Saturada hasta el punto de parecer mojada, abstracta por la ausencia casi total de textos, proletaria por el papel de baja calidad y, sobre todo, nueva por la manera en que la fotografía contaba la realidad de modo fractal, la revista Provoke (en japonés Purovōku) se presentaba con un subtítulo combativo y muy incrustado en el espíritu del año en que nació, 1968: Shiso no tame no chohatsuteki shiryo (Recursos provocadores para el pensamiento).
Aunque sólo se editaron tres números y de cada uno apenas mil ejemplares, la publicación, casi un fanzine, es considerada como una de las más influyentes de la segunda mitad del siglo XX para la fotografía japonesa, a su vez una de las escuelas más dinámicas del mundo.
Una 'nueva expresión fotográfica'
Fundada por Yutaka Takanashi y Takuma Nakahira, a quienes se unió a partir del segundo número Daidō Moriyama, el fotógrafo más importante de su generación, los promotores avanzaron un objetivo editorial de ruptura y explosión. Querían, dijeron, ser "una plataforma para una nueva expresión fotográfica" que liberase a la imagen de la "dictadura de las palabras" y deseaban "oponerse al establishment fotográfico".
Durante la corta vida de Provoke, que coincidió con una etapa de grandes protestas sociales en Japón en favor de mejoras en la calidad de vida, el empleo, la vivienda y la enseñanza, la revista fue un artefacto cultural de vanguardia que iluminó el futuro e hizo trizas las tradiciones fotográficas de Japón, todavía anquilosadas en la estética tradicional del realismo descriptico de los reporteros de los años cincuenta y sesenta.
Shōmei Tōmatsu y Nobuyoshi Araki
Como instrumento de vanguardia y aglutinador de ansias de mayor expansión creativa, en el magazine colaboraron también Shōmei Tōmatsu y Nobuyoshi Araki, quienes, junto con Moriyama, componen el trío de artistas que han colocado a la fotografía japonesa entre las más asilvestradas y creativas de las últimas décadas.
La exposición Provoke, Zwischen Protest und Performance - Fotografie in Japan 1960 -1975 (Provoke, entre la protesta y la 'performance' - Fotografía en Japón 1960-1975), que acogerá el museo Albertina de Viena entre el 29 de enero y el 8 de mayo, mostrará 200 imágenes y objetos relacionados con la revista y su efecto amplificador como fundadora del estilo que se llamó en Japón are-bure-boke (con grano, borrosa, desenfocada) que todavía prevalece y ha sido tomado como modelo en otras latitudes.
La foto como 'documento'
La gran aportación de Provoke fue la de considerar cada fotografía como un documento que no puede ni necesita ser explicado con el limitado poder de las palabras. Los fotógrafos dejan libertad absoluta al espectador para que entienda o sienta cada imagen. Fue el equivalente al conceptualismo en las otras artes plásticas: se trataba de desplazar el lenguaje y concentrarse en la obra.
Los fotógrafos que emergieron de aquella experiencia "contribuyeron a transformar Japón y renovar sus reglas estéticas y artísticas", dicen desde el museo al recordar la aportación del colectivo, que se despidió y desintegró en 1970, no sin antes editar el libro colectivo Mazu tashikarashisa no sekai o suterō: Shashin to gengo no shisō (Primero abandona el mundo de la pseudorealidad: pensamientos sobre fotografía y lenguaje), que es considerado como el número 4 de Provoke.
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