Así habría sido la secuela de ‘Terminator: Destino oscuro’ que nunca veremos

La saga Terminator siempre ha sido un caos. Luego de las dos primeras entregas dirigidas por James Cameron, la franquicia hubo de aclimatarse a una serie de secuelas y reboots (algunos con aire de remake inconfeso, como Génesis) que convirtieron su continuidad en un batiburrillo incomprensible de viajes en el tiempo y dimensiones alternas. Los responsables de Terminator: Destino oscuro, conscientes de esto, quisieron reencauzar la narrativa partiendo directamente de El juicio final y, a la manera del relanzamiento de La noche de Halloween, fingir que las secuelas restantes nunca habían tenido lugar. El resultado dejó bastante que desear.

Terminator: Destino oscuro, pese a contar con el voluntarioso protagonismo de Mackenzie Davis y una espectacular Linda Hamilton, obtuvo críticas tibias y supuso una gran decepción en taquilla, recaudando 260 millones a partir de los 200 que había costado. James Cameron y Tim Miller, su director, pretendían que Destino oscuro diera pie a una nueva trilogía, pero el fracaso del film sofocó cualquier posibilidad a corto plazo. Ahora bien, ¿habían llegado a desarrollar un argumento para estas secuelas? ¿Cuál era el destino planteado para sus nuevos personajes?

Davis, que estrenó recientemente en Hulu La estación de la felicidad junto a Kristen Stewart, fue invitada al podcast Happy Sad Confused y pudo hablar del tema. Se mostró, eso sí, lo bastante vaga como para dar la sensación de que Miller y Cameron tampoco tenían una idea muy definida, o al menos no se lo llegaron a comunicar a la actriz encargada de interpretar a Grace Harper. Humano cibernético que moría al final de Destino oscuro para salvar a Daniella (Natalia Reyes), pero que teóricamente iba a volver en la siguiente película gracias a la magia de las líneas temporales.

“Iba a ser otra línea de tiempo por explorar. No habría resurrección, pero como ella viene del futuro, ya sabes…”, contó Davis. El plan, aparentemente, era que Destino oscuro anticipara un nuevo quiebro en la complicadísima continuidad de la saga Terminator, introduciendo ya de forma literal las líneas temporales alternas que han supuesto siempre, en última instancia, el único modo de percibir el conjunto de la franquicia como algo más o menos lógico.