'Crash': David Cronenberg y la perversión sin frenos

Vuelve a los cines la erótica del accidente a cámara lenta que conmocionó Cannes hace 25 años
Crash
Crash
A Contracorriente
Crash

Permeables y veleidosas: así son las relaciones entre cultura y subcultura. Y, para demostrarlo, solo tenemos que remitirnos a la edición número 49 del Festival de Cannes, aquella que se celebró en 1996 y cuya piedra de escándalo fue Crash. 

Más allá de haberle revuelto el estómago a Coppola, presidente del jurado, o de haber suscitado la pertinente oleada de abucheos tras su proyección, la cinta de David Cronenberg resulta notable por dos razones: consumar la metamorfosis del grumoso canadiense en autor ‘serio’ (gracias a un premio especial concedido, afirma él, muy a pesar del autor de El padrino) y volver al escritor J. G. Ballard una figura prestigiosa más allá de ciertos márgenes (la ciencia-ficción, o esa música postpunk que le adoró como a un santo). Lo cual tiene guasa, si pensamos que cineasta y literato llevaban copulando a distancia desde 1975.

Aquel año, con Crash (la novela) aún supurando en las librerías, un Cronenberg juvenil se marcó en Vinieron de dentro de... su versión apócrifa de la ballardiana Rascacielos, salteándola con babosas mutantes pero manteniendo intacta su premisa: aquello que llamamos “sociedad” es una cáscara amasada con mentiras, y lo que acecha fuera de ese envoltorio (tanto en el mundo tangible como en ese “espacio interior” sobre el que tanto disertó el novelista) está erizado de garras, dientes y otros apéndices que anhela hincarnos donde más duele. Un credo que esta película, fabulosa en lo formal y sin aliño fantástico, lleva aún más lejos explorando el potencial de los accidentes de automóvil (y sus secuelas) como fetiche erótico para depravados de clase alta.

El almuerzo desnudo
El almuerzo desnudo
Cronenberg

Cronenberg, que ya había toreado a un Miura como William Burroughs en El almuerzo desnudo (1991), se llevó a las mil maravillas con Ballard, dejando para la posteridad un delicioso cara a cara en The Guardian. Pero ya ahí se apreciaban las grietas de un futuro cisma: mientras que el escritor se había ufanado de escribir “la primera novela pornográfica basada en la tecnología”, el director se escudaba en el humor negro antes que colocarle a su filme la infamante etiqueta de marras. 

Ahora que Crash regresa a los cines en 4K –el 29 de enero–, aclamada como obra maestra y sin escándalos que valgan, tal vez sea el momento de observar el antes y el después de esa transición hacia lo ‘respetable’ para preguntarnos cuánto hemos perdido con ella.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento