Los clones chungos de Freddy Krueger

Cuando tenía 13 años comencé a hacer con mis amigos una secuela no oficial de Pesadilla en Elm Street. Aunque el atolondrado JC Monedero (aka JC Moneymaker) sea incapaz de entenderlo, las películas de Freddy llevaban años volándome la cabeza y quería hacer algo igual. No me pasaba sólo a mí, un chavalillo de 13 años, sino también a un montón de directores a lo largo y ancho de todo el mundo: la imitación siempre es resultado de la admiración, como pasaba con el grupo que tenías con 18 años en la que tocabas The Trooper.

En México, por ejemplo, tuvimos la película Pesadilla fatal (René Cardona III, 1991). Que no es lo mismo, eh, porque ya no es en Elm Street. Es diabólica. Se trata de un insufrible vehículo a cargo de la cantante infantil Tatiana, que aquí interpreta a una ciega, único testigo (ejem) del asesinato de su padre. Como le ocurría a Heather Langkeheart, nadie la cree, pero el asesino anda por ahí con un guante con cuchillas y se dedica a darle sustos, a ver si se vuelve loca o algo.

Los chinos, por su parte, rindieron un pequeño tributo al film de Craven en la película Contraespionaje en la jungla (Edward Gere, 1989) compuesta como solía pasar con las películas de Tomas Tang, por dos films: el delirante argumento nos hablar de una guerra sucia entre compañías de cine, en la que unos guionistas sufren el acoso de un demonio enguantado que se aparece en sueños. Menos mal que les protege un ninja superhéroe. El típico delirio maravilloso de la época. De estas dos pelis os hablamos en el podcast Butaca Residual dedicado a tal menester, así que no me extenderé más.

Pero la que se lleva la palma dentro de este desfile de horrores es Mahakaal (Shiam y Tulsi Ramsey, 1993), una verdadera Freddy-Xploitation con escenas literalmente FUSILADAS del original. Mahakaal es, en realidad, una "localización", una versión que repite lo mismo pero cambia protagonistas y detallitos para acercarla a otra cultura. Lo mismito que hacen los americanos con La maldición, Déjame entrar y esas cosas, pero en la dirección contraria. En este caso, ponemos a un montón de indios en entornos más familiares, los hacemos un poco mayores y metemos los consabidos números americanos.

Aquí es la joven Anita, una universitaria india, la que es acosada en sueños por un malvado ente con un guante de cuchillas. Las pesadillas son cada vez más intensas, Tras un ratito de aventuras escolares más propias de La revancha de los novatos que de un film de terror, asistimos a la primera escena terrorífica de amigos de la joven, viéndola muy afectada por los cada vez más terroríficos sueños, deciden llevársela al campo para que descanse.

Es allí donde el demonio Shakaal se revela. Se trata de un loco que sacrificó varios niños a un Dios y fue enterrado vivo por varios adultos, entre ellos, el padre de Anita, el jefe de policía. A lo largo del film, los universitarios pijos son exterminados, con mucha paciencia, por el malvado espíritu, que cobra cada vez más fuerza. Sí, está claro que el tipo había visto Pesadilla en Elm Street. Unas 45 veces.

La parte de terror del film es un interesante batiburrillo de las películas de Freddy: las escenas de muertes están copiadas de varias partes de la saga Elm Street, con muertes que recuerdan a otras vistas en la original, la 2ª y la 4ª parte (¡esa cama de agua!) y hay ideas como la posesión de uno de los chavales que también aparecían en los films originales. Por otro lado, la música está robada también de las dos primeras partes del film. Es evidente que buena parte el mérito está en el material original que opia, pero el caso es que cuando la peli está intentando ser una película de terror, más o menos funciona.

Pero claro, esto es la india, y allí el masala, la mezcla de géneros, está a la orden del día.  Así, tenemos un montón de números musicales para amenizar el metraje, bastante inocuos y poco inspirados, hemos decir. El film tiene también no una sino DOS escenas con intentos de violación, planteados no como escenas de terror, sino de acción, con los ciclos rescatando a las chavalas a base de artes marciales. Y eso en el campus de universidad: cómo está el patio.

Y no podía faltar la comedia. No: el asesino de los sueños no hace chascarrillo como Freddy en las últimas entregas. El tipo es silencioso cual Jason Verhoees. El humor está a cargo de un imitador de Michael Jackson que se pasa toda la película haciendo el idiota, contando chistes de maricones y bailando como loco vestido con atuendos jacksonianos, del Beat It al Bad. Johnny Lever, el tipejo en cuestión, recuerda físicamente a Ángel Cristo, y estaba especializado en este tipo de papeles: un personaje para hacer una risas en medio de un drama y rellenar metraje con escenas similares a las de Los albóndigas en remojo o cualquier película de campamentos que podáis pensar. Pero sin tetas, ojo.

El resultado, pues un continuo WTF donde el tono de la película cambia cada 10 minutos, en el más puro estilo del cine de terror 100% Bollywood que, en realidad, no convence a las audiencias más cosmopolitas y está orientado a un público rural menos exigente. Con todo, y para ser una película de los hermanos Ramsey, es correctilla a nivel técnico, a pesar de la falta de medios. Ideal para ver en un díptico con Mad Max: Furia en la carretera aquí las mujeres corren peligro de violación, de muerte en el de los sueños, y son incapaces de hacer nada sin el auxilio de un hombre: en Femen les debe de encantar.

Quiero destacar antes de terminar el horterísima vestuario el que hacen gala  todos los personajes, destacar que uno de los tipos lleva UN POLO de Iron Maiden, mientras que otro luce una camiseta con una reproducción de máscara de Tutankamón que parece sacado directamente del Deluxe Paint II el Commodore Amiga, o eso me lo ha parecido a mí. La moda en la India de los 90, la verdadera pesadilla final.