Cannes 2016 - Día 3: Versos tristes y brillantes de Neruda

Un día tranquilo en Cannes, después del torbellino de Clooney y Julia Roberts. Aunque aún seguían por aquí, no muy lejos, en el Hotel du Cap dando entrevistas. También nos hemos olvidado ya de las controversias de Woody Allen, los chistes de buen o mal gusto, la columna de denuncia de su hijo… Mientras llega la siguiente polémica. En Cannes, disfrutamos de un día tranquilo porque la falta de grandes estrellas exige menos urgencia, aunque tampoco paremos. Un día perfecto para que se estrenara en la Quincena de los realizadores, Neruda, la nueva película de Pablo Larraín (No, El club), que ha dominado la conversación en La Croisette y sacado de ella a las otras películas en competición hoy. De hecho, si algo se comenta en los paseíllos y carreras es por qué Larraín no acabó en la Sección Oficial de Cannes. Hay quien habla de la falta de sensibilidad del director del Festival, Thierry Frémaux, hacia el cine latinoamericano. Podría ser. Es una pena, pero al menos se ha podido ver.

Como curiosidad casi off topic, ante la falta de polémica o escasez de estrellas descalzas del día, algunos colegas nos hemos puesto a hacer una encuesta nada científica sobre la cantidad de gente que este año puebla la ciudad. El martes por la noche, en el día cero, era un solar. Por supuesto, se ha ido llenando y más se llenará a lo largo del fin de semana, pero nada comparado aún a las marabuntas de participantes y curiosos de años anteriores. ¿Por qué? ¿El miedo que metieron las fuerzas de seguridad francesa con aquel vídeo de simulacro de amenaza terrorista? ¿O el pánico a excesivos controles de seguridad?

Ma Loute (Slay Back), de Bruno Dumont. Juliette Binoche gritando y riendo descontrolada a las ocho y media de la mañana es lo último que deseas en el tercer día del festival, el amanecer de la tercera noche durmiendo cinco horas (o menos). La comedia surrealista y muy loca de Bruno Dumont (Li’l Quinquin) ha despertado risas esporádicas, aunque al final un aplauso efusivo. En su locura desquiciante, pasa del incesto, a la bestialidad humana, a la cuestión de género. Y unos policías, à la Laurel y Hardy, que en su presentación tienen el mejor chiste. Es absurda y loca, pero también irritante sin llegar a ningún sitio. O quizá, simplemente, es que no entiendo el humor francés. Désolée.

Neruda, de Pablo Larraín. Para mí, una de las películas del Festival hasta ahora. Sexta película del director chileno, última antes de ver su ansiado salto al inglés en Jackie, con Natalie Portman. Larraín dirige un guión de Guillermo Calderón que nada tiene que ver con el género que conocemos como biopic. Como dice él, más que una película sobre Neruda, es una película nerudiana. Nace de su poesía para convertirse en un poema visual, pero también en una novela policiaca como le gustaban al poeta chileno.

La historia arranca a finales de los años cuarenta, cuando Neruda (Luis Gnecco), entonces senador, denuncia el acoso del gobierno al Partido Comunista. Neruda es, finalmente, desaforado y se ordena su detención. Entonces empieza su huida y sus años de exilio, un viaje hasta Argentina que acabó en París. El policía encargado de encontrarle, Óscar Peluchonneau (Gael García Bernal), le va pisando los talones, se cree un hombre antítesis al poeta, pero no tiene una identidad clara y en esa búsqueda se acabará encontrando como un personaje de ficción, fruto de la imaginación de Neruda. Policía y poeta se convierten en las dos caras de un único personaje, o en un solo personaje. Neruda es humanizado a través de sus versos, pero también de su ego de comunista burgués, de sus aspiraciones por dejar un enorme legado. Es un Neruda enorme y real en su surrealidad.

No pude recuperar Rester vertical, porque sólo habría podido ver una hora, y me han asegurado que en ese rato no habría visto la escena de sexo hasta la muerte, literalmente, la que más ha sorprendido. Así que no tenía sentido. The Dancer, de Stéphanie Di Giusto, que levantaba más interés por sus intérpretes, Soko y Lily Rose Depp (la hija de Vanessa Paradis y Johnny Depp); y según lo escuchado no tenía mucho más.

Una ensalada de pollo, aguacate y champiñones con bien de salsa vinagreta. Dieta equilibrada. Cena libanesa: hummus, babaganoush, falafel… Dieta mediterránea, vamos.

¿A quién he escuchado? A Pablo Larraín, Mercedes Morán, Luis Gnecco, Gael García Bernal y Juan de Dios (productor). Hablaron de Neruda con la prensa en español. Larraín contó que fue un proyecto largo y difícil, de cinco años, que empezó con la valentía de Guillermo Calderón para escribir sobre el poeta chileno. Para retratarle. Aunque al final, su única intención era mostrar qué les provoca su figura y su trabajo.

Mañana hay cuatro películas que llegan con muchas ganas y ruido: Mademoiselle, de Park Chan-wook; The BFG, de Spielberg, fuera de competición; The Transfiguration, de Michael O’Shea; y American Honey, de Andrea Arnold. Por suerte, mañana solo tengo confirmadas entrevistas con Pablo Larraín y Gael García Bernal por Neruda, así que habrá tiempo para todas esas películas.

Si Neruda estuviera en la Sección Oficial, como debería, habría escalado puestos. Pero sin Larraín compitiendo, la carrera sigue igual: Sieranevada.