Papeles en el viento

El fútbol para los argentinos es un sentimiento, nunca un estado de ánimo. Proclives como suelen ser a la exageración y con una tendencia natural a revestir de complejidad lo que debería ser poco más que residuo de la caverna interior, se han ocupado durante décadas de construir a su alrededor un imaginario que legitime algo que no la necesita. Más o menos, como sucede con los afectos. Los amigos de uno son, sin más, ni mejores ni peores, los que uno maldice y atesora.

Esta pequeña reflexión debería servir para dar una medida de lo que Papeles en el viento, la quinta película de Juan Taratuto (No sos vos soy soy, La reconstrucción), ofrece y también escamotea. Más un drama de sonrisa melancólica que una comedia dramática, aborda la pérdida de un amigo y la deuda que sus compadres contraen con él y la hija que ha dejado huérfana. Como vínculo entre todos ellos, la pasión irracional que sentían por el Independiente, el club del que salió el Kun Agüero. También una herencia ruinosa: un futbolista que el difunto compró y se ha quedado en promesa frustrada. Para dejarle una seguridad económica a la niña, se lanzan a la difícil empresa de recuperar anímica y deportivamente a ese futbolista a la vez que negocian un traspaso entre agentes, periodistas y algún jeque incauto.

Con un poco más de finura, esta última historia podría haber dado para una de las grandes películas de fútbol y cine de los últimos tiempos. Desgraciadamente, está escrita a brochazos y, aunque seguramente en la realidad se den casos diariamente así de precipitados y cochambrosos, da la sensación de que se está contando más de oídas que de primera mano. Los actores, que no tienen mucho a lo que agarrarse, salvan como pueden un texto que les dejó demasiados huecos. Diego Peretti tira de personalidad y ocasionalmente recurre a tics que otras veces le funcionaron, pero sus compañeros no tienen tanto carisma y se limitan a compartir escenas con él. Fuerzan juntos la emoción y aprietan los ojos para que caigan lágrimas, pero es absurdo cantar gol cuando el estadio está vacío.