El Cervantes premia el conjunto de la obra de un escritor, y dárselo a Eduardo Mendoza es tan justo –o injusto– como lo hubiera sido concedérselo a otra docena de autores vivos. Al barcelonés le llega con mucho retraso: se lo merecía tanto hace tres décadas como ahora, y esto no es un elogio, quizá sea una crítica.
El periodista Llàtzer Moix dividió la narrativa de Mendoza entre sus "novelas mayores" y sus "novelas menores". Las en opinión generalizada "mayores" las escribió el siglo pasado, muy atrás: La verdad sobre el caso Savolta tiene ya 41 años, y La ciudad de los prodigios, 30. La probablemente mayor de las menores, El misterio de la cripta embrujada, 37 años. Las de este siglo son menores o incluso muy menores. Mendoza ha ido de más a menos.
P. D.: 21 de los 41 premios Cervantes concedidos son españoles. No es un balance muy acertado de 40 años de literatura en español. Hemos barrido demasiado para casa.
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