Cuando las películas pasan a las viñetas: las mejores adaptaciones al cómic de blockbusters y cine de culto

Del 'Batman' de Tim Burton a la 'Posesión infernal' de Sam Raimi: los mejores pasos de la pantalla al cómic, no al revés.
De 'Batman' a 'Posesion infernal'
De 'Batman' a 'Posesion infernal'
Cinemanía
De 'Batman' a 'Posesion infernal'

La adaptación al cómic del Batman de Tim Burton fue el canto de cisne de una tendencia culminante en los años 70 y 80, cuando era habitual que ciertas películas de éxito tuvieran adaptaciones en los cómics. 

En los años siguientes, iría lenta pero progresivamente desapareciendo a medida que las ventanas de distribución entre sala y formato doméstico fueron acortándose. A partir de su legado, repasamos lo mejor que esta escuela de adaptaciones de cine a las viñetas aún tenía que dar.

Batman
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'Batman' de Dennis O’Neil y Jerry Ordway (DC Comics, 1989)

Tras el error de DC Comics de no publicar una adaptación del primer Superman de Richard Donner en 1978, la llegada de Batman, el otro emblema de la editorial, de la mano de Tim Burton y con una campaña publicitaria sin precedentes coincidiendo con el 50 aniversario del personaje, hizo que decidieran publicar una adaptación de la película que coincidiera con su estreno el 23 de junio de 1989.

Guionizado por Dennis O’Neil –creador que redefiniría al personaje junto al dibujante Neal Adams a principios de los 70 y editor de los cómics en el momento del estreno de la cinta– y con el detallado arte de Jerry Ordway, que representaría de manera impecable la fisonomía y los rostros de sus actores protagonistas –el propio Jack Nicholson supervisó su representación gráfica, aprobando o suspendiendo algunas de las propuestas de Ordway–, el tebeo apareció en dos ediciones. Una en formato comic-book y otra más cuidada en calidad de papel de impresión, denominada formato prestige. 

Batman
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Se convertiría en uno de los grandes éxitos de la editorial en ese año 1989, acercándose al éxito de la adaptación de Star Wars publicada por Marvel una década antes.

El resultado, visto con los ojos del presente es el de una adaptación tan fiel al guion original que incurre en los mismos defectos que la película de Burton. En especial, ese tono atropellado fruto de un guion escrito y reescrito sobre la marcha en el rodaje y que en esta adaptación al cómic demuestra aún más la escasa unidad narrativa del relato.

Pero entre sus puntos fuertes, además de su excelente representación de los protagonistas de imagen real, destaca que al haber trabajado con el guion original y no con el de rodaje, el tebeo introduce algunos elementos diferenciales con su versión fílmica. Del mítico “Soy Batman” de Keaton, pasamos a un “Yo soy la noche” proveniente del guion original. 

También se presenta un Batman mucho más parlanchín que el lacónico Caballero Oscuro de la cinta de Burton, o secuencias como la del descubrimiento del comisario Gordon y la policía de Gotham, tras la escena del campanario, de un Alexander Knox –el reportero que investiga la identidad de Batman junto a Vicki Vale– oculto bajo la capa de un Batman/Bruce Wayne que huye de la escena del crimen bajo la mirada atenta de Vicki Vale.

Dick Tracy
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'Dick Tracy' de John Moore, Len Wein y Kyle Baker (Walt Disney Publications, 1990)

La llegada de la adaptación de la comic-strip de los años 30 creada por Chester Gould y dirigida, producida e interpretada por Warren Beatty, prometía para Disney significar lo que el Batman de Tim Burton había supuesto para Warner Bros en el verano de 1989: convertirse en la película evento de 1990. 

La participación de Madonna en su momento más alto de popularidad, un elenco entre los que se encontraban actores como Al Pacino, Dustin Hoffman, James Caan, Dick Van Dyke y un largo etcétera de amigos del propio Beatty, más la fotografía de Vittorio Storaro, el diseño de producción de Richard Sylbert y una campaña publicitaria similar en sus formas e imaginería a la realizada por Warner con Batman, prometía romper los récords de taquilla de esta última. Pero Dick Tracy pasó por la cartelera, lamentablemente, con más pena que gloria.

Y entre todos los elementos de merchandising asociados al filme -en una estrategia de nuevo idéntica a la de BatmanWalt Disney Publications, la rama editorial de Disney, publicaría, en el verano de 1990, tres comic-books en formato prestige asociadas a la película de Warren Beatty. 

El tercero de los tres volúmenes, escrito por Len Wein y dibujado por Kyle Baker –autor novel que había destacado poco antes por su reinterpretación de héroes pulp como La Sombra y Justice Inc. junto al guionista Andrew Helfer en la vanguardista DC Comics de finales de los 80– reproducía fielmente, sobre todo por el arte de Baker, el tono y estilo de la cinta de Beatty.

Dick Tracy
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Pero lo más interesante y arriesgado fueron los dos ejemplares que le precedieron. Dos relatos que servían de precuela de la cinta de Beatty y que desarrollaban personajes y elementos de esta reinterpretación del personaje de Gould, de la mano de nuevo de Baker a los lápices, pero con el guionista John Moore, en vez de Len Wein. Acaban confluyendo en la adaptación de la película e incluso podrían considerarse, desde el punto de vista narrativo y argumental, superiores a la propia cinta y más cercanas al espíritu de la tira original.

Un trabajo en principio alimenticio para el propio Baker, pero que, en palabras del propio autor, se convirtió en una tortura, motivado porque el particular y caricaturesco estilo del autor –cercano a la obra original de Gould– se encontró con las imposiciones del mismísimo Warren Beatty, contrariado por la representación gráfica de su figura y rostro. La solución final: reutilizar el rostro de la imagen gráfica del propio Beatty usada en el material promocional y reintroducirla sobre las ilustraciones ya terminadas del propio Baker.

Dracula
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'Bram Stoker’s Dracula' de Roy Thomas y Mike Mignola (Topps Comics, 1992)

Publicada en una miniserie de cuatro número por el sello Topps –compañía especializada en trading cards que se subió al carro del mercado del cómic, motivados por la fiebre especulativa del medio de principios de los 90–, la adaptación de la particular y fascinante adaptación del clásico del terror de Bram Stoker bajo las órdenes de Francis Ford Coppola se encuentra, por méritos propios, entre las mejores y más atrevidas adaptaciones del cine al cómic, junto al Atmósfera cero de Jim Steranko o el 2001 de Jack Kirby.

Y el motivo viene principalmente por la elección de su artista gráfico, Mike Mignola. Si el guion de la adaptación, fruto del veterano y literario guionista Roy Thomas, sigue casi punto por punto el guion definitivo de la cinta estrenada en salas –exceptuando algunos elementos novedosos ajenos al montaje final como el encuentro de Mina Murray y Jonathan Harker con Dracula tras su boda en Transilvania, o algunas secuencias de Jonathan con las novias de Dracula en el castillo, cortadas del montaje final y vistas posteriormente en las múltiples reediciones domésticas de la cinta– el arte de Mignola traslada más fidedignamente las intenciones iniciales de Coppola que la cinta estrenada en cines.

Dracula
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El motivo, que la propuesta inicial de Coppola era realizar una cinta con escenarios desnudos y donde el vestuario diseñado por la artista Eiko Ishioka conformara los decorados y la propuesta visual del filme, haciendo un uso expresivo del espacio negativo. El arte de Mignola en esta adaptación y su propensión por los contrastes entre luz y oscuridad, trasladan esa idea inicial del cineasta, eludiendo los elementos más eróticos y sexualizados de la versión cinematográfica y ahondando en el componente gótico, victoriano y terrorífico. 

Algo que el autor ya había demostrado controlar de manera fehaciente en Batman: Luz de gas, junto al guionista Bryan Augustin tres años antes y que explotaría en su primer trabajo como autor completo, justo inmediatamente después de Drácula: Hellboy, de la que este cómic sería su campo de pruebas formal.

The Fountain
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'The Fountain' de Darren Aronofsky y Kent Williams (Vertigo/DC Comics, 2006)

De entre todos los cómics elegidos en esta selección de adaptaciones de películas, quizás The Fountain de Darren Aronofsky y el ilustrador Kent Williams sea el más extraño o diferente de todos. En primer lugar, porque no es una adaptación per se de la cinta estrenada en el año 2006 y protagonizada por Hugh Jackman y Rachel Weisz. 

En realidad es una obra autónoma y perpendicular a la obra cinematográfica que se realizaría en el espacio de tiempo entre que el primer proyecto de la película, que iba a contar con un gran presupuesto e iba a ser protagonizada por Brad Pitt, fuera cancelada en 2002 y Aronofsky decidiera volver a intentarlo en 2005 con un presupuesto reducido y otros intérpretes.

Así que esta suerte de escisión o versión alternativa de la tercera película de Aronofsky sería realmente una adaptación gráfica -un medio que Aronofsky siempre ha adorado- de la idea original que acabaría convirtiéndose en The Fountain. Y en sus páginas, ilustradas por un Kent Williams que oscila entre Gustav Klimt y Egon Schiele, los lectores son testigos de una propuesta más ambiciosa (si cabe) en el plano formal. 

Sobre todo en dos segmentos (de tres) que componen la estructura helicoidal de la obra: la situada en la España de Isabel la Católica y la conquista de América y el segmento con reminiscencias kubrickianas situado en ese 2463 situado en el plano del inconsciente de su protagonista.

The Fountain
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Por lo tanto, la adaptación editada por el sello Vertigo de DC Comics, meses antes de que la versión cinematográfica llegara a las salas, es un excelente complemento que sirve para experimentar de una manera diferente y a la vez complementaria de uno de los trabajos más emblemáticos y también más incomprendidos –junto a Madre!– de Darren Aronofksy.

Evil Dead
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'Posesión infernal' de Mark Verheiden y John Bolton (Dark Horse Comics, 2008)

Para terminar esta selección de las mejores o más relevantes adaptaciones al cómic de películas, nada mejor que resaltar uno de sus exponentes más originales: Posesión infernal de Mark Verheiden y John Bolton. 

Un trabajo cuya primera peculiaridad es que sería publicado 25 años después del estreno de la ópera prima de Sam Raimi y que aquí acaba de publicar Diábolo Ediciones, partiendo del material reeditado por la editorial Dark Horse en 2021 aprovechando el 40 aniversario del filme original.

Evil Dead
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Posesión infernal (el cómic), más que una adaptación fiel de la cinta original es una reinterpretación o una cierta clase de redux, ampliando, profundizando y reescribiendo no solo el trabajo original de Raimi, sino también el género de terror de los 80. 

Y es que, a partir del material original y el pictórico arte de Bolton –que aporta una cualidad casi de fotonovela de la obra original– Verheiden entrega un ejercicio al que al entregarle un narrador en primera persona –en concreto el inmortal Ash protagonizado por Bruce Campbell– acaba indagando en el subtexto de la obra y en las motivaciones de sus personajes, sobre todo de su arquetípico protagonista, de índole mayoritariamente sexual, consiguiendo tridimensionalizarlos y enriquecerlos internamente.

Entrega así una experiencia completamente diferente a la conseguida por el filme, sin dejar de honrarlo en el proceso. Además de, a través de un giro final, conectar a la obra original de manera orgánica con su hasta el momento secuela/reboot.

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