Carles Barba, el cineasta que lo filmaba todo

Fallece a los 97 años el autor de películas como 'Barcelona era una festa', con una filmografía única, subterránea y socarrona sobre la burguesía catalana.
Carles Barba
Carles Barba
Carles Barba

Tenía una curiosidad infinita, inagotable, se escondía detrás de la puerta, hacía equilibrios con la cámara para que aquel no se cabreara y aquella no le diera un guantazo. Fascinado por los rostros, por las intimidades, por las actitudes furtivas, Carles Barba recorrió el mundo para filmarlo. 

Es, sin duda ninguna, uno de los cinco o seis cineastas amateurs –nunca se profesionalizó, nunca estrenó comercialmente sus películas- más relevantes de la historia del cine español. Su idilio con la máquina de filmar empezó como el de tantos otros, quería gravar a sus hijos para que su crecimiento, sus avatares, sus esplendores, quedaran para la posteridad suya y de su familia. No pudo pararlo, aquella intención, sencilla y hogareña, se hizo gigante.

Carles Barba falleció ayer después de sus largos 97 años. Tuvo una vida intensa, plena, incrustada de placenteras sensaciones relacionadas con el arte, con el disfrute de la belleza, con la vivencia profunda del cine, de la música –era un gran wagneriano- y de las personas a las que amó. Su legado fílmico posee un valor documental y social insólito. 

Sus retratos de la Barcelona de los años sesenta, Aspectos y personajes de Barcelona (1964) y Barcelona Show (1968), son frescos de la sociedad catalana de una época, inyectan color a unos años grises, retratan una de sus grandes obsesiones: las desigualdades, el choque de los desheredados, los desposeídos, los tullidos con los pijos, los aristócratas, los niños de papá y la gente bien en general. 

Barba filmó incansablemente su mundo y los mundos que orbitaban alrededor, filmó las personas, los rostros, los rincones del alma y de la moral. Las paradojas le fascinaban, también el atractivo femenino y los friquis de toda condición. Sus películas sobre París, sobre la iglesia y sobre los Juegos Olímpicos deberían verse cada día en televisión. 

Por suerte su precioso sermón cinéfilo no ha sido en vano, la Filmoteca de Catalunya tiene guardado todo su cine. Vean sus películas en Vimeo, se reconocerán en ellas. Hallarán en ellas pedazos de sus vidas, de sus recuerdos, de sus ancestros. Barba, pura vida.

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