Crítica de 'Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City'

Fotograma de 'Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City'
Fotograma de 'Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City'
Sony
Fotograma de 'Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City'
Valoración:

A lo largo de la saga cinematográfica de Resident Evil desarrollada entre 2002 y 2017 cundieron los reproches por la escasa fidelidad a los videojuegos originales. Unido este desdén gamer al rechazo crítico, el ímpetu creativo de Paul W.S. Anderson —gran artífice de estas adaptaciones, aunque faltara en las dos primeras secuelas— ha acostumbrado a soslayarse, si bien se empezara a intuir una reivindicación cuando Resident Evil: Capítulo final quiso darle la espalda a los caminos trazados en películas previas para ensayar uno alternativo, más decepcionante a falta de toparnos con una catedral como la que pudo suponer Resident Evil: Venganza. En esta quinta entrega Anderson perfeccionó todo aquello que había intentado construir desde la primera película para proclamar que, en efecto, su referencia principal nunca habían sido los videojuegos de Capcom, sino el concepto videojuego en sí. Es decir, la coartada para desarrollar un espacio digital autocombustible que reflejara la gramática del medio al tiempo de nutrirse de las especificaciones de aquél donde se enmarcaba.

Ese complejo de Umbrella compuesto por niveles claramente segmentados, que solo podían ser observados en conjunto a través de una cámara que los convertía en la materia prima-bit, atestiguaban la obsesión de Anderson por un lenguaje eminentemente híbrido, y favorecía todo tipo de enunciados sesudos que, no obstante, acababan diluidos en la combinación de clamores “esto no se parece a los videojuegos”/ “esta ficción no se sostiene de ningún modo”. Es de recibo recordar los logros de Anderson puesto que Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City, aunque inequívocamente acude a satisfacer las acusaciones de infidelidad, toma buena nota de lo que estos cultivaron en relación al espacio. La película que escribe y dirige Johannes Roberts es consciente de que un sustrato tan archiconocido —por cimentar las coordenadas esenciales del survival horror— como suponen los esquemas narrativos de los dos primeros Resident Evil corre el peligro de naufragar en lo anecdótico sino encuentra una consistencia propia, una convicción que emane de un mundo sólido con reglas aprehensibles. La cuestión es que Bienvenidos a Raccoon City opta por un enfoque contrario a la hora de delimitar su geografía: donde las películas de Anderson perseguían la abstracción, Roberts busca una homogeneidad que casi puedas palpar. Donde las aventuras de Milla Jovovich solo eran posibles en el cine digital, la nueva Resident Evil se ciñe a lo analógico.

No tendría por qué ser malo, y de hecho depararía lecturas estimulantes en torno a la angustia del cine más tradicional por ganarle terreno al videojuego. Siguiendo esta línea de pensamiento tendrían sentido ciertos instantes en los que Bienvenidos a Raccoon City parece querer invocar la fisicidad de John Carpenter; el problema es que se queda en la intención, pues hay otra deuda iconográfica a la que plegarse. Y esta es, claro, los videojuegos en sí. No su gramática, no sus ramificaciones expresivas, sino lo que más fácilmente contente a los fans: una imagen de reverberaciones automáticas, fanservice, que permita el placer nostálgico. El film sigue el argumento de los dos primeros Resident Evil imitando iluminaciones y escenarios paralelamente a descartar sus rasgos más inquietantes —la cámara fija dando paso a travellings más similares a un James Wan de rebajas que a un verdadero interés por acotar el espacio—, y por supuesto ajustándose a su devenir argumental. Todos los personajes están aquí, con una apabullante falta de carisma —el Albert Wesker de Tom Hopper resume todas las miserias de la propuesta—, y todo ocurre como tiene que ocurrir, incluso aunque esto conduzca a unos últimos diez minutos terriblemente anticlimáticos, incapaces de disimular por más tiempo su talante cobarde y conservador.

Es posible que Bienvenidos a Raccoon City encaje más con el gusto gamer, y que la intrascendencia hacia la que se vuelca militantemente logre atemperar la posible furia con la que se reciba esta domesticada filiación al canon. De hecho, hay elementos salvables como unos primeros minutos enigmáticos, la banda sonora noventera y una saludable alegría a la hora de poner en escena a los infectados. Y sin embargo, también en este último apartado la película se sabotea a sí misma, cuando pasa a depender del CGI para describir sus últimas mutaciones —ese del que ha renegado hasta ahora para plantear su mundo—, y ni siquiera logra el disfrute/asco mínimos de una buena ración de casquería. Bienvenidos a Raccoon City es una película asfixiada, obsesionada con mirar el pasado incluso en la escena poscréditos, y con más o menos la misma entidad artística que una cinemática. Con la diferencia de que después de esta, al menos, te tocaría jugar, algo que no está en los planes de ninguno de los involucrados en este film trágicamente zombificado.

FICHA TÉCNICA

Póster de 'Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City'
  • Director:

    Johannes Roberts

  • Género:

    Terror

  • País:

    EE.UU.

  • Sinopsis:

    Claire Redfield vuelve a Raccoon City en busca de su hermano Chris, miembro de la policía de la ciudad. Desafortunadamente, vuelve en el peor momento, cuando unos sucesos extraños a las afueras ha obligado a una patrulla a internarse en lo desconocido. Durante las próximas horas, unas series de personajes harán frente a los aterradores estragos de un virus mientras una cuenta atrás empuja Raccoon City a la autodestrucción. 

  • GUION: Johannes Roberts

  • REPARTO: Kaya Scodelario, Hannah-John Kamen, Robbie Amell, Tom Hopper

  • DURACIÓN: 107 minutos

  • VEREDICTO: Un festival fanservice tan inane como perfecto para echar de menos a Anderson y Jovovich.

  • DISTRIBUIDORA: Sony

  • ESTRENO: 26/11/2021

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