Supremo rebaja la pena al propietario de un estanco de Sisante (Cuenca) que mató a un ladrón e hirió a otro

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha rebajado de 3 años a un año y 10 meses de prisión la pena impuesta al propietario de un estanco, D.A.V., que mató un ladrón e hirió a otro en Sisante (Cuenca) en la madrugada del 20 de mayo de 2011, como responsable de sendos delitos de homicidio consumado y lesiones.

La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha rebajado de 3 años a un año y 10 meses de prisión la pena impuesta al propietario de un estanco, D.A.V., que mató un ladrón e hirió a otro en Sisante (Cuenca) en la madrugada del 20 de mayo de 2011, como responsable de sendos delitos de homicidio consumado y lesiones.

Según la sentencia, recogida por Europa Press, el Supremo impone la pena de un año y 6 meses de prisión para el acusado por el primero de los delitos, y de cuatro meses de prisión por el de lesiones, concurriendo en ambas infracciones tanto la eximente incompleta de legítima defensa como la de miedo insuperable y la atenuante simple de reparación del daño.

La Audiencia Provincial de Cuenca condenó al acusado a tres años de prisión por un delito consumado de homicidio y otro de lesiones y aplicó la eximente incompleta de legítima defensa y la atenuante de reparación del daño, pero el Supremo rebaja la condena al aplicar además la eximente incompleta de miedo insuperable y concluir que el condenado "si bien pudo actuar de otra manera, y así le era exigible, estuvo seriamente influido por el temor que le causaba pánico".

Asimismo, rechaza la tesis de que el acusado no quería matar a las víctimas, sino sólo asustarlas para que se fueran. En este sentido, indica que el condenado quiso el resultado o, al menos, aceptó el evento de su acaecer y añade que, pese a la probabilidad del riesgo originable por un disparo hacia la zona en la que podían encontrarse los ladrones, no desistiera de efectuarlos, ni directamente hacia la víctima ni siquiera a la zona de su probable ubicación.

Según los hechos probados, el condenado, que se despertó por el ruido de los ladrones y de la alarma, presa del pánico, angustiado y temiendo por su vida y la de su familia disparó con una escopeta de caza desde unos laterales de la persiana del balcón, situado en la primera planta de la vivienda, hacia la zona de la calle Mayor en la que se encontraban en ese preciso momento los ladrones.

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