The Artist

Parece un chiste. Y no lo es: ¿cuál es el colmo de los prejuicios cinéfilos? Una película muda, en blanco y negro… y francesa. La combinación perfecta para ahuyentar al supuesto gran público, ese que no quiere complicarse la vida en un cine. Sin embargo, The Artist, una obra luminosa y cómplice capaz de alegrarte la existencia, no está dirigida exclusivamente a intelectuales, francófilos ni gafapastas. ¿Por qué? Porque ha elegido siempre el más difícil todavía: no contento con su ¿pedante? triple apuesta espantapájaros, se revuelve contra su esencia y elige el género más desagradecido para pasar a la posteridad de la cinefilia. Ahí reside finalmente el secreto de su éxito: The Artist camina en el alambre todo el tiempo. Se la juega, arriesgando en la forma con el espectador medio y domando al cinéfilo de pro con su fondo. Por eso es, de largo, la mejor comedia en muchos años.

Sufrir está sobrevalorado. Y morir, ni te cuento. La comedia, ay, la comedia, es el único género que necesita explicarse con apellidos: comedia romántica, musical, juvenil, treintañera, social… Las olvidamos rápido. Nada más salir del cine. No acabamos de fiarnos, más allá de ese mantra rancio sobre lo difícil que es hacer reír en pantalla. La asociamos con cierta levedad, y no hay nada más injusto. The Artist es tan leve como pueda serlo la última gran alegría que te llevaste en tu vida. Ni más ni menos. Es cosa tuya si prefieres las malas noticias.

Los cursis hablarían de una declaración de amor al cine, un homenaje a las películas clásicas. Pero aparte de darnos la turra, se equivocan. Mientras los homenajes se quedan en eso, el filme de Michel Hazanavicius va más allá. Por ese equilibrio de opuestos, por sus niveles de lectura, y por rescatar sensaciones que creíamos perdidas a través de técnicas que habían quedado obsoletas, incluso de trampas cinematográficas de ésas en las que da gusto caer como un niño. Es un clásico. El influjo del documental y el triunfo del enfoque realista habían devaluado el valor de un buen trabajo escenográfico, la apuesta por el ensayo y la virtud de lograr la verdad a través de la actuación. En otro juego magistral de contrarios, The Artist alcanza la naturalidad a través de la impostura. Su protagonista, Jean Dujardin, premiado en Cannes, reinventa el concepto de carisma. En el diccionario aparece ahora su sonrisa de truhán con encanto, la más arrebatadora desde que Julia Roberts nos conquistó. Arropado por la frescura de Bérénice Bejo y el empaque de los rostros casi cincelados de John Goodman, James Cromwell y compañía, Dujardin baila, ríe, llora y te lleva en volandas al ritmo de la magia de Cantando bajo la lluvia, sin descartar el descreimiento de El crepúsculo de los dioses y la originalidad de La rosa púrpura del Cairo. Es una película espiritual, no en un sentido religioso, sino como intento suicida de apelar al ánimo del espectador con imágenes que forman parte de nuestra cultura.

Hazanavicius rueda con una precisión pocas veces vista. Secuencias como la de la escalera, los piques de baile o la salida del estreno remiten a lo que ya conocemos, pero sin el batín de lo cómodo. Baqueteado en un cine de época tan sui géneris que anticipaba lo metacinematográfico, del western en Los Dalton contra Lucky Luke a su Mad Men a la francesa (OSS 117, perdido en Río y El Cairo, nido de espías), no se atreve sólo a rizar el rizo sino a enfrentarse al poder de los prejuicios para hacernos felices.?

CARLOS MARAÑÓN

FICHA TÉCNICA

The Artist

• Director:
• Género:

  Drama

• País:
• Sinopsis:

  En el Hollywood de 1927, el actor George Valentin es una gran estrella del cine mudo a quien la vida sonríe. Pero la llegada del cine sonoro le conducirá al olvido.

• RESUMEN: Talento contra los prejuicios. El cine mudo… ¡Habla!

• ESTRENO: 16/12/2011

• Drama / Francia / 2011 / Dir: Michel Hazanavicius / Reparto: Jean Dujardin, Bérénice Bejo, James Cromwell, John Goodman, Joshua Margulies, Beth Grant / Guión: Michel Hazanavicius