Adam

Los últimos filmes marroquíes que han llegado a nuestras salas abordan de manera explícita la encrucijada de ser mujer en el país magrebí. En Sofía, la directora Meryem Benm’Barek narraba la odisea de la protagonista en su intento de dar a luz el bebé que había engendrado sin estar casada, situación castigada por el Código Penal del país; mientras que Nabil Ayouch presentaba en Razzia una historia coral sobre cómo el integrismo ha calado en Casablanca, eliminando todo rastro de su cosmopolitismo.

Adam, debut de Maryam Touzani, actriz y guionista de Razzia, vuelve a poner en el foco en las contradicciones de Marruecos a pesar de que su tono dramático y sus formas fílmicas son más suaves que en las películas citadas.

Adam nos habla de una joven embarazada que vaga por Casablanca en busca de techo y trabajo, acogida finalmente por una áspera mujer, madre viuda, que regenta una pastelería. La solidaridad, como podemos imaginar, irá convirtiéndose en sororidad y la tirantez ante la estampa de acoger a una madre soltera se transformará en la visión de un nuevo hogar. Esa idea adánica de la posibilidad de un matriarcado, no obstante, apenas queda esbozada y es una lástima que Touzani no le haya prestado más atención, demasiado ocupada en filmar a las protagonistas amasando dulces juntas.