El hijo de Salinger fue el Capitán América de los 90

Este fin de semana se da un curioso fenómeno. Por un lado, se estrena Rebelde entre el centeno, el biopic del (huraño) escritor J.D. Salinger, mientras que por otro, Vengadores: Infinity War sigue en su vertiginoso rumbo de conquista de todos récords posibles.

Pero, ¿Qué demonios pueden tener que ver dos películas tan opuestas?

Pues sin ir más lejos, un nombre: Matt Salinger.

Matthew Robert Salinger, nombre real del personaje en cuestión, nació en 1960, fruto de la relación entre el autor de Franny y Zooey (no todo es Holden Caulfield en la obra de Salinger) y la psicóloga Claire Douglas, segunda pareja del escritor y con quien además tuvo otra hija de infausto recuerdo para el escritor, Margarett Salinger.

Tras graduarse en arte dramático, Matt debutó como actor en 1984 con un pequeño papel en La revancha de los novatos.

A pesar de tener un debut en una película tan sonada, el actor de los Salinger terminaría recorriendo los repartos de varias TV-Movies de los años 80 con papeles bastante tremendos y olvidables. Parecía que su carrera había empezado y terminado con la famosa cinta de Jeff Kanew.

Paralelamente a esto, el productor todoterreno Menahem Golan, antiguo magnate de la productora Canon todavía tenía los derechos de adaptación de los cómics de Capitán América (que en aquella época no era algo demasiado cotizado), con lo que puso en marcha una versión cinematográfica para que se estrenara en agosto de 1990, unos meses antes de marzo del 91, fecha en la que el personaje cumplía 50 años y que Marvel iba a celebrar por todo lo alto con cómics como este.

El proyecto tardó en poder rodarse, y aunque cuando lo hizo fue con muchísimo menos presupuesto del requerido, lo hizo con una curiosidad... Matt Salinger, el hijo del escritor más misterioso (con permiso de Thomas Pynchon) de la literatura norteamericana, sería su protagonista, encontrando así la puerta que le volvía a llevar al corazón de la industria.

Pero, lejos de lo que pensaba, Salinger jr. sufrió de todo, paseándose por un rodaje en el que había muchísimo menos dinero del que le habían prometido y en el que le pegaron dos orejas de goma al traje en lugar de hacerle agujeros para que introdujera las suyas. De hecho, el caos vivido no fue solamente para él y el propio director, el hawaiano Albert Pyun, todavía maldice aquel rodaje, intentando explicar que nada se pudo hacer como estaba planeado.

Tal fue el desastre que para cuando la película se estrenó, salió como un directo a vídeo y Matt Salinger, desesperado por el follón en el que se había metido, empezó a coproducir algunos proyectos en los que se metía, como Miserias de guerra.

Muchos años después, cuando el Capi ya iba camino de los 75 años y cuando Joe Johnston y el Universo Marvel empezaron a preparar Capitán América: El primer vengador, Salinger intentó contactar con el equipo, en busca de algún tipo de cameo que le quitara el mal sabor de boca que se había llevado con el vengador de las barras y estrellas.

Nadie le contestó...