24 horas de huelga

24 horas de huelga

La huelga (S. M. Eisenstein, 1925)

Convocatoria: El gran maestro del cine soviético, Sergei Eisenstein, presenta sus intenciones desde el primer intertítulo de este filme mudo: “Desunido, el proletariado no es nada. Unido, lo es todo”. La cita, por cierto, es de un tal Lenin.

Resultados: Como un western con proletarios y parásitos en lugar de cowboys e indios, Eisenstein narra un alzamiento en una fábrica de la Rusia prerrevolucionaria. Fiel a los postulados de su autor, el filme está lleno de innovaciones técnicas y recursos con los que el más moderno director de Hollywood no se atrevería a soñar hoy.

Rojos (W. Beatty, 1988)

Convocatoria: En pleno delirio de ‘autor total’, Warren Beatty decide orquestar una superproducción hollywoodiense sobre la vida del periodista John Reed, cronista de la Revolución de Octubre en Rusia. Parte del rodaje transcurrió en España.

Resultados: Su megalomanía y su espléndido reparto (además de Beatty participan Jack Nicholson Diane Keaton) consiguió tres Oscar para Rojos: Mejor Director, Mejor Actriz de Reparto (Maureen Stapleton) y Mejor Fotografía (Vittorio Storaro).

Ratcatcher (L. Ramsay, 1999)

Convocatoria: Glasgow, años 70. Una huelga de basureros convierte una de las ciudades más turbulentas de Gran Bretaña en un estercolero… Y en un infierno para James (William Eadie), el joven protagonista de la historia.

Resultados: Dotada con una fotografía fascinante (y asfixiante) y un argumento durísimo,Ratcatcher es uno de esos filmes británicos en la tradición del free cinema, tan hermosos como difíciles de soportar por su crudeza.

Tiempos modernos (C. Chaplin, 1936)

Convocatoria: Con los fascismos campando en Europa, el gran Charles Chaplin se convierte una vez más en Charlot, el vagabundo, para poner en solfa al capitalismo industrial.

Resultados:, Tiempos modernos demuestra que la lucha de clases puede ser divertida. Y mucho, sobre todo cuando el hombre del bombín y el bigote (enemigo acérrimo del cine sonoro) se arranca a cantar.

La sal de la tierra (H. J. Biberman, 1954)

Convocatoria: Esperanza (Rosaura Revueltas), la mujer de un minero de Nuevo México, vive desde la barrera los enfrentamientos entre los trabajadores chicanos y anglosajones por la igualdad de salarios.

Resultados: Además de por su calidad, La sal de la tierra es una película histórica por razones políticas: tanto su director (Herbert Biberman) como su productor (Paul Jarrico) y su guionista (Michael Wilson) habían sido expulsados de Hollywood por izquierdistas durante la ‘Caza de Brujas’ de McCarthy.

Recursos humanos (L. Cantet, 1999)

Convocatoria: El padre de Franck (Jalil Lespert) se ha partido el espinazo en una fábrica para darle una educación a su hijo. Cuando el chaval consigue un puesto de becario en el departamento de personal, se desatará el conflicto de clases (y generaciones).

Resultados: El futuro director de La clase se atiene a sus postulados vérité para mostrarnos una verdad innegable: cuando hay dinero de por medio, todos los vínculos (familiares y sociales) se hacen añicos.

Norma Rae (M. Ritt, 1979)

Convocatoria: La siempre tremenda Sally Field se convierte aquí en una obrera no cualificada de la industria textil. Norma quiere fundar un sindicato en su trabajo, cosa que a su marido(Beau Bridges) no le hace ninguna gracia. A sus jefes, tampoco.

Resultados: Alzarse contra la Patronal le valió a la Field un Oscar a la Mejor Actriz principal. La canción It Goes Like It Goes se llevó también un premio de la Academia.

Hoffa (Danny De Vito, 1992)

Convocatoria: Jimmy Hoffa, líder del Sindicato de Transportes de EE UU, convirtió su organización en un poderoso instrumento político, ora al servicio del Gobierno, ora al de la Cosa Nostra. Desapareció misteriosamente en 1975.

Resultados: Tras triunfar como director con Tira a mamá del tren y La guerra de los Rose, De Vito probó suerte con el drama histórico. La película sólo pasará a la historia por haber granjeado para su prota Jack Nicholson sendas nominaciones a un Globo de Oro… Y a un Razzie.

Qué verde era mi valle (J. Ford, 1941)

Convocatoria: Una familia de mineros galeses (encabezada por el patriarca Walter Pidgeon)sobrevive como puede a las injusticias laborales, la pobreza y al romance de la hija mayor (Maureen O’Hara) con un niño pijo.

Resultados: Que un director (el siempre grande John Ford) sin un átomo izquierdista en su cuerpo realizara filmes como este, o como Las uvas de la ira es una prueba de que el cine es magia. Ganadora de cinco Oscar (incluyendo Mejor Director y Mejor Película), Qué verde era mi valle es tan trágica y tan cómica, a la vez, como le está permitido a un filme.

La ley del silencio (E. Kazan, 1954)

Convocatoria: El boxeador Terry Malloy (Marlon Brando) podría haber sido el mejor. Pero se dejó liar por un gángster (Lee J. Cobb) y ahora trabaja como descargador en los muelles. Acabará enfrentado a una trama de sindicalistas corruptos encabezada por su propio hermano.

Resultados: Basada en un reportaje ganador del Pulitzer, La ley del silencio fue interpretada como una maniobra de Elia Kazan y del guionista Bud Schulberg para justificar sus delaciones ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas.

Pan y rosas (K. Loach, 2000)

Convocatoria: Un grupo de inmigrantes sin papeles en EE UU luchan por su derecho a sindicarse. Entre ellos está Adrien Brody, y a su alrededor Sean Penn, Benicio Del Toro, Tim Roth y otros cameos de lujo.

Resultados: Ken Loach tenía que salir en esta lista, sí o sí. Para titular este filme, el concienciado británico usó un antiguo lema del sindicalismo estadounidense exigiendo buenos salarios (el pan) y buenas condiciones de vida (las rosas).

Última salida, Brooklyn (U. Edel, 1989)

Convocatoria: La historia del líder sindical Harry (Stephen Lang) no es la más patética de este filme, compuesto por relatos cruzados, pero sí la más violenta. El cuento de la prostituta Tralala (Jennifer Jason Leigh) se lleva la palma si hablamos de horror.

Resultados: Atacada por la censura de EE UU, la novela original de Hubert Selby Jr. (Réquiem por un sueño)  es aún más agresiva que el filme, pero el estilo sensacionalista del director Uli Edel contribuye a que olvidemos esto rápidamente.

Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000)

Convocatoria: Mientras su padre y su hermano, mineros en huelga, se dan de leches con la policía thatcherista, el renacuajo Jamie Bell se pone el tutú y ficha por el Royal Ballet. ¿Conciencia de clase? ¿Qué es eso?

Resultados: Aunque algunos criticaron su acercamiento a la gran huelga de mineros de 1984 (el último coletazo del movimiento obrero en Gran Bretaña), esta tragicomedia sencilla yworking class ganó tres BAFTA (incluyendo Mejor Película) y se llevó otras tantas nominaciones a los Oscar.