20 minutos en el futuro: las 10 películas más 'cyberpunk'

Ahora que 'Ghost in the Shell' llega a los cines, recordamos esos filmes que nos mostraron un porvenir muy negro, muy mecánico y muy lluvioso.
20 minutos en el futuro: las 10 películas más 'cyberpunk'
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20 minutos en el futuro: las 10 películas más 'cyberpunk'

El cambio climático y la polución han convertido la Tierra en un páramo oscuro y lluvioso. Los gobiernos de todo el mundo han caído víctimas de la crisis económica, y ahora son títeres de desalmadas corporaciones. Las grandes ciudades (especialmente las de Asia) han crecido hasta convertirse en colmenas de neón. E internet ha pasado a ser más real que la propia realidad, transformándose en un campo de batalla donde una gran mayoría desarrolla toda su vida social, y donde una minoría de mercenarios, locos y rebeldes viven, luchan... Y también mueren. ¿Estamos describiendo el último informativo de TV? Pues más bien no: estamos hablando del cyberpunk, un subgénero de la ciencia-ficción que ha marcado al cine mucho más de lo que puedas creer.

Ahora que la versión hollywoodiense de Ghost in the Shell (la franquicia japonesa por excelencia) llega por fin a los cines, con Scarlett Johansson como protagonista, en CINEMANÍA hemos decidido tomar cartas en el asunto. Sentados frente a nuestros ordenadores cual aguerridos jinetes de consola, hemos dejado que nuestras mentes se fundan con las máquinas para mostraros 10 películas que nos pintaron un futuro muy negro, repleto de tipos duros, chicas sinuosas, luces fluorescentes y tecnología por doquier. Ojo: aunque muchos de estos filmes fueron extremadamente influyentes, recordad que ninguno de ellos supo predecir la llegada del teléfono móvil. Puede que no todo esté perdido...

Blade Runner (Ridley Scott, 1982)

Es cyberpunk porque... Es, básicamente, la madre del cordero. O, mejor dicho, de la oveja eléctrica. Puede que en ella los ordenadores tengan una importancia menor, y que algunas de sus escenas hayan envejecido fatal (detalles como la videollamada de Harrison Ford dan un poco de cosa en tiempos del Skype), pero su imaginería sigue seduciendo a espectadores de todas las edades, hasta el punto de que su secuela (con Ryan Gosling y un Harrison Ford de andar por casa) está de camino. Adaptando un relato escrito por Philip K. Dick en 1968, Ridley Scott ofreció la visión definitiva de una ciudad cyberpunk en ese Los Ángeles lleno de pantallas gigantes y coches voladores. William Gibson, el autor de Neuromante, la define como "la primera película de ciencia-ficción que alteró la realidad". Y, viniendo de quien viene, eso es decir muchísimo.

Cielo líquido (Slava Tsukerman, 1982)

Es cyberpunk porque... Pese a estar ambientada en un presente muy ochentero, esta película de culto ha sido aclamada como un precedente importantísimo de nuestro género por dos razones. Para empezar, un argumento de ciencia-ficción urbanita (siendo la urbe la Nueva York de los 80, nada menos) cuya comprensión resulta casi imposible a no ser que se goce de línea directa con la cabeza de la guionista Anne Carlisle. Y, para seguir, un elenco de personajes extremadamente marginales, extremadamente locos y extremadamente antipáticos. Por cierto, no te fíes de los créditos: realmente, el cerebro de la película fue Carlisle, quien la escribió, interpretó a los dos protagonistas (un chico y una chica) y, según se dice, también la dirigió.

Terminator (James Cameron, 1984)

Es cyberpunk porque... Hasta que, en 1999, la historia de los efectos especiales cambió gracias a cierta patada voladora, el ejemplo perfecto de tiroteo cyberpunk fue la masacre organizada por Arnold Schwarzenegger y Michael Biehn en el club Technoir de (otra vez) Los Ángeles. Exacto: esa en la cual Linda Hamilton escucha por primera vez aquello de "Ven conmigo si quieres vivir". La idea de un asesino robótico e indestructible no era demasiado nueva para el cine (Yul Brynner encarnó a uno en Almas de metal, por ejemplo), y la de los viajes en el tiempo, menos aún, pero pese a todo la relación de amor y odio que James Cameron tiene con las máquinas logró dar a ambos tropos un giro único.

Max Headroom (A. Jankel, R. Morton, 1985)

Es cyberpunk porque... A mediados de los 80, pocas cosas había más futuristas a la par que ultramodernas que convertir a una inteligencia artificial en la protagonista de una película. De hecho, el reportero virtual, cachondo y gamberro que da su título a este filme se convirtió en una toda una estrella en el Reino Unido, apareciendo en vídeos musicales, programas de TV y protagonizando su propia serie televisiva, que merece un rescate desde ya. ¿La mayor ironía de todas? Max no era una criatura digital, sino el actor Max Frewer con mucho maquillaje y una máscara de plástico. Por otra parte, señalar que un bromista con la máscara de marras hackeó una emisión de Doctor Who en 1987, sin que nadie sepa hasta el momento de quién pudo tratarse...

Ghost in the Shell (Mamoru Oshii, 1995)

Es cyberpunk porque... No exageramos al decir que este anime japonés es la obra más importante para nuestro subgénero desde Blade Runner. Adaptando a su manera el cómic de Masamune Shirow, Oshii extirpó el sentido del humor del original (y también su abundante contenido sexy), pero también potenció sus conexiones con el cine negro y sus reflexiones, bastante pesimistas, sobre un mundo en el que distinguir a los humanos de las máquinas es cada vez más difícil. La saga tuvo una secuela en cines (Ghost in the Shell: Innocence) y varias series televisivas. Habrá que ver cómo se las ha apañado el director Rupert Sanders para llevar su compleja mitología a la pantalla.

Días extraños (Kathryn Bigelow, 1995)

Es cyberpunk porque... Parece que la cosa aquí va de mujeres fuertes: tras hacer un hueco a la temperamental cyborg de Ghost in the Shell, nos toca saludar a la directora de En tierra hostil y La noche más oscura. Todo sea dicho, aquí la cineasta ponía en imágenes un guión de su ex James Cameron (que también producía el filme) sobre un apocalipsis de realidad virtual en un año 1999 mucho más divertido, y violento, del que nos tocó vivir. El libreto de Cameron hacía agua por todas partes, Ralph Fiennes y Juliette Lewis no daban el pego como pareja protagonista, y el filme se pegó tal patinazo que la Bigelow pasó los siguientes cinco años alejada del cine.

Johnny Mnemonic (Robert Longo, 1995)

Es cyberpunk porque... Teniendo en cuenta que William Gibson viene a ser el padre literario de todo esto, saber que el guión de esta película está firmado por él debería ser buena señal, ¿no? Pues no: bien sea porque (como dice el literato) los ejecutivos del estudio hicieron trizas el proyecto, bien porque la idea no se sostenía desde el principio, Johnny Mnemonic es otro de los filmes de esta lista que han quedado como productos con fecha de caducidad. Aun así, merece la pena revisarla para ver a Takeshi Kitano haciendo de mafioso japonés, y a Dolph Lundgren en su rol de mercenario predicador. Por no hablar de ese Keanu Reeves a quien, por entonces, nadie se planteaba llamar 'El Elegido'...

Matrix (Hermanas Wachowski, 1999)

Es cyberpunk porque... Cuatro años después de Johnny Mnemonic, Keanu vuelve al 'future noir' para dejar claro que a él no le tose ninguna máquina. La patada voladora de Carrie-Ann Moss en la primera escena presentó al mundo el efecto 'tiempo bala', y el guión nos introdujo (por obra y gracia de un Laurence Fishburne supremo) en conceptos tales que las realidades sintéticas y el uso de los humanos como pilas recargables. El cine de ciencia-ficción aún lucha por recuperarse del impacto de esta película y de sus secuelas. Las cuales, todo hay que decirlo, citaban y copiaban a Ghost in the Shell y Neuromante como si les fuese la vida en ello. ¿Hace una pastilla roja, lectores?

Origen (Christopher Nolan, 2010)

Es cyberpunk porque... Once años después de Matrix, las intrigas virtuales y futuristas vuelven a la pantalla grande renovadas y con más estilo que nunca. No podía ser menos, estando tras el proyecto Christopher Nolan, echándose un sueñecito (artificial) entre entrega y entrega de la trilogía de Batman. En lugar de la socorrida realidad virtual, el británico optó por una solución muy elegante, haciendo que Leonardo DiCaprio y sus secuaces se escurrieran por los sueños ajenos (concretamente, los de Cillian Murphy) en un guión que todavía sigue provocando quebraderos de cabeza a los fans. Porque, vamos a ver, ¿alguien puede explicarnos qué leches pasa con la peonza?

Dredd (Pete Travis, 2012)

Es cyberpunk porque... Esta salvajada futurista, una de las películas más violentas de 2012, demuestra que no hay nada como volver a los orígenes. Porque, antes de que Ridley Scott aprendiese a pronunciar "replicante", el superpoli más implacable de Mega-City 1 ya aplicaba muchas de las constantes de este informe en las viñetas de la revista 2000 AD. Aunque comercialmente no funcionara bien, Dredd nos impactó por lo bien que retrata un futuro urbano y distópico, y también por un uso del 3D que, para variar, tiene sentido dentro de la historia.

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