Bárbara Lennie también ha demostrado a lo largo de sus más de 20 años de carrera, en la que ahora añade el papel de la investigadora.

Con motivo del estreno de la adaptación de Los renglones torcidos de Dios, hablamos con la actriz protagonista sobre este nuevo trabajo con Oriol Paulo, con el que ya había colaborado anteriormente en Contratiempo.

Al recoger el Goya en 2015 por tu papel en Magical Girl, que comparte ciertos paralelismos con Los renglones torcidos de Dios, señalaste que había sido un verdadero 'salto al abismo'. ¿Has sentido lo mismo interpretando a Alice Gould? Cuando las mujeres a las que tienes que encarnar son mentes tan particulares, sí que aparece ese salto al abismo, que básicamente tiene que ver con la salud mental. Para mí es un universo muy fascinante y aterrador, porque los límites entre un mundo y otro son ambiguos, y a veces puedes sentirte atraída. Pero sí que son dos abismos diferentes, que comparten el no saber dónde te estás metiendo. 

¿Has tenido miedo en algún momento a perder el control abordando un papel tan complejo? Creo que en un trabajo como este perder el control es bueno. Pero nunca se me ha ocurrido pensar que estoy perdiéndome a mí misma y no saber dónde estoy. Tan solo son locuras transitorias entre la acción y el corten, que busco y me parecen fundamentales en este oficio. En pocos momentos de la vida puedes perder tanto el control como interpretando. Y es maravilloso. Nunca he tenido miedo a que se me fuera la olla.

Hasta 18 días se internó Torcuato Luca de Tena en el hospital psiquiátrico de Conxo (Santiago de Compostela). En tu caso, ¿cómo ha sido la preparación para una historia de este calibre? Trabajar con mi madre [psicoanalista] fue muy útil, me hizo entender la mente de mi personaje y un análisis de dos patologías, lo que significa la paranoia y lo que significa la personalidad múltiple. Un mapa al que me agarré muchísimo a la hora de interpretar. Son cabezas que piensan de manera muy diferente y que llevan siglos estudiándose. Hay muchos puntos clave acerca de cómo observan la realidad y cómo sacan de ella lo que les interesa. 

De hecho, en el filme hay técnicas de psiquiatría  de los años 80, que impresionan y crean una gran tensión en el espectador. Sí, vino un psiquiatra que era experto en psiquiatría de finales de los 70 y los años 80, y en cómo se hacían los electroshocks y sus repercusiones físicas. Aunque realmente lo más complicado para la realización del filme no fueron estas escenas, sino las que contenían un mayor diálogo, puesto que la fuerza del discurso era fundamental. 

Un juego dialéctico en el que se difuminan los límites entre la locura y la cordura. La película juega al engaño todo el rato. Es lo que le gusta a Oriol [Paulo], que el espectador sea muy activo y tome partido, y se haga preguntas. Yo también era un instrumento para que eso funcionara. Creo que el reto era introducirme en un guion muy completo y en la búsqueda de unos resultados efectivos. Meterme en la piel de Alice Gould era muy complicado.

El filme también supone una lucha de egos entre dos protagonistas, Alice Gould y Samuel Alvar, que os posiciona frente a frente a Eduard Fernández y a ti. ¿Cómo se vivió este enfrentamiento en el set ? Era de lo que más me apetecía. Nuestras secuencias juntos eran muy largas y estructuraban la película. Unas entrevistas con el doctor Alvar que desencadenan el final. A Eduard le conozco desde los 20 años, cuando trabajamos juntos por primera vez en Obaba, después nos encontramos dos veces más. Siempre es un reto muy divertido trabajar con él. 

Alice es un un personaje femenino tremendamente adelantado a su tiempo: una detective rica, con independencia de movimiento y pensamiento. Algo que choca con una sociedad que critica que se salga de la norma ¿Sentiste la importancia de un personaje que marcó a varias generaciones? Es cierto que provengo de una cultura que no es la española [la actriz nació y se crio en Argentina] y no he sido consciente del peso del personaje, ni de la novela, para mucha gente. A medida que entré en el proyecto, mi familia y mis amigos me hablaron de su importancia. Sabía el peso que tenía Alice y que tenía que reivindicarla. Una mujer sobre la que se escribió desde el respeto y que tenía una inteligencia que generaba controversia. Una mujer inteligente y guapa, que no tiene miedo a esconderlo, genera desconfianza. Es lo que me gusta de la película. Es una mujer que entra en un sistema patriarcal, como es el psiquiátrico, y decide que lo va a reventar desde dentro. 

¿Cómo fue tu primer encuentro con la novela escrita por Torcuato Luca de Tena? En España es una novela que han leído hasta las abuelas de nuestros amigos. Yo no la leí hasta que Oriol me mandó el guion, por lo que fue una lectura muy condicionada por la película. Iba buscando las cosas que me iban a servir, y las que no, las desechaba antes, siempre pensando en la adaptación de Uri y cómo lo traería a la actualidad. Una lectura totalmente atravesada por la película. A mí no me obligaron a leerla en el instituto, a mí me hicieron leer Últimas tardes con Teresa [bromea riendo Lennie].

Oriol Paulo es un director que ha triunfado con sus películas en China  ¿Crees que podría volver a repetirse este éxito? No sé, el mundo está tan extraño, y encima hay un montón de restricciones, por lo que no sé qué va a pasar con esta película. Pero ojalá. Me parecería maravilloso y divertidísimo pensar que unas personas a miles de kilómetros puedan disfrutar de la película, con una cultura a priori tan diferente. He fantaseado con la idea de acompañar a Uri a esos shows en los que participa, donde le tiran ropa interior, como si fuera Ronaldo. Es increíble. 

Sorprendentemente, tu imagen no se viralizaba hasta el estreno de la serie El desorden que dejas (Netflix), a pesar de tu extensa carrera. ¿Cómo vives este auge del streaming? Al final he hecho mucho cine independiente y de autor, que ha viajado por un montón de países y ha tenido mucho prestigio en festivales y premios. Pero, para que la gente te conozca masivamente, tienes que hacer productos en plataformas y que funcionen bien. Yo tengo un perfil en el que no hago tanto hincapié en mi personalidad, pongo mi trabajo por encima de eso. Percibo que a mucha la gente le sueno, pero luego me ven como una persona normal en la vida real, por lo que no me relacionan con lo que ven en pantalla. 

Me parece un gran privilegio conservar algo de intimidad y compaginar una serie como El desorden que dejas con películas como El agua, de Elena López Riera, o Los renglones torcidos de Dios. Creo que no es fácil que las carreras sean heterogéneas, porque parece que siempre hay que hacer lo mismo. Creo que esos moldes están ahora un poco más desdibujados. 

¿Eres consciente de que incluso antes del estreno de Los renglones torcidos de Dios ya suenas para las quinielas de los Goya 2023? [Sorprendida y sonriendo] ¿En serio? Yo feliz, porque ya voy a poder beber y celebrar, después del embarazo. Ya solo con estar nominada me parecería lo más, pero el año que estrené La enfermedad del domingo, Petra, El reino y Todos lo saben fue muy desconcertarte, puesto que no me nominaron a nada. Desde entonces creo que lo de los premios es una lotería, depende de muchos factores. Cuando te toca uno es genial, pero el valor de lo que haces no tiene que estar ligado a eso. Ahora, si eso ocurre.... pues fenomenal.

¿Te veremos algún día dar el salto a Hollywood? Es imposible que no te hayan llovido las ofertas. Me han llegado propuestas, pero nada muy guay, si no lo hubiera hecho. Creo que para eso hay que ponerle mucha energía. Incluso en los casos en los que algunos actores han hecho incursiones pequeñas fuera, después no han ido a ningún sitio. No es tan fácil. Hay pocos casos como los de Penélope Cruz, Ana de Armas o Javier Bardem. Gente que ha decidido poner parte de su vida en ello. Me parece bonito poder trabajar en el mundo en general, donde hay directores y directoras cojonudos en todas partes. Siento que hay tanto que hacer por ahí...

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