Diarrea, enfermedades venéreas o deshidratación: los riesgos laborales de James Bond ignorados en el cine

Un estudio científico investiga los peligros del espionaje más obviados en la vertiginosa vida del agente 007.
Daniel Craig en 'Casino Royale'
Daniel Craig en 'Casino Royale'
Cinemanía
Daniel Craig en 'Casino Royale'

"¿Espera que hable?". "No, señor Bond. Espero que muera". Este diálogo entre el agente secreto James Bond y el supervillano Goldfinger es uno de los más icónicos de la saga 007, pero quizás tanto el bueno de Auric como el resto de archienemigos a los que se ha enfrentado el espía británico no tendrían que haberse preocupado tanto por liquidar a su némesis y simplemente dejar que fuera víctima de su propia imprudencia. 

Un reciente estudio científico ha contabilizado los peligrosos riesgos laborales en los que ha incurrido el agente 007 en el cine, pero prestando especial atención a aquellos que habitualmente se han pasado por alto durante 25 películas. No los peligros derivados de las misiones mortales en las que se suele ver involucrado James Bond para servir a Su Majestad (o salvar el planeta), sino los relacionados con su arriesgado estilo de vida y vertiginosa movilidad geográfica.

Los autores del estudio, procedentes del Centro Médico Universitario de Radboud en los Países Bajos y la Facultad de Enfermedades Infecciosas y Tropicales de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, han realizado esta investigación con fines lúdicos tomando en consideración los 86 viajes internacionales que ha realizado James Bond en las películas oficiales de la saga, desde James Bond contra el Dr. No (1962) hasta Sin tiempo para morir (2021). 

El mundo nunca es bastante peligroso

"Nuestra hipótesis es que los agentes secretos que se preocupan demasiado por el espionaje y el contraterrorismo podrían caer en una mala priorización de las medidas de higiene y medicinales al viajar", exponen los autores. "Dado lo inoportuno que puede ser un ataque de diarrea en medio de una misión, es llamativo que solo se vea a Bond lavándose las manos en dos ocasiones [en toda la saga], a pesar de su gran exposición a multitud de patógenos transmitidos por los alimentos", razonan.

Bond no demuestra higiene de manos, suele comer fruta sin lavar y tampoco presta mucha atención a las recomendaciones del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades relativas a los lugares que visita en diversas películas. Por ejemplo, el estudio señala cómo, a pesar de lo recurrente que son las Bahamas, Jamaica o India en sus viajes, Bond nunca se vacuna contra la malaria, el dengue o la chikunguña. 

También camina descalzo por playas caribeñas, arriesgándose a una erupción por síndrome de migración larvaria cutánea, y no tiene problemas en sumergirse en aguas que pueden estar infestadas con orina de ratas. Una hipótesis que se desliza en el estudio es que el comportamiento temerario de Bond podría estar causado por un caso de toxoplasmosis al entrar en contacto con heces del gato de su archienemigo Blofeld sin haber tenido el cuidado de lavarse las manos después.

El espía que me amó

Dada la escasa higiene que ha demostrado James Bond en el cine, ya sea interpretado por Sean Connery, Roger Moore, Pierce Brosnan, Timothy Dalton, George Lazenby o Daniel Craig, no es de esperar que en el ámbito sexual el personaje demuestre mayor cuidado. Es conocida la promiscuidad del agente secreto (con una media de 2,4 encuentros sexuales por película), lo que lo hace proclive a exponerse al riesgo de enfermedades venéreas dado que nunca se le ha visto emplear preservativos ni medidas de protección.

"La mayoría de sus encuentros dejan poco tiempo para un saludable intercambio de historial sexual con sus compañeras", se afirma en el estudio. También se constata que Bond posee todos los factores de riesgo asociados con mayor frecuencia de sexo sin protección en el extranjero: es un hombre soltero, joven, que viaja solo, bebe y fuma. 

Vicios agitados y mezclados

En lo referente al consumo de alcohol y tabaco, el estudio también se muestra tajante. James Bond podría morir deshidratado en cualquiera de sus películas, ya que solo en tres ocasiones se le ha visto consumir una bebida que no fuera alcohólica; y una de esas veces era agua de mar, por lo que su eficacia para paliar la deshidratación puede descartarse como contraproducente. 

Otro hábito recomendable que tampoco cumple el espía es aplicarse crema de protección solar sobre la piel, a pesar de lo habitual que es en sus misiones pasar largas horas al descubierto y bajo el sol. No obstante, concluye el estudio, el agente 007 sí se puso gafas de sol en 18 de esas ocasiones.

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