Hombres, mujeres & niños

El sueño de internet produce monstruos. Así me imagino la nota mental de Jason Reitman o el recado apuntado en la Moleskine de turno: “Hacer una película sobre cómo internet ha cambiado nuestras relaciones”. Y sí, efectivamente, Hombres, mujeres & niños es eso, un retablo de personajes de la Norteamérica suburbial lidiando con los demonios que salen del router. Sólo que Reitman –con Una vida en tres días esto se puede considerar ya mala racha– parece tan ocupado en mandar sus historias con doble check que, por el camino, se ha olvidado de que ahora aparecen tres.  El fascinante calado de las nuevas formas de tecnología en nuestras relaciones –para una reflexión más allá de lo obvio vale la pena recuperar Dejad de lloriquear, sobre cómo Facebook anuló a la generación treintañera– brilla por su ausencia en Hombres, mujeres & niños, cómoda y remolona entre unos personajes planos como la nueva tarifa de Jazztel. La cheerleader boba y hipersexualizada, la anoréxica consentida, el divorciado que sigue en Facebook la nueva vida de su mujer, una madre controladora, un matrimonio con cuenta en eDarling… Es imposible empatizar con estos clichés a pesar del cast opulento que los interpreta. El resultado –no es cuestión de hacerle el trabajo a Reitman pero: ¿No tiene cosas buenas internet? ¿No será que ya éramos así antes de esto?– es tan socorrido como mirar un muro de Facebook. Es agradable ver tanta información dispar tan junta. Pero no aporta nada.