A la espera de conocer si la Academia de Hollywood impone finalmente algún tipo de sanción a Will Smith por su comportamiento violento durante la 94ª edición de los Premios Oscar, la industria del cine celebra el éxito de filmes como CODA, Dune o Los ojos de Tammy Faye. Unas películas que lograban algunos de los reconocimientos entregados en las categorías principales y despertaban el interés del público sobre la posible compensación económica que reciben los ganadores.
Según el propio reglamento de la Academia, el mérito de los vencedores es reconocido en forma de "trofeo de estatuilla de oro de la Academia". Esto significa que los premiados no reciben dinero alguno a cambio, pero no quita que puedan admitir otra clase de compensaciones de terceros.
Hay que señalar que cada estatuilla dorada ya ronda los 400 dólares. Sin embargo, su venta está prohibida después de que varios galardones se movieran por el mercado negro. Las normas por ello recogen que "la recepción de dicha réplica no da derecho a ningún derecho sobre sus derechos de autor, marca registrada y marca de servicio de dicha estatuilla y que solo pertenecerá la réplica física".
Los nominados a las estatuillas doradas están obligados a firmar un acuerdo, por el que tan solo pueden revender el premio a la Academia de Hollywood por la irrisoria cifra de 1 dólar. Un hecho ratificado por los juzgados y que impide la devaluación de estos premios, que en realidad cuestan un valor mucho mayor.
Este acuerdo nacía en 1950 como respuesta a la venta de reconocimientos como el de mejor guion de Herman Mankiewicz por Ciudadano Kane o el de mejor película por Lo que el viento se llevó, que acabaría con el tiempo en manos de Michael Jackson. Otro de los vencedores que vendía su galardón era el actor Harold Russell (Los mejores años de nuestra vida), quien hacía esto para pagar los gastos hospitalarios derivados de la enfermedad de su mujer.
Las 'bolsas regalo' y el 'efecto Oscar'
Los reconocimientos también llegan traducidos en forma de regalos para todos los nominados. La empresa Distinctive Assets, ajena a la Academia de Hollywood, lleva años encargándose de esta labor. De esta forma, las bolsas regalo contienen alrededor de 50 artículos que pueden suponer hasta 100.000 dólares. Unos obsequios ajenos a la organización, quien se desliga de la empresa en la entrega de estas bonificaciones. En el pasado, organizaciones como la HFPA se veían afectadas precisamente por los supuestos intercambios de favores a cambios de regalos, algo que ponía en aprietos a los Globos de Oro. Un error del que la Academia se mantiene alejada.
Entre esta serie de obsequios entregados por la compañía de Los Ángeles también se incluyen algunos tan dementes como el título de Lord o Lady de Glencoe, los primeros granos de palomitas de maíz "envueltos en sabor" de Opopop o una sesión de coaching de estilo de vida, entre otros muchos. Unos agasajos ofrecidos en la 94ª edición a estrellas como Will Smith, Jessica Chastain, Troy Kotsur o Ariana Deosse, quienes se alzaban con los Oscar en las diferentes categorías interpretativas.
Fuera de esto, el efecto Oscar es bien conocido por el gran público. La visibilidad de las películas ganadoras otorgan una segunda vida a las películas (incrementando sus números en taquilla) y aportan un mayor estatus para los actores. Una oportunidad para negociar sueldos más altos en sus proyectos futuros hasta en un 20%. Una transacción redonda.
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