Llega una de las series del año
The Bear, en Disney +
FX, Hiro Murai, Christopher Storer. La cadena que produjo Atlanta, su director y el creador de Rami respectivamente eran garantías suficientes. Por si fuera poco, desde EE UU, donde The Bear se estrenó hace meses, las críticas que llegaban eran cada vez más positivas.
Y por algo era. The Bear es, probablemente, la serie sobre un restaurante más realista de la televisión. Cuenta la historia de ‘Bear’ (Jeremy Allen White), un chef de alta cocina que regresa a Chicago para ocuparse del restaurante familiar tras la muerte de su hermano.
Mientras te sumerge en el mundo caótico y frenético de las cocinas (con planos cortísimos, un plano secuencia que dura un capítulo entero, y cámara en mano), Storer teje una entrañable tragicomedia familiar atravesada por la adicción. Te vas a enamorar de sus personajes.
Qué grande es Paul Schrader
El contador de cartas, en Movistar Plus +
Paul Schrader está en racha. Como el jugador de su penúltima película, el guionista de Taxi Driver gana todas las partidas. El contador de cartas es un thriller oscuro de venganza en el que el director pone sobre la mesa los fantasmas de Guantánamo.
Oscar Isaac interpreta a este jugador de póker que aprendió a contar cartas en la cárcel. Traumatizado por su pasado militar, se embarca en una venganza junto al hijo de un antiguo compañero (Tye Sheridan) y en una relación con Tiffany Haddish que da lugar a una de las escenas más luminosas e hipnóticas del cine que vimos en 2021.
Secuestro a la noruega
Desaparecida en Lorenskog, en Netflix
Netflix estrenó hace unas semanas esta nueva apuesta por el noir escandinavo inspirada en un caso real: la desaparición de Anne-Elisabeth Hagen, esposa del magnate inmobiliario Tom Hagen y principal sospechoso del caso.
Desaparecida en Lorenskog se ajusta a los estilemas del noir norteño y a sus tonos fríos rastreando en cinco episodios uno de los secuestros que conmocionó a Noruega y narrando cada capítulo desde el punto de vista de cada uno de los implicados en la investigación, desde los periodistas hasta la policía o los abogados.
Campamento cristiano para curar la homosexualidad
La (des)educación de Cameron Post, en Filmin
La (des)educación de Cameron Post comienza con una declaración de intenciones: una voz en off catequista frente a dos alumnas adolescentes que se dan el lote en el cuarto de una de ellas, rodeadas de posters en las paredes. Son los 90, principios de esa década famosa por el buen cine indie al que tanto recuerda este filme de Desiree Akhavan. Todavía se llevan las cazadoras vaqueras y los cardados, la música se escucha en cintas grabadas y el vestuario para la prom night le debe mucho a los complicados estilismos de los años 80. Ah, también es la época en la que están de moda los campamentos para curar la homosexualidad.
Akhavan acierta en su retrato de este microcosmos huyendo de la ridiculización de lo que ya, de por sí, es grotesco. Su mirada, irónica pero también nostálgica, describe la pacatería de una América profunda que ahora está más a la vista que nunca.
Y carga las tintas en la construcción de los personajes principales, desde la directora del centro que es "como tener tu propio villano de Disney" hasta los tres adolescentes protagonistas –Graze Moretz, un David Bowie nativo americano y una rastafari con una sola pierna– tan bien escritos que los querrías de amigos.
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