Entrevista | Ana Milán: “Con los abusos de poder me sale una Robin Hood emocional tremenda”

La actriz recupera el papel de Victoria de la Vega en 'Cámera Café, la película', que desde hoy está en cines.
Ana Milán en el Festival de Málaga, 2022.
Ana Milán en el Festival de Málaga, 2022.
Jesus Briones
Ana Milán en el Festival de Málaga, 2022.

Dice Ana Milán que, con su papel de jefa de ‘marketing’ borde y cabreada en la mítica serie Camera Café, pasó a ser la mala de España y los hombres empezaron a mirarla con más respeto. 

“En la serie, yo hacía el papel de una mujer dura y exigente. Eso es lo que tú tienes de manera natural, más lo que te aporta el personaje, así que no es que los hombres me mirasen con respeto, ¡es que me miraban acojonados!”, explica a CINEMANÍA la actriz alicantina, que en Camera Café, la película, comedia dirigida por Ernesto Sevilla, rescata al icónico personaje con el que saltó a la fama hace ya cerca de dos décadas.

Dice Arturo Valls que lo de Camera Café, la película es “como el reencuentro de Friends, pero con menos bótox y mucho menos dinero”. ¿Lo compartes?

[Risas] No sé si lo comparto, pero sí que me hizo una gracia especial. Cuando Arturo se pone ingenioso, consigue serlo.

La serie Camera Café se grababa con un micro y una cámara, sin cortes. ¿Sudabas tinta para rodarla?

No. De hecho, creo que Luis Guridi hizo un casting soberbio, que por cierto duró un año (aunque se hable poco de esto). Recuerdo estar en el casting y que él me dijera: ‘Ok, ¿podrías ahora decir todo esto pero más rápido?’, y eso me lo pidió como cinco veces. Yo no entendía entonces lo que quería, pero luego sí que lo entendí. Había que estar capacitado como actor para poder hacer una serie que iba a una velocidad poco usual, y donde tú no podías pisar al compañero. Luego ya pillé la dinámica, aunque sí, aquello era cansado y tú necesitabas mucha concentración y saberte el guion como el Padre Nuestro.

Camera Cafe
Camera Cafe
Cinemanía

¿Qué te parece peor: un directivo competente rodeado de incompetentes o un incompetente dirigiendo un equipo competente?

Me parece peor lo segundo, pero me da más alivio lo primero. Si el jefe es incompetente y los trabajadores son competentes, el trabajo saldrá adelante. Al revés, lo tienes mucho más difícil. Me da hasta angustia, vamos.

¿Qué cosas te sacan de quicio a ti en el trabajo?

En general, me molestan mucho la mala educación y la falta de escucha; son dos cosas que a mí me hacen desesperar. Y, sobre todo, los abusos de poder. Me sale una Robin Hood emocional tremenda cuando veo que alguien está haciendo pasar un mal rato a otra persona. No lo puedo soportar y, además, me manifiesto muy claro.

¿A ti te han hecho pasar muchos malos ratos?

Pues fíjate, yo, en el cole, no tuve una infancia muy fácil, por esta cosa que ahora llaman bullying, y que yo en su momento llamaba hijas de puta. El no haber tenido una infancia fácil me hizo crear una empatía hacia los seres humanos. A mí me gusta mucho la gente, y creo que se me nota. Soy muy defensora de las almitas de la gente.

¿Has intentado sobornar a algún director para que te diera un personaje tierno?

No [risas]. Pero el teatro sí que me permitió hacer El diario de Adán y Eva, que fue como la gran sorpresa. Además, fue la crítica más sonada, con aquel ‘nadie esperaba a Ana Milán en este registro’. Curiosamente, en mi vida yo soy tremendamente tierna, cosa que creo que sorprende a la gente más íntima, aunque a mí no me molesta. Siempre pienso que esa es un arma que yo tengo guardada debajo de la manga y que, cuando la descubres, quieres que te abrace mucho rato.

¿Sientes que aquellos directos de Instagram que hiciste durante el confinamiento te sirvieron para desprenderte de tu fama de mujer fría?

Puede ser, sí. De repente, ahí no había ningún personaje ni tampoco ninguna trama. Ahí estaba yo, en mi cocina, con una camiseta, un moño, a veces maquillada y otras sin maquillar, y con miedo, como todo el mundo.

Creo que a los dieciséis años ya vivías sola. ¿Causó tu carácter soberano e independiente muchos disgustos en su casa?

Muchos. Lo que pasa es que los míos fueron unos padres muy generosos. Desafortunadamente, ninguno de los dos está ya. Cuantos más años tengo, más necesidad tengo de darles las gracias por haber dejado que volara, cosa que yo estoy haciendo con mi hijo. Me parece un regalo dejar que los hijos vuelen, se equivoquen y hagan su camino, y otear desde la distancia, por si el bofetón es grave. Desde muy pequeña, fui muy independiente, muy soberana y con mucho carácter. Siempre tuve la necesidad de aprender las cosas por experiencia propia, y no por atender lo que me decían. Esto es una manera de ser, que causa muchos disgustos a los padres, claro. Cuanto más conozco del mundo, más alucino con la generosidad de mis padres. Fueron increíbles.

Dices que lo de ser actriz no estaba en tus planes, y que eras buenísima como periodista….

Sí, yo creo que lo era. A mí me gustaban especialmente las entrevistas, porque me interesa mucho el alma humana. Sin ningún género de dudas, me encantaría tener un programa de entrevistas. Me interesa mucho qué hay detrás de lo que mostramos.

Ana Milán en 'Camera Café, la película'
Ana Milán en 'Camera Café, la película'
Cinemanía

Has estado en Yo soy Bea, en Paquita Salas, en Física o Química. ¿Qué parte del éxito es tuyo?

Pfff [se detiene a pensar unos segundos]. Ni siquiera podría decirte un tanto por ciento. El éxito siempre pertenece a los equipos. No conozco a nadie que sea capaz de generar el éxito en sí mismo, porque todo éxito está repleto de gente a la que no ves y que ha colaborado de manera absoluta para que ese éxito se lleve a cabo.

Lo decía sobre todo porque, echando un vistazo a tu curriculum, fui incapaz de encontrar un fracaso de audiencia…

Yo creo que es porque escojo bastante bien. Cuando estaba estudiando interpretación, Juan Carlos Corazza me dijo un día que la carrera de un actor dependía tanto de las cosas a las que decía no como a aquellas a las que decía sí. A mí aquello se me quedó muy grabado, y me sirvió de mucho.

¿Le sigues rezando a Lope de Vega cada vez que tienes un momento muy bajo?

Sí. No le rezo, pero sí hablo con él. Es que a mí me cae muy bien Lope de Vega, y era un canalla y un sinvergüenza. Así como Neruda me cae muy mal, porque me parecía un señor detestable, Lope y yo nos llevamos muy bien. Cuando tengo un momento de bajón, voy y charlo con él un ratico.

Todo lo que está ocurriendo últimamente en el mundo, ¿hay santo alguno que lo pueda remediar?

Decía Dostoyevski que la belleza salvará al mundo. Yo creo que la belleza y la cultura salvarán al mundo, y también creo que hay algo superior a los desgraciados que hacen que el mundo sea un sitio peor, que es la vida, una fuerza que va más allá. Así lo ha demostrado al mundo: sobrevivimos a Hitler, a Franco, a Pinochet, a guerras frías y calientes, a enfermedades,... y aquí estamos. Mi madre nació durante el tercer día de guerra, y mi abuela siempre contaba cómo estaba pariendo y oía las bombas, ¡y se murió a los ochenta y seis! Saldremos adelante, porque la vida es muy superior a los hijos de puta.

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