El menor de los males

Sergio F. Pinilla

UN POLÍTICO CONSERVADOR, con una política preventiva similar a la de George Bush, pasa un fin de semana en la finca familiar en compañía de su hermana solterona, una amante adolescente y el séquito de su partido. El objetivo: conseguir de la chica unas comprometidas fotos de la relación que mantienen. El menor de los males, sin alcanzar los resultados de Lisboa o de En la ciudad sin límites, conserva intacta la capacidad de sorpresa de Antonio Hernández para el thriller, aliñado en esta ocasión con las toxinas teatrales de Mankiewicz y el sainete de la corrupción hispánica.