Muy amiga de mi amiga: cuando la amistad femenina cobra sentido en la pantalla

'Autodefensa', 'Libélulas' y otras historias que nos enseñaron lo que era la amistad de verdad.
'Autodefensa'
'Autodefensa'
Cinemanía
'Autodefensa'

Zorra de Bad Gyal resuena en las voces de Berta Prieto y Belén Barenys como un himno. La cantan mientras juegan con dos niñas a las que cuidan y justo tras exponer durante el capítulo 6 de Autodefensa, de una forma u otra, las causas que las llevan a querer odiar a los hombres. A querer que esas dos niñas también los odien. Son dos jóvenes aparentemente privilegiadas, dedicadas al mundo del arte, o eso pretenden, y que viven en el centro de Barcelona, o, más bien, sobreviven.

Surfeando todo tipo de drogas, pubs, afters, raves, y sofás de casas ajenas, Berta y Belén tratan de huir de la precaria realidad a la que se enfrentan, de sus traumas, dramas y ansiedades y del teen angst (sí, esa ansiedad sobre la propia existencia generalizada entre los jóvenes de hoy) tan denostado y explorado en los últimos años, dentro y fuera de pantalla. Y prosperar, claro, pese a todo. Son simplemente dos chicas que están hartas, en varias ocasiones (muchas ocasiones) de las mismas cosas que el resto de toda hija de madre que una se va cruzando por la vida.

Y entre tanto hartazgo, ambas amigas critican y satirizan situaciones, comportamientos y determinados perfiles, pero juntas y decididas a crecer y conocer, y también a oponerse a cualquier cosa, si así fuera necesario. Actitudes a veces no demasiado sanas, de las que las creadoras de Autodefensa se retroalimentan en cada diálogo e intervención, para lo bueno y para lo malo. Pero, eso sí, siendo testigos de una completa ausencia de competitividad y alejadas de toda lucha entre ellas. Algo difícil de ver en la anquilosada amistad femenina de la ficción.

Amistad sin moldes

Belén y Berta, Berta y Belén. Muy amigas de sus amigas. Pero también lo fueron Álex y Cata, Juani y Vane, Caye y Zulema, Niña y Trini... Todas ellas amiguísimas que también hicieron lo propio. Lo de dejar todo atrás y tomar las riendas de su situación, aunque no siempre saliera bien, en compañía de esa amiga que siempre está. 

Y es que, para tranquilidad de muchos, pese a que siempre ha sido el bromance (la amistad y complicidad entre hombres) el principal foco en toda trama, quedando la amistad entre mujeres relegada a los márgenes de ese imaginario de relaciones que la historia iba construyendo —la ficticia, al menos—, siempre hubo excepciones maravillosas.

'Autodefensa'
'Autodefensa'
Cinemanía

Así lo plasma Marilyn Yalom, historiadora y escritora, en el libro The Social Sex: "La amistad entre mujeres ha sido tradicionalmente difamada, empequeñecida o malinterpretada". No obstante —gracias a Dios—, y de manera puntual, también nos hemos ido encontrando estos casos donde la amistad entre chicas ha ganado terreno y se ha impuesto, y no del modo en que la industria siempre se empeña en querer mostrar, con envidias, trampas, críticas, venganzas y competiciones de por medio, haciendo de las mujeres auténticos seres maquiavélicos y unas trápalas. Unas víboras, vamos.

Muy al contrario, explorando por medio de una revalorización de las desventuras y fatigas de, en este caso, dos amigas, la relación de amistad entre ellas, haciendo posible entender la fuerza presente en este tipo de amistades y permitiendo, a su vez, su liberación de todos esos lugares comunes en los que siempre acaban atrapadas. 

Películas donde vemos cómo la amistad incondicional entre mujeres lleva a sus protagonistas a mostrarse de formas poco establecidas o entendidas, y, de igual forma, les lleva a cometer errores y tomar decisiones que quizá sean las peores, pero que no impiden que continúen siendo esa guía tan necesaria a veces.

Amiga, date cuenta

Hola, ¿estás sola? (1995), Princesas (2005) o Yo soy la Juani (2006), quizá sean algunas de esas primeras películas extraordinarias que, aunque entonces no resultaba demasiado obvio, comenzaron a introducir otra manera de tratar la amistad entre las chicas a finales de los 90 y principios de los 2000. Dos jóvenes (casi siempre) hartas de su situación y deseando escapar, y (casi siempre) arrastradas de manera conjunta hacia el camino de la perdición. Pero qué camino.

Se trata de chicas independientes, que encuentran valor y apoyo fuera de su entorno familiar en la figura de una amiga. Antes, este tipo de conexiones tan solo tenían cabida como elemento de refuerzo para el personaje masculino, habitualmente protagonista. Sin embargo, la proyección de estas maneras de relacionarse entre las mujeres ha ido evolucionando, en el ámbito cinematográfico, hasta llegar a convertir la amistad femenina en una herramienta des(estabilizadora) del estatus quo.

'Escuela de jóvenes asesinos'
'Escuela de jóvenes asesinos'
Cinemanía

Si en ciertas películas de los 90, encajadas normalmente bajo el término chick flick (películas dirigidas principalmente a un público femenino), como Grease (1978), Escuela de jóvenes asesinos (1988) o La muerte os sienta tan bien (1992), veíamos que todo el peso recaía en la presentación de una amistad entre mujeres vista como un soporte en el que ayudarse en su camino vital al lado del hombre o de lucha y competición entre ellas.

En otras, si bien algo más desafortunadas entonces, se nos mostraba este mismo género desde otra perspectiva. En Thelma & Louise (1991) ya no vemos esa rivalidad tóxica entre ambas amigas, ni ese laberinto de traiciones tan asiduo, sino un nexo de complicidad que las dos establecen frente al mundo de lo masculino y tratando, sobre todo, de abstraerse de todo aquello que le hace mal, aunque no siempre tomen decisiones demasiado acertadas.

Riesgos que asumen juntas, porque en este tipo de producciones que comenzamos a ver ya no encontramos al personaje arquetipo de buena familia y bien situado, sino otros que presentan realidades sociales más crudas para ciertos grupos. En películas como Hola, ¿estás sola? (1995) se establecen por primera vez relaciones entre las propias amigas de confrontación, y lugares donde asoman los límites de sus personalidades, tan complementarias y opuestas a la vez. En definitiva, un espacio íntimo donde afloran las tensiones.

Refugio amigo

Décadas después, vemos de nuevo estos patrones en Divinas (Houda Benyamina, 2016), The Florida Project (Sean Baker, 2017) o Libélulas (2022), ópera prima de Luc Knowless y que protagonizan unas prometedoras Milena Smit y Olivia Baglivi. En el largometraje, ambas amigas proceden de un barrio conflictivo y humilde, sumido por la corrupción y la violencia, en el que tratan de refugiarse la una en la otra para ausentarse de sus miserias, de una difunta madre drogadicta, de una hermana despreocupada, de un padre enfermo. 

De vidas de las que creen no poder salir. Una situación que ya contemplábamos en Hola, ¿estás sola?, Princesas o Yo soy la Juani, entre otras, donde explican historias de amistad femenina tomando como base principal dos amigas abiertas a enseñar las dificultades y altibajos de las amistades.

En estas otras películas, muy de las Generación Z, aunque bien podrían estar basadas en otras tantas más alejadas, sobran los diálogos artificiales y decorosos. Aquí, precisamente, la no presencia de diálogo es lo que habla por sí solo. Silencios que dan paso al desgarre de dos amigas enfrentadas sin decir nada, a peleas que llegan a las manos. 

Minutos en los que no pasa nada, y al mismo tiempo es cuando todo sucede, y que van marcando el ritmo y el devenir del ambiente, del tiempo, de la historia. Todos ellos toman forma en Hola, ¿estás sola?, entre Niña y Trini, con sus constantes persecuciones y huidas; o en Libélulas, por ejemplo, y en sus casi cinco minutos sin cortes de reproches entre Álex y Cata. Escena cumbre de la cinta y momento en el que todo cae por su propio peso.

Autodefensa y Libélulas y Princesas y Berta y Belén y Cata y Trini. En definitiva, películas que han significado la ruptura completa de años de estereotipos. Historias donde el propio desbordamiento conjunto de ambas protagonistas toma forma y adquiere otra mirada, otro valor, y ya no es Zorra de Bad Gyal lo que resuena en sus voces. Sino ese irrefrenable "amiga, date cuenta".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento