Así es Bo Derek, "la mujer perfecta", a sus 64 años

Este 20 de noviembre cumple años. Vive plácidamente en su rancho californiano, aunque también ha hecho alguna incursión en televisión.
Bo Derek en '10, la mujer perfecta'
Bo Derek en '10, la mujer perfecta'
Warner Bros.
Bo Derek en '10, la mujer perfecta'

Habitualmente a los mitos eróticos del séptimo arte les basta con una sola escena para erigirse en iconos. A Mary Cathleen Collins, nacida en la californiana Long Beach, también. Tenía 22 años y poca experiencia como actriz, básicamente una película, sí erótica, Fantasies, rodada en 1973 en los parajes de la isla griega de Miconos (pero que al ser ella menor de edad, y para evitar polémicas, no se estrenaría hasta 1981), o en una película comercial, Orca, la ballena asesina de 1977. Aunque por entonces, cuando se estrenó 10, La mujer perfecta dirigida por Blake Edwards ya se había decidido que su nombre artístico sería otro, el de Bo Derek. Y fue todo un bombazo.

Sobre todo impactó por su escena en la playa, correteando a cámara lenta con un ajustado bañador mojado color carne y, no menos relevante, el detalle de su peinado. Para alejarse de lo común, las clásicas melenas rubias al viento, el estilismo para la ocasión la caracterizó con un montón de trenzas. Un peinado afro, inspirado en el de la tribu de los Fulani, que causó furor y creó escuela. 

Así que su personaje de Jenny Hanley, un sueño e ideal de belleza femenina, no solo volvía loco al atribulado protagonista de 10, la mujer perfecta, el compositor George Webber (Dudley Moore), dispuesto a dejarlo todo para seguirla, pese a saber que ella estaba de luna de miel, hasta las playas mexicanas de Manzanillo, sino también a millones de espectadores, hombres y mujeres, de todas partes del mundo.

Bo Derek y sus trenzas '10'
Bo Derek y sus trenzas '10'
Warner

También destacó poderosamente otra escena, en la misma película de Edwards, desnuda en la cama con el Bolero de Ravel sonando, una y otra vez, de fondo. Y gran parte el éxito de Bo se debió a su marido, el actor y director John Derek, 30 años mayor que ella (y que la había dirigido precisamente en Fantasies). Él supo esculpir un bellezón, de entre tantos otros que abundaban, de manera que lograra sobresalir de los demás. La convirtió en algo único, especial. 

No así en las siguientes películas que él mismo dirigió, aprovechando el enorme tirón de su esposa durante la época, en subproductos eróticos como Tarzán, el hombre mono (1981), Bolero (1984) u otro de tan sugestivo título como Los fantasmas no pueden... hacerlo (de 1989 y en la que coincidió con... Donald Trump) en las que lo que menos importaba era el guion o los personajes. La realzaron como una de las modelos de portada favoritas de Playboy, pero también hicieron las delicias de los críticos (despachándose a gusto contra ellas), y sirvieron de carnaza para los premios Razzie a lo peor del año (Bo ganó como peor actriz por cada una de las citadas películas, más un bonus track, un cuarto razzie como peor actriz de la década de los 80).

Del rodaje de Bolero, rodada en parte en escenarios españoles, como en Sevilla o Cádiz, y con Ana García Obregón entre el reparto, quedaría su admiración por la cocina andaluza; seguir cultivando su otra gran pasión, los caballos; y su inmejorable impresión de España. De hecho, sus visitas aquí han sido frecuentes.

Bo Derek en el festival de cine de Almería, en 2018
Bo Derek en el festival de cine de Almería, en 2018
GTRES

Ahora, a sus 64 años que cumple este 20 noviembre, Bo nos recuerda que se mantiene desde hace tiempo alejada de los primeros planos, pero que ha ido aceptando intervenir de vez en cuando en episodios de series de televisión (como en Chuck o CSI: Miami), en producciones de muy bajo presupuesto o productos pensados para estrenarse directamente en televisión. Es el caso de JL Family Ranch: The Wedding Gift o, hace cinco años, de una "maravilla" como Sharknado 3.

A través de su cuenta en Instagram, con más de 32 mil seguidores, podemos comprobar que, pese a que el paso va dejando huella, en su rostro todavía podemos identificar esa belleza especial, en sus ojos, en su amplia sonrisa, en sus pómulos. Además de seguir mostrándonos su amor por los animales, caballos y también perros. Fue, por ejemplo, la madrina en la feria del caballo de pura raza español (Sicab) de Sevilla  2012, y buena parte de su fortuna, estimada en unos 42 millones de dólares, la ha invertido en una marca de comida para perros.

John Derek falleció de una insuficiencia cardiaca en 1998. Estuvo algún tiempo sola hasta que en 2002 conoció a su pareja actual, el actor John Corbett ("Chris por la mañana" en la serie Doctor Alaska o Aidan en Sexo en Nueva York), cuatro años menor que ella. 

Sin hijos pero junto a él, y sin haber pasado por el altar, lleva una vida tranquila en el rancho californiano de su propiedad ubicado en Santa Ynez, al norte de Los Ángeles, rodeada de sus animales (tres perros alemanes y cinco caballos) y también disfrutando con el placer de ver películas.

Bo Derek y John Corbett en la gala Starlite de Marbella en 2018
Bo Derek y John Corbett en la gala Starlite de Marbella en 2018
GTRES

Y pensar en Bo Derek nos recuerda que en su momento, y a su manera, rompió tabúes. Para ella mostrar el cuerpo era algo completamente natural. "Crecí en las playas, y siempre encontré divertido que se considerara decente si te cubres tres pequeñas partes de tu cuerpo con trozos de tela. Siempre he pensado que era un poco absurdo. Podías ser tan vulgar como quisieras, siempre que te taparas esas pequeñas tres partes. Hay mucha hipocresía en la forma en que miramos la sexualidad. Y la desnudez especialmente", declaró en una entrevista de 2016 para Interviewmagazine.

En cuanto a las famosas trenzas que marcaron tendencia y moda en su momento, los tiempos (y por diversos motivos) cambian. Asegura que no volvería a ponérselas. En una entrevista a Variety el pasado mes de agosto, con motivo del documental In my Own Words sobre su vida, la actriz explicó que "Ahora me metería en líos. He recibido muchas críticas por ser un 'buitre de la cultura', por estar insultando y, peor aún, hiriendo a las mujeres afroamericanas porque les he copiado el peinado. Pero en su momento, la reacción fue muy diferente. No puedo ni decirte cuántas mujeres afroamericanas se me acercaron y me dijeron cosas como: "Muchas gracias. Trabajo en un banco y mi jefe nunca me ha dejado tener ese peinado en el trabajo, pero ahora puedo".

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