Dungeon Siege III: Dragones y mazmorras de segunda división

Dungeon Siege llega a las consolas con su tercera entrega. Una conversión del juego de PC lleno de bandidos, guerreros, magos y criaturas de todo tipo. Un “Action RPG” para echarle horas este verano.

En la tercera parte de esta serie volveremos al Reino de Ehb, 150 años después de los visto en la primera entrega. Tras 400 años protegiendo el reino, La Décima Legión pierde el favor real y se convierten en un grupo de proscritos. Con el paso de los años, su número se reduce considerablemente, hasta que el Venerable Odo, uno de los veteranos de la Legión, decide reunir a los supervivientes y a sus descendientes para volver a proteger el Reino de Ehb ante una nueva y terrible amenaza. Aquí empieza nuestra historia: la noche en la que Odo reúne en una vieja mansión a los herederos de la Legión, estos sufren un terrible ataque. Muchos de ellos mueren y los supervivientes se dispersan…

Como todo buen RPG, Dungeon Siege II nos permite elegir el tipo de personaje con el que queremos jugar. En este caso, cada personaje supondrá una historia diferente para el jugador y una experiencia de combate completamente distinta. Aunque las opciones de personificación son muy pocas, cada personaje es muy particular: Lucas Montbarron es heredero de un Gran Maestro de la Legión, el prototipo de héroe y el más equilibrado en sus habilidades. Es letal en combate a distancias cortas y medias con sus diferentes espadas, pero totalmente inútil a larga distancia. Anjali es una criatura mítica que domina el fuego, un poderoso atacante, pero débil en el cuerpo a cuerpo (tampoco sabemos si viene con función pirolítica de esa que te deja el horno limpio). Reinhart Manx es descendiente de mago, y es el que personaje que más nos ha gustado a la hora de entablar combate, y además , nos encanta su relación con la magia y la ciencia. Katarina, modelada a partir de las curvas de Rebecca Grant, es la chica mala con toneladas de personalidad que todo videojuego que se precie tiene que tener. Va armada con diferentes armas de fuego y se majea bastante bien a larga y corta distancia.

Estos cuatro personajes están condenados a avanzar por el Reino para devolver la paz, la justicia, la igualdad y bla, bla, bla… La verdad es que el juego adolece una preocupante falta de carisma. Al empezar el juego, no puede importarte menos la historia o los personajes. Y eso es un problema, porque la mecánica del juego es bastante repetitiva: avanzar por interminables escenarios, superar distintos combates aleatorios (con el mismo tipo de enemigos una y otra vez) y superar misiones que suelen consistir en trasladarse a alguna localización del mapa, matar a alguien, y volver al punto de origen. Una falta de originalidad algo preocupante: Por tópico (y típico) incluso en los bosques tendremos que enfrentarnos con arañas gigantes. En Bazinga ya hemos perdido la cuenta de las arañas que hemos finiquitado en bosques oscuros en esto de los videojuegos. ¿Los desarrolladores no saben que en los bosques hay otros bichos?

El juego nos presenta una vista aérea sobre el personaje, que podremos rotar libremente mientras jugamos y acercar o alejar de nuestro personaje. Los escenarios son muy grandes y tienes bastante detalle (y sin tiempos de carga, punto a favor), aunque a estas alturas nos parecen propios de la anterior generación de consolas. Podemos destacar algunos paisajes especialmente llamativos o ciertos efectos de iluminación, pero detalles como la falta de sincronización facial en los personajes con los diálogos bajan mucho la media. Tampoco los enemigos deslumbran por su diseño ni por su variedad.

Técnicamente el juego es bastante ramploncete, y la jugabiliad no ayuda: moverse de un lado a otro simplemente apretando los mismo botones una y otra vez. Una rutina que sólo se rompe cuando navegamos por los menús para actualizar nuestros equipos, o cuando entablamos conversación (aburrida) con algún personaje. Sí hay que destacar, a pesar de lo dicho, que evolucionar a nuestros personajes es muy divertido. Es verdad que para subir de nivel hay que masacrar una gran cantidad de enemigos, pero evolucionar las distintas habilidades de los personajes es muy satisfactorio, y en ciertos casos realmente impresionante. Destacan en este punto Anjali y Reinhart, con algunos efectos muy llamativos, efectivos y originales.

La gran baza de Dungeon Siege III es su modo cooperativo. Poder jugar con otros tres jugadores es mucho más divertido (y práctico, ya que la IA del juego es algo… limitada) y permite disfrutar mucho más de los combates y plantear estrategias que varíen un poco el golpe, golpe, golpe del pad.

Pero algo bueno tendrá el juego, ¿no? Pues sí: Los fans del género seguro que disfrutan con la mecánica clásica y sencilla, aunque tal vez el resto de jugadores se sientan algo más descolgados. En realidad, no es un mal juego en absoluto, pero con tantas novedades mensuales compitiendo por hacerse su sitio en el mercado, nos parece que Dungeon Sigue III se ha quedado corto en su desarrollo.

Esto es BAZINGA! donde hemos matado tanas arañas gigantes en el bosque oscuro, como escorpiones gigantes en los desiertos de mil y un videojuegos.

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