Cannes 2022 | ‘El agua’, la adolescencia fantástica en Orihuela

Elena López Riera triunfa en el Festival francés con su ópera prima.
Luna Pamies y Bárbara Lennie en 'El agua'.
Luna Pamies y Bárbara Lennie en 'El agua'.
Cinemania
Luna Pamies y Bárbara Lennie en 'El agua'.

En Orihuela, en la Vega Baja, Alicante, fluye una leyenda de generación en generación: hay mujeres que llevan el agua dentro, el río se enamora de ellas y si llevan el agua adentro se las lleva con él en cada crecida amenazante. Son historias de la cultura oral de la zona que mezclan realidad y fantasía, que intentan dar explicaciones a las inundaciones que durante toda la historia han destrozado la zona con las crecidas del río.

Historias que mezclan también el cuerpo de la mujer porque la literatura oral también responde con miedo y recelo ante las mujeres libres e independientes como son las tres protagonistas: abuela (Nieve de Medina), madre (Bárbara Lennie) y Ana (la debutante Luna Pamies). Las tres viven y regentan un bar restaurante de carretera, solas, sin hombres a su alrededor, casi nunca nombrados y si hablan de ellos no es para recordar nada nuevo. Por esa situación a su alrededor se ha generado otra leyenda, otro mito, que las convierte incluso en brujas. “De esa casa no sale mujer buena”, dicen. Ante eso, ellas permanecen fuertes, unidas, inquebrantables. Pero la realidad de sus espíritus es otra.

La fragilidad y vulnerabilidad de estas tres mujeres especialmente de la absoluta protagonista, esa nueva estrella que soporta casi cada plano del filme sobre su rostro, es una de las grandes cualidades de El agua que se mueve entre el realismo casi documental (incluso rompiendo la historia con entrevistas con mujeres que se dirigen a cámara para hablar de la leyenda) y el realismo mágico.

Los fantasmas rodean a estas mujeres, Ana vive con una ansiedad constante, con el miedo a que se la lleve el río, pero al mismo tiempo con ganas de que lo haga porque su gran deseo es salir de su pueblo. En este verano caluroso, amenazado por una nueva crecida del río, Ana conoce a José (Alberto Olmo) y deposita en él las esperanzas de esa huida, de no tener que ver esa carretera el resto de su vida.

Pero según avanza el verano y la tormenta se acerca, el estado de Ana se agita, siente que las raíces y las leyendas de apoderan de ella y la lastran, la quieren ahogar en el río. Y ella se rebela. ¿Tengo que ser lo que esperan los demás de mí?

Como una letanía repite las crecidas registradas históricamente en el Segura. Riadas que pesan sobre ella. Se encomienda a Santa Rita y a esa fábula que lleva tatuada en su cuerpo, la del escorpión y la rana. Ella es el escorpión que cree que no es capaz de escapar a su propio destino.

El agua es un debut brillante, brillantísimo de Elena López Riera que ha volcado todo lo aprendido en su carrera documental y toda su experiencia y conocimiento de su tierra. Una opera prima que debería tener incluso mejor recorrido que el que tuvo Libertad, de Clara Roquet, empezando aquí en Cannes el año pasado. En el Festival, la prensa internacional ha sido unánime en su respuesta, conmovida e interesado por esta fantasía adolescente y de mujeres.

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