"Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas". Un Anillo, y unas aventuras, que lo que atrajeron fueron millones de espectadores de todo el mundo a los cines (¡qué tiempos aquellos!). En España El señor de los anillos: La comunidad del anillo se estrenó el 19 de diciembre y, al igual que las dos siguientes entregas, la trilogía de Tolkien dirigida por Peter Jackson se erigió en un auténtico fenómeno de masas.
Pero ese lejano, y no tan remoto para otros, 2001 también vio nacer otro fenómeno, el de la Harrypottermanía. Puede que la saga literaria de J.K. Rowling ya fuera un descomunal best seller, pero las películas multiplicaron su popularidad.
En el reino Unido, Harry Potter y la piedra filosofal llegó a las salas a mediados de noviembre (el día 30 en España). Y durante una década, hasta Las reliquias de la muerte - parte 2, millones de seguidores pudieron contemplar las evoluciones del mago de Hogwarts y sus amigos al mismo tiempo que sus intérpretes, Daniel Radcliffe, Emma Watson o Rupert Grint crecían, año tras año, ante nuestros ojos y en cada nueva entrega.
Pero, antes que los superhéroes de Marvel y DC se hicieran con el control de las pantallas, ese incipiente siglo XXI dio lugar a un tercer fenómeno, el del auge de los largometrajes de animación, arrasando en taquilla. Y allí tuvimos a un ogro verde de aspecto amenazante y corazón bonachón llamado Shrek y a un monstruo de pelo azul (Sulley) y otro pequeñito de color verde y un solo ojo (Mike), de físico no menos siniestro, aunque igual de inofensivos, en Monstruos, S.A. de Pixar-Disney.
El público también hizo largas olas para ver la adaptación de otro libro superventas británico, El diario de Bridget Jones con Renée Zellweger; o las correrías de George Clooney, Brad Pitt y amiguetes y su plan para atracar varios casinos de Las Vegas en Ocean's Eleven. Mientras Angelina Jolie se convertía en la versión en carne y hueso de Lara Croft, la heroína del videojuego Tomb Raider.
Anthony Hopkins volvía más inquietante que nunca con Hannibal aunque en esta ocasión acompañado de Julianne Moore como agente del FBI (y ofreciendo una de las escenas gore más atrevidas en el cine comercial a costa del cerebro de Ray Liotta). Y en aquel verano llegaría también una modesta producción que obtuvo un inesperado éxito sorpresa, y que con el tiempo se convertiría en una de las sagas más lucrativas de la historia, Fast & Furious (traducida aquí como A todo gas), la primera aventura juntos de Vin Diesel y Paul Walker, ladrón y policía destinados a ser colegas.
Las películas de los Oscar
Y vista la repercusión de El señor de los anillos, parecía que los Oscar, al año siguiente, la iban a encumbrar. Obtuvo 13 nominaciones, pero se impondría Una mente maravillosa.
El biopic dirigido por Ron Howard y protagonizado por Russell Crowe se llevó la estatuilla a la mejor película y la de mejor dirección, hasta un total de cuatro, mientras que los anillos de Peter Jackson tuvieron que conformarse con cuatro en apartados técnicos (efectos visuales, música, maquillaje y fotografía). Dos años después se resarciría con los 11 Oscar de El retorno del rey.
La estatuilla a la mejor actriz fue a parar a Halle Berry por Monster's Ball, y el de mejor actor fue a Denzel Washington por Día de entrenamiento. De paso, los Oscar hicieron historia otorgando los premios de las dos principales categorías de interpretación a afroamericanos.
De la inteligencia de Spielberg a Los Tenembaum
También fue el año en que Spielberg estrenó A.I (Inteligencia artificial), un proyecto de ciencia-ficción del fallecido Kubrick. Los Coen revivieron el cine negro con El hombre que nunca estuvo allí; Woody Allen sedujo a la taquilla con La maldición del escorpión de jade; y Ridley Scott hizo doblete, además de con la citada Hannibal con la bélica Black Hawk derribado.
Autores como Michael Haneke destacaron con la morbosa La pianista, Wes Anderson brilló con su particular familia de Los Tenembaum y Donnie Darko de Richard Kelly se erigió en título de culto.
Reivindicar además el éxito sorpresa de la argentina El hijo de la novia de Juan José Campanella, también la comedia preferida de alguien tan serio como Terrence Malick, Zoolander con Ben Stiller, o el duelo entre francotiradores durante la II Guerra Mundial de Enemigos a la puerta de Jean-Jacques Annaud, a pesar de su fracaso comercial en cines.
No todo iba a ser bueno
En cambio, la que no puedo superar su descomunal batacazo fue la carísima y olvidada comedia Enredos de sociedad, dirigida y protagonizada por Warren Beatty. O un Tim Burton que entró en depresión ante la pobre recepción crítica, no en taquilla, de su remake de El planeta de los simios. Mientras Michael Bay tampoco acabó de cuajar con su visión de Pearl Harbor de casi tres horas de duración.
Títulos que de, una manera u otra, también estuvieron presentes en las nominaciones de los Razzies a lo peor del año. La ganadora en tan poco codiciado premio fue la comedia Freddy el colgado, y a la cantante Mariah Carey la distinguieron como peor actriz por Glitter.
Y una más para olvidar, Vanilla Sky, el remake hollywoodiense de Abre los ojos de Amenábar a pesar de contar con Tom Cruise, Cameron Diaz y repitiendo Penélope Cruz.
Torrente y 'Los otros'
En cuanto a cine español triunfó Alejandro Amenábar y su relato gótico de terror, con giro final incluido, Los otros protagonizado por Nicole Kidman. Un taquillazo además tanto a nivel internacional como en España. Aquí recaudó 27,2 millones de euros.
También arrasó el regreso de Santiago Segura de nuevo en la piel del agente más casposo en Torrente 2: Misión en Marbella. En España recaudó 22,1 millones. Y contando una historia de fantasmas, Guillermo del Toro destacó con la coproducción española El espinazo del diablo.
Los premios Goya coronaron definitivamente Los otros con 8 galardones, mientras que Juana la Loca se llevaría tres (incluido el de mejor actriz para Pilar López de Ayala). Una de las sorpresas de la temporada, Lucía y el sexo con Paz Vega lograría dos, los mismos que Intacto, el debut de Juan Carlos Fresnadillo.
Delicatesen y delirios
Amélie. A La Amélie Poulain de Audrey Tautou se le puede adorar o detestar (porque de opiniones hay de todo tipo), pero Jean-Pierre Jeunet nos dio una de las cimas del cine francés de los últimos 20 años. Un universo muy personal y surrealista, una impresionante galería de personajes estrafalarios, fotografía antológica y música de Yann Tiersen que forma parte de la historia del cine.
El viaje de Chihiro. Una oda a la imaginación y al respeto por las tradiciones de la cultura japonesa. La historia de una muchacha en un balneario para deidades, demonios y espíritus, e intentando librar a sus padres del hechizo que los ha convertido en cerdos, es también la obra maestra del genial Hayao Miyazaki (y no menos excelente es la música de Joe Hisaishi). En Japón se estrenó en julio de 2001, pero a nuestros cines no llegaría hasta octubre del año siguiente.
Moulin Rouge. Rocambolesca, sobrecargada y excesiva. El australiano Baz Luhrmann reinventó el género musical, y los típicos folletines de tramas románticas, trasladándonos junto a Nicole Kidman y Ewan McGregor al colorido y bohemio París de 1900, pero con una banda sonora anacrónica que incluía temas de David Bowie o Christina Aguilera.
Mulholland Drive. La ciudad de Los Angeles como escenario abonado a los sueños de ser una gran estrella. También para las pesadillas, y para los trastornos de la mente y la realidad. David Lynch dirigió su mirada hacía allí, con la complicidad de Naomi Watts y Laura Elena Harring, y el resultado no pudo ser más enigmático y sugerente. En 2016, una encuesta impulsada por la BBC la eligió como la mejor película de este siglo XXI.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios