Ella fue la doble de cuerpo de Blake Lively en 'Infierno azul'

Sarah Friend ha pasado sus 22 años de vida en la Gold Coast de Australia, bañando su piel en el Pacífico. Cuando era adolescente, por supuesto que se enganchó a las tribulaciones de Serena van der Woodsen en Gossip Gilr, hasta el punto de que Blake Lively se convirtió en su actriz favorita. Prácticamente, un modelo vital, por mucho que su vida en Bedford junto a su marido Ryan Reynolds quedara un poco lejos de la de Friend al sur de Brisbane. Pero resulta que fue Lively la que llegó a su vida.

Infierno azul, la película de terror escualo con grandes similitudes con Infierno blanco dirigida por Jaume Collet-Serra, se filmó en las playas de Queensland, el estado donde vive Friend. Aunque esta competidora olímpica de natación ya acumulaba experiencia como modelo, no pudo evitar un respingo cuando le comunicaron que había sido contratada para trabajar como doble de cuerpo de Blake Lively en la película. Ella sería la doble de Serena, su ídolo de la infancia. "Era su doble de rodaje, así que tenía que hacer todas las escenas delante de ella para que supiera cómo moverse", declaró la australiana en la publicación local Gold Coast Bulletin. "La medición de mi cuerpo fue una locura incluso antes de conseguir el trabajo. Todo en mí tenía que ser exactamente igual que en Blake, hasta la longitud de mis manos, pies y dedos".

Durante la postproducción, muchos de los primeros planos de movimientos y detalles del cuerpo de Friend acabarían mezclándose en montaje con los que se rodaron de Lively. En el metraje final de Infierno azul, se puede decir que la protagonista Nancy tiene parte de ambas mujeres. Para la australiana, la mayor emoción era acudir cada día al rodaje y estar con la actriz, así como su pareja y su hijo. "[Blake] era norma y encantadora. Su pequeño bebé saludaba a todo el mundo, Ryan [Reynolds] hablaba con todos y se interesaba por cómo nos iba", recuerda Friend de lo que suena como un rodaje muy familiar y agradable. "Al acabar de rodar, [Blake Lively] salía corriendo y hacía fotos con los móviles de todo el mundo; incluso aunque acabara de llorar y todavía tuviera maquillaje goteando por la cara, se hacía selfies".