CINEMANÍA nº305

Bruja Escarlata y Visión
Cinemanía nº305
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Cinemanía
Cinemanía nº305

¿Qué han hecho las películas por nosotros?

1 PULSO. Es dura la vida del cinéfilo. Muy pronto empiezan los problemas. Quinceañero, acabas de ver El silencio de los corderos, es una de tus primeras veces solo en el cine, sales noqueado, mirando hacia atrás por si alguien te persigue en las sombras, entre acojonado y aturdido, pero satisfecho, henchido de un material anímico que no sabes reconocer del todo. Te ha fascinado esa atmósfera, te ha sulibellado esa protagonista tan fuerte como para enfrentarse a sus debilidades y te ha aterrorizado ese hombre mitad monstruo que luego, con los años, acabará convertido en caricatura, pero hoy, en esta revelación que ya nadie te puede arrebatar por los siglos de los siglos, es un coloso del mal. La emoción dura un tiempo, más tarde te das cuenta que los cuatro Oscar que celebras son mirados con recelo por una parte de la crítica que empiezas a leer sin entender casi nada. Compras revistas, escuchas Lo que yo te diga, preguntas a amigos con hermanos mayores, y vives en la inopia feliz hasta que reencuentras al primo asturiano cinéfilo que va a la universidad y te noquea: “¿Hannibal Lecter? Pero si la buena es Hunter” (en realidad dirá Manhunter, tirándose el pegote), aunque Michael Mann ni siquiera había dirigido aún El último mohicano. Todavía me dura la impresión de la tarde que vi la película de Jonathan Demme, y aun resuenan las palabras del cabronazo de mi mentor cuando me dejó desnudo con sus ínfulas: no paré hasta encontrar aquella película que habían visto cuatro y siguen viviendo de su gesta. Esta pulsión entre lo disfrutado y lo por descubrir, entre lo nuevo y lo viejo, entre lo evidente y lo oculto, sigue siendo la que mueve el mundo. Quid pro quo, Clarice.

2 MAÑANA. Así que resulta que, aparte de para ser mejores, vamos al cine para parecer más listos. Y sí, también pasa en los ratos muertos que tenemos ante la pantalla en las plataformas. A esa tardanza en elegir película, una eternidad buscando qué ver, la llaman, cuidado, fatiga de decisión. En paralelo a ese estrés ante la oferta, a ese miedo a fallar y perder el tiempo que hoy nos contempla, la historia sigue su curso. Todo sucede debajo de esa falsa épica de nuestra monotonía, complacer al algoritmo. O tratar de engañarle, que tampoco nos hace mejores.

Una mezcla de la película de Michael Mann antes de que el mundo entero lo conociese por Heat y del portento mainstream de Jodie Foster y Anthony Hopkins apareció vía David Fincher en la serie Mindhunter. Como en Zodiac, esa tensión, esa inquietud capturada, palpable, que hoy está en barbecho (no ha sido cancelada oficialmente, tienen cinco años para continuar visitando psicópatas), es una herencia que nos alumbrará siempre. Porque hay un mañana, y está lleno de historia. Como el futuro de Bruja Escarlata y Visión, que viene del pasado, desde donde Wanda y el droide avanzan por la historia de la sitcom mientras se acoplan al universo de los Vengadores y a las fases de Marvel, el artefacto de Disney para implosionar nuestras vidas desde dentro.

3 ROMA. Todo el cine es mestizo entre lo que quiere ser y lo que fue. Marvel, Star Wars, el universo Tolkien y ahora Harry Potter van a ser series. Es el filón del momento, el enganche al que hay que alimentar y que bebe de lo que triunfó en la gran pantalla. Y, mientras, en los cines, rescatamos Las niñas, reponemos a Wong Kar-wai, y desayunamos con la oferta de Cinesa de vacunar en sus salas. Los desequilibrios de esta pandemia son evidentes, las dudas ante lo que nos espera cuando termine, también. Nos asiste el pánico a que el cine no recupere los niveles de 2019 y el inicio de 2020 (¡creció la asistencia a las salas!). Un miedo que se basa en la sobredosis de contenidos a nuestro alcance en casa. Pero el miedo es subjetivo. ¿Por qué tememos que nos vamos a quedar en casa viendo lo que sea y nadie duda de que volveremos a los restaurantes, a los bares, a los estadios de fútbol, cuando todo pase? Unos 100.000 irreductibles seguimos yendo al cine semana tras semana a pesar de que todo se pone en contra: pocos estrenos y discretos, cambios de fecha, toques de queda, cines cerrados y, sin embargo, la tensión entre lo que conocimos y nuestras esperanzas sigue viva. Nos gustaría ser como los romanos en La vida de Brian, pero nos conformamos con aguantar aquí, al pie del cañón, esperando que amaine, recordando qué han hecho las películas por nosotros, gritando que el futuro también está en los cines.

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