Eduardo Aldán: "Hicimos duelo al saber que Espinete estaba en la basura"

  • El actor y cómico se despide de 'Espinete no existe', un espectáculo que escribió y ha interpretado durante doce años seguidos.
El actor, cómico y monologuista Eduardo Aldán.
El actor, cómico y monologuista Eduardo Aldán.
JORGE PARÍS
El actor, cómico y monologuista Eduardo Aldán.

Han sido cerca de 1.700 funciones –eso son 1.700 veces solo en el escenario– haciendo el mismo monólogo, un texto que en realidad es un viaje a la risa y la nostalgia. Un regreso a su Portugalete natal, a su infancia, a la tele en blanco y negro y, más tarde, en color difuso.

Doce años después de su estreno y de estar en cartel, Espinete no existe se despide para siempre el 29 de diciembre (T. Infanta Isabel, Madrid). Eduardo Aldán se queda... ya tiene nuevo proyecto.

¿Cuál es el porqué de esta marcha?

Porque doce años ya están bien... y para no llegar a trece, por superstición (risas). Son doce años y eso ya es un récord. De hecho, no existe ninguna referencia de un espectáculo que haya durado tanto. Y aunque el público sigue viniendo y sigue llenando las salas, cosa que me sorprende extraordinariamente, tengo ganas de cosas nuevas. No me falta la motivación, son ganas de cosas nuevas.

¿Cuántas veces ha dicho el monólogo?

Cada día apuntamos el número en una pizarra, vamos a llegar a las 1.700 funciones.

¿Lo olvidará alguna vez?

Cuando sea muy mayor y me olvide de todo... pero será imposible olvidar estos doce años de mi vida que han sido fundamentales, con un éxito que jamás me habría esperado.

Habrá fortalecido la memoria...

Ha sido un ejercicio muy bueno sobre todo para no olvidarme de mi infancia porque cada día recuerdo cómo era de joven, así que sigo siendo joven cada día. Ha sido como agarrarme a esa infancia que me queda cada vez más lejos.

¿Conserva el boceto original? ¿Cómo o dónde lo hizo?

Todas mis ideas buenas o malas se me ocurren siempre cuando no estoy trabajando, así que lo apunto donde me pilla. El primer monólogo sobre la infancia, que lo hice para El Club de la Comedia y que luego se convirtió en este espectáculo lo escribí en un cuaderno de Autodefinidos, en la playa. Todo el borde del cuaderno escrito.

Los ochenta y noventa están muy en auge...

Pero no es ahora... ahora está más de moda porque cada vez somos más nostálgicos. Cuanto más mayores somos más nos gusta recordar nuestra infancia. Yo creo que este espectáculo podría durar otros doce años.

Pero cuando empezó no estaba de moda...

Cuando intenté vender el proyecto lo rechazaron todas las productoras, nadie quería hacer este espectáculo y al final lo tuve que producir yo... después de doce años en cartel se estarán tirando de los pelos.

¿Las siguientes generaciones podrían tener su Espinete?

Sí, pero no será como ahora, que hay un referente común. Nosotros teníamos sólo una televisión, había cuatro juguetes contados, un kiosko con los mismos tebeos, todos veíamos lo mismo, comíamos lo mismo, leíamos lo mismo... hoy en día hay tanta oferta que será difícil encontrar un hito que destaque sobre los demás.

¿Quizá un 'Pikachu no existe'?

Podría hacerse. En esta época con tantas plataformas, tantos videojuegos... cada cual tiene su elección y eso está bien, pero será disgregador para esa generación.

¿Se enteró de que Espinete está en un vertedero y comido por el amianto?

Sí, fue terrible... tuvimos que hacer un duelo (risas). Ya sabía que estaba amiantado. Cuando hicimos el programa de Espinete no existe en La 1 quisimos recuperarlo y ya nos dijeron que no se podía entrar en el almacén porque estaba precintado por contener amianto. Así que hicimos una réplica exacta de Espinete. Idéntica, basada en los bocetos originales. El último día de Espinete no existe yo creo que habrá presencia física y real de Espinete.

¿Actuar solo da miedo?

No, a mí lo que me da miedo es actuar con gente (risas). No es que me de miedo, es que estoy acostumbrado a hacerlo solo. Los recursos para manejar al público, para comunicar, las he aprendido de forma muy autodidacta y las manejo yo sólo, puedo improvisar. Pero si tengo a alguien en el escenario será diferente. Al estar solo puedo hacer lo que quiera, incluso cambiar el texto, porque soy el autor. Tengo esa libertad.

¿Cuánto ha cambiado el texto desde la primera función?

Todo. No tiene nada que ver. Yo ahora veo la cinta de la primera función, que está casi en VHS, y no tiene nada que ver. He cambiado como persona y como artista y el texto también. Ahora está perfecto y por eso lo tengo que matar. Está perfecto después de pulirlo durante doce años por fin lo hago bien (risas).

Le habrá pasado de todo en directo...

De todo. Lo más llamativo, un apagón. Se fue la luz en la Gran Vía y no había nada, ni proyecciones, ni nada. Me puse debajo de la luz de emergencia, una luz pequeñita e hice el espectáculo así. No se fue nadie, fue todo muy especial, un espectáculo nuevo.

Va, una más.

En una ocasión salí al escenario y me encontré la primera fila llena de perros mastines mirándome y babeando y no entendía nada. Y luego supe que habían venido un grupo de ciegos con sus perros guía, pero yo sólo veía a los perros y dije, mira, actúo para los perros.

Habla muy deprisa durante el monólogo...

Lo hago por el público, para que no se aburra, a velocidad normal duraría el doble.

¿Quién es la persona que más veces ha visto el espectáculo?

Pues en lo célebre, Christian Gálvez, que es muy amigo mio y ha venido a todas las temporadas, así que lo ha visto doce veces y seguro que viene a la última función, así que serán trece.

¿Por qué no ha vuelto 'CQC' en un momento político como el de ahora?

Pues bien podría, porque CQC es un programa que debería estar siempre, porque siempre hay cosas que mirar con lupa y donde poner el dedo en la llaga, da igual quien gobierne.

Era un programa icómodo...

Se quejaban mucho los políticos...

¿Se fue por eso?

Yo creo que alguna llamada habría, pero no tengo ni idea. Yo creo que fue una cosa de audiencias, de tendencias...

¿Y qué cosas son esas que quiere hacer?

Estoy preparando un espectáculo nuevo que se llama El Jefe y no es un monólogo, es un diálogo. He subido y ahora somos dos personas en el escenario. Es muy chula, es un poco espinetil en el sentido de que hay mucho humor pero también ternura y nostalgia.

¿Jefes y ternura? Suena raro...

Pese a lo que pueda parecer, que es un jefe como tantos, malo y desalmado, tiene una vertiente que de repente te sorprende, porque todos tenemos un jefe, incluso los jefes.

¿Alguna enseñanza?

El público puede aprender cómo mandar a su jefe a la mierda sin ninguna consecuencia.

¿Con quien lo hace?

Israel Criado, que es mi partener también en Espinete no existe desde el origen. Como tenemos tanta química sólo tenemos que mirarnos para saber qué vamos a decir. Tenemos un humor y una vis cómica muy similar y eso hay que aprovecharlo. Estrenamos en enero.

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