Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Más cine inspirador y menos reality del cliché

Amor con fianza
Amor con fianza
Cinemanía
Amor con fianza

Si no hablan de ti, no existes. Eso deben pensar las plataformas bajo demanda: necesitan generar constante conversación social para evidenciar que no paran de estrenar producciones de éxito. ¿Cómo lo consiguen? Con un catálogo sin tregua de estrenos. Pero la ficción es más costosa de desarrollar y no da para crear eventos durante todo el año. Como consecuencia, las plataformas prueban con el reality show. A priori, la tele-realidad es más barata de producir y encima suscita gran debate en las redes sociales, ideal para visibilizar la marca de la plataforma.

Estos realities suelen repetir los mismos moldes: celebrities fuera de su área de confort, anónimos conviviendo (y al poder ser peleándose) o el formato estrella: pimpollos cayendo en los clichés del amor tóxico. Clichés que indignan, claro. Y lo que enfada suele generar una extraña atracción, pues existe un público que no puede subsistir sin los programas que detesta. Porque depende de ellos para socializar, para sentirse parte del grupo. Incluso para digerir la frustración personal. La vida sin contenidos audiovisuales que reprobar es, por suerte o por desgracia, mucho más aburrida. Estamos hechos para criticar.

Pero el "que hablen de mí aunque sea para mal" también puede ser una arma de doble filo para las plataformas bajo demanda. Hay un tipo de usuario que piensa que por pagar merece un plus de calidad que no encuentra en las cadenas tradicionales generalistas. El "abonado" prefiere sentirse en un club que le distinga del resto de la masa. Contenidos que no sólo repitan moldes previsibles del éxito. Y los repiten.

Si Netflix tiene su Amor con fianza con parejas poniendo a prueba su relación en un entorno paradisiaco, ahora llega a HBO Fboy España donde tres chicas conocerán a 22 chicos. Todo desde un 'marco incomparable', una bonita isla. No basta con encerrarse en una casa llena de cámaras, hay que acudir a un luminoso entorno turístico con el que conquistar el interés aspiracional del espectador. O, al menos, intentarlo.

Pero HBO y Netflix haciendo sus versiones lowcost de La isla de las tentaciones pueden espantar a su comunidad de fieles, que no está en sus plataformas por estos géneros televisivos. La audiencia tiene reality shows más a lo grande y con sensación de ir más pegados a la actualidad desde las cadenas lineales de siempre, como Telecinco.

El espectador que está comprometido con la suscripción en plataformas bajo demanda aspira a encontrar una oferta que le desafíe creativamente y que sienta que no puede encontrar en otros lugares de manera gratuita. Quiere creaciones de autor, busca la experiencia única del cine clásico a tono con los nuevos tiempos: la experiencia que te despierta emociones transparentes. El suscriptor demanda más ficción de calidad en sus múltiples formatos, menos postureo de usar y tirar. Porque, en 2022, para ver aspirantes a influencers ligando en una playa ya está Instagram.

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