Resistance: Fall of Man fue uno de los primeros títulos de PS3 que comenzaron a sacar rendimiento de verdad a Playstation 3. A pesar de no ser un juego perfecto, tenía la personalidad y la calidad suficiente como para ganarse un hueco en el corazoncito de los “sonyers” del momento. Su segunda entrega demostró que se podía hacer algo todavía más grande. Ahora, Resistance 3 eleva el listón: un espectáculo mucho más impresionante, y con una historia mucho más intensa y profunda. Ojalá las últimas pelis que hemos visto sobre invasiones alienígenas hubieran sido así de buenas.
La historia del juego, ucrónica y maravillosamente integrada en su periodo histórico (años 50), es notablemente emotiva. Sin entrar en spoilers, nos lleva desde el final de Resistance 2, donde el protagonista Nathan Hale encontró la muerte a manos de los humanos (ironías de la vida virtual, tras hacer hecho morder el polvo a dos invasiones de belicosos extraterrestres). Ahora el protagonista es Joseph Capelli, un hombre que deberá cruzar Estados Unidos para detener de manera definitiva la invasión de los Quimera (o por lo menos, intentarlo). Y es que las cosas se están poniendo muy feas en la Tierra (también en la de los videojuegos): las Quimeras han cambiado de estrategia, su nuevo comportamiento es impredecible. Su dominio sobre la población humana es total. Han ganado la guerra, y ahora reclaman su premio. Tal vez sobrevivir a la invasión fue peor que no hacerlo, ya que ahora llega la hora de la colonización. Por si fuera poco, el clima del planeta está cambiando. Empieza a hacer mucho frío (“Se acerca el invierno”), y el enorme aparato terraformador suspendido sobre Nueva York puede tener algo que ver. Menos mal que el bueno del Doctor Malikov convence a Capelli para que le acompañe es esta road movie suicida. Capelli lo tiene claro: él no es un soldado, ni un héroe. Es un superviviente, pero si quiere que su hijo tenga un futuro, deberá ganar esta guerra.
Y así se inicia un viaje lleno de peligro a través de los EE.UU. y que nos lleva de una situación espectacular a otra todavía más impresionante. Bien que nos la han jugado estos chicos de Insomniac: Primero nos hacen meternos en la piel de un tipo que nos cae bien, luego nos atan con el rollito sensiblero, nos hacen chantaje emocional con el pequeño hijo de Capelli, y luego, nos ponen un fusco en las manos y nos lanzan a la acción.
¿Qué os podemos contar de la acción? Pues que es frenética. Si pasas algún minuto sin disparar, es porque te estás escondiendo, con los nervios a flor de piel. Una delicia que ha mejorado con creces respecto a la anterior entrega de la saga. Batallas en primera persona en diferentes frentes, un gran número de armas (algunas viejas conocidas, otras nuevas, todas letales y siempre a disposición del jugador mediante un menú rápido) y ganas de sobrevivir para poder averiguar a qué vamos a enfrentarnos en el siguiente nivel del juego.
Una acción terriblemente adictiva, gracias su diseño de juego, que alterna tiroteos, con niveles de infiltración y batallas contra enemigos enormes (y quiero decir enoooooormes). Una mezcla perfecta, que a pesar de algún fallo leve y puntual de la IA enemiga (algunos enemigos “de élite” son ridículamente fáciles de derribar), recupera un detalle que hace más adictivo el juego: la barra de salud. Se acabó recuperar energía tras pasar un ratito a cubierto. Ahora, para recuperar salud deberemos encontrar botiquines escondidos en los escenarios. Vuelve ese querido momento de todos los jugadores de correr como pollos sin cabeza esquivando balas en busca de un paquete de tiritas para no convertirnos en fiambres. “There is no school like the old school”.
El acabado técnico del juego es muy, muy alto. Aunque al principio no es demasiado llamativo, según comienzan a silbar las balas y a abrirse los escenarios veremos que nuestro viaje va a ser toda una experiencia audiovisual. Experiencia que se puede completar al jugar RESISTANCE 3 con Move y su control en forma de pistola. Y atentos aquellos que puedan jugarlo en 3D porque eso ya es la pandilocura. Os prometemos 10 horas (12 si no eres el más rápido del mundo en eso del gatillo) de emoción en el modo campaña que no olvidarás fácilmente.
Para completar el pack, y a pesar de no ser su punto más lucido, RESISTANCE 3 incluye el multijugador de rigor, con diferentes modos de juegos (por todos conocidos) y hasta 16 participantes. No es el colmo de la originalidad y tampoco destaca especialmente en ningún punto en concreto, más allá de que es divertido y adictivo, y de eso se trata, ¿no?
RESISTANCE 3 nos ha gustado. Tras el saborcillo agridulce (así como aquellos chicles de natillas que sacó Boomer hace unos años, que sí, que estaban bien, pero… no, chicle de natillas, no…) que nos dejó RESISTANCE 2, esta tercera entrega es lo que se espera de un juego que es insignia de una compañía desarrolladora y de todo un sistema de entretenimiento de la talla de Playstation 3. Desde Bazinga os aseguramos que así da gusto engrosar las filas de la Resistencia. Y que a pesar de todo el grandioso espectáculo que supone jugar hasta el final RESISTANCE 3, los desarrolladores han conseguido que la historia sea lo importante.
O al menos, tan importante como los enormes robots gigantes del espacio, con capacidad de fuego para arrasar una ciudad pequeñita, y que se acerca por el horizonte haciendo temblar el suelo a su atronador paso.
Esto es BAZINGA, donde podemos decir, con orgullo y satisfacción: “Si yo caí, La Resitance venció”.
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