'La maldición del hombre lobo': una rareza Marvel que podía haber dado más de sí pero que se disfruta

Gael García Bernal, en 'La maldición del hombre lobo'
Gael García Bernal, en 'La maldición del hombre lobo'
(Marvel)
Gael García Bernal, en 'La maldición del hombre lobo'

Lo de A Marvel Studios Special Presentation anuncia la singularidad conceptual de La maldición del hombre lobo, seductora por su condición de rareza si se atiende a las fórmulas de la compañía y por introducir al antihéroe licántropo (desconocido para el gran público en su adscripción marvelita) desde la emulación del terror clásico en su vertiente pulp. Aunque en el proceso se tiene la sensación de que la propuesta de Disney+ podía haber dado más de sí, lo planteado y plasmado atraen y acaban por favorecer el disfrute del aficionado.

La fotografía en blanco y negro y el tono alimentan de partida el estímulo, si bien a la vez transparentan el aire de cierta impostura formal que envuelve a la película. La modulación gusta pero no fluye natural y se nota la jugada de la réplica, por así decirlo. Aunque lógicamente imita ese tipo de cine, y ahí reside la gracia, dicho movimiento debería percibirse menos.

Esta impostura se manifiesta asimismo en el tono elegido para las interpretaciones, vía representada en la de Harriet Sansom Harris, la anfitriona del funeral/ritual al que acuden unos cazamonstruos para tomar el relevo del líder fallecido y portar una poderosa reliquia. En esa línea, al principio tampoco termina de convencer la actuación de Gael García Bernal en el rol del invitado que esconde su secreto, hecho subsanado después.

Por extensión, dentro de la afinidad instalada por los elementos aplicados, lo postizo asoma en términos de producción y ambientación, efecto no obstante buscado en consonancia con las referencias fijadas, con las historias de género de los viejos tiempos y la serie B.

Por suerte, la apreciación indicada se atenúa y la sugerencia de base cobra mayor presencia una vez el relato se desata y llega al punto deseado, el de la transformación. La inflexión supone dejar atrás la caza de una criatura para que el que lo consiga se convierta en líder cazamonstruos, situación con tintes de macguffin.

Cartel de 'La maldición del hombre lobo'
Cartel de 'La maldición del hombre lobo'
(Marvel)

En el marco de la entrada en escena del hombre lobo, Michael Giacchino, que llamativamente debuta como director (sí, no nos hemos equivocado, se trata del reconocido compositor), exhibe buenos detalles e ideas visuales que conectan con la esencia canalizada. En esta faceta se muestra más entonado que en la dirección de actores.

La ubicación del especial Marvel, del que destaca el trabajo de Laura Donnelly (la mejor del reparto) en el rol de la repudiada hija del líder fallecido, en el cauce del terror no impide la introducción de sus típicos guiños humorísticos. Estos surgen en el momento en el que el misterioso protagonista intenta colocar una bomba en un muro y sobre todo se simbolizan en una simpática relación de amistad. El epílogo incide en ella.

La maldición del hombre lobo, basada en Werewolf by night (de ahí el título original), dura solo 54 minutos, rasgo que se agradece en estos tiempos de metrajes desmedidos. Al contrario de lo habitual en Marvel, no incluye sorpresas poscréditos. Como apunte curioso, el algoritmo de Disney+ invita a ver a continuación Caballero Luna. Cabe recordar que el citado personaje apareció por primera vez precisamente en un número de Werewolf by night.

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