Crónica de Annecy 2020: el festival de animación celebra su 60 aniversario desde casa

El festival de Annecy, quizá el punto de encuentro por excelencia en lo que al medio de la animación se refiere, lleva existiendo desde 1960. Durante más de medio siglo, ha evolucionado de una modesta reunión bienal en una pequeña villa francesa a un genuino evento internacional, reuniendo a figuras clave de los mayores estudios de animación del mundo para presentar y distribuir sus proyectos más recientes.

Pero es posible que jamás se haya enfrentado a un reto como el de 2020. Con menos de tres meses de antelación, Annecy se ha visto obligada a replantear su funcionamiento por completo ante el COVID-19 para llevar a cabo su primera edición online alrededor del mundo. Como de costumbre, aunque de forma completamente distinta, hemos asistido para contaros las últimas noticias del mundo animado.

Pese a la agradecida presencia de películas tan diametralmente opuestas como la escalofriante Kill It and Leave this Town o la encantadora producción chilena Nahuel y el libro mágico, la futura distribución en cines de la mayoría de largometrajes seleccionados para Annecy 2020 ha impedido su acceso completo para nadie que no forme parte del jurado del festival. Sin embargo, y por suerte, los estudios han ofrecido avances en exclusiva de todos esos próximos estrenos seleccionados.

Es aquí donde encontramos la vencedora de esta edición, Calamity: A Childhood of Martha Jane Cannary, nuevo largometraje de Rémi Chayé, director de la maravillosa El techo del mundo. El metraje que hemos podido ver de la misma promete otra obra genuinamente emocionante, toda ella narrada a través de esa estética de cómic francobelga que dio tantísima personalidad a su anterior proyecto, pero que deja de lado su sensibilidad y tono de película de aventuras a lo Julio Verne en favor del western puro.

Otros proyectos que anticipar incluyen la Petit Vampir de Joann Sfar, adaptación visualmente espectacular del cómic infantil firmado por su propio director; y la Lupin III: The First de Takashi Yamazaki, que pese a ser la primera adaptación en animación 3D del icónico personaje de manga y anime, parece innovar al respecto sin dejar de lado su espíritu original.

Los estrenos de largometrajes suelen ser la estrella del Annecy actual, pero su sección de cortos quizá no deje jamás de ser el corazón del festival. En ese sentido, su edición online no ha decepcionado: su selección de cortos es tan variada como de costumbre.

El ganador del Cristal de este año, The Physics of Sorrow del animador experimental Theodore Ushev, es muestra clave de ello. Basado en la novela homónima de Georgi Gospodinov, el corto nos lleva por la infancia de su protagonista a través de su propia psique, usando para ello un método de animación enteramente consistente en derretir cera.

Pero recurrir a métodos de animación más tradicionales no deja atrás obras como Something to Remember, nuevo corto de la directora Niki Lindroth von Bahr, aparentemente tan fascinada con explorar la miseria humana a través de musicales protagonizados por animales stop-motion como lo estaba en su majestuoso The Burden.

Es tal identidad característica de sus autores que ensalza piezas como esa o Homeless Home, lo último del animador gallego Alberto Vázquez, cuya Psiconautas: Los niños olvidados sigue brillando con luz propia en el panorama del cine animado patrio. Su exploración del trauma a través del regreso al hogar, galardonada con el premio especial del jurado, resulta estremecedora y emotiva a partes iguales.

La excelente selección de este año en lo que a episodios de televisión se refiere, entre los que encontramos "Ratón de plata" de The Midnight Gospel o "El hospital" de Undone, se ve ligeramente ensombrecida por el hecho de que la mayoría de ellos llevan meses resultando accesibles en varias plataformas de streaming.

Pero siendo justos, eso no es una novedad. La sección televisiva de Annecy siempre ha consistido en una mezcla de novedades y redescubrimientos, centrada en lograr destacarle al público episodios televisivos particularmente memorables con la esperanza de descubrirles series a las que quizá no hayan prestado mucha atención hasta ahora. Y en ese sentido, la de este año triunfa.

Pero los pocos estrenos sí presentes también destacan. En particular, la serie animada infantil de Paddington, que conserva gran parte del encanto de sus maravillosas películas adaptado a un encantador estilo visual que imita el stop-motion; y Close Enough, la primera serie de animación para adultos firmada por el autor de la legendaria Historias corrientes, que en el episodio mostrado (“100% No Stress Day”) adapta a su nuevo público el tono habitual de su anterior creación con tanto éxito que logra hasta que parezca sencillo.

La sección más mediática de Annecy ha conservado gran parte de su atractivo este año. Aunque ya hemos ido cubriendo ocasionalmente la misma, hablando de charlas como las de Conectados: Modo familia o el nuevo proyecto de Henry Selick, sigue habiendo una larga lista de variedad en todo lo presentado y comentado en su edición virtual.

Aardman Animations, uno de los estudios de stop-motion más queridos del mundo, ha llevado a cabo una pequeña combinación: los directores de Chicken Run: Evasión en la granja, Peter Lord y Nick Park, han aprovechado el vigésimo aniversario del primer largometraje del estudio tanto para impartir un completo making-of sobre su producción como para confirmar oficialmente su secuela, que distribuirá Netflix y dirigirá Sam Fell (El alucinante mundo de Norman).

Pero quizá el proyecto más prometedor de los avances es, de forma casi inevitable, la nueva película de Masaaki Yuasa. El prolífico director de anime, que insiste en su fascinación por seguir experimentando con estilos y géneros, parece plantear su futura Inu-Oh como una mezcla entre una alocada comedia musical y El hombre elefante de David Lynch, todo narrado bajo el plasma de una relación de amistad inspirada en una legendaria figura del siglo XIV.

A la espera de que todos estos proyectos cobren vida, el festival parece cerrar con una sensación de esperanza para el medio animado, incluso en estos tiempos de incertidumbre para el mundo del cine. Únicamente podemos desear que, de aquí al año que viene, Annecy sea capaz de celebrar al fin todo lo planeado para su sexagésimo aniversario, quizá un año más tarde de lo esperado pero en vivo y en directo.