El dueño del Koxka niega la agresión dentro del bar y un agente foral dice que temió por su integridad

Juicio de Alsasua.
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Juicio de Alsasua.

El dueño y la camarera del bar Koxka de Alsasua (Navarra) han declarado este miércoles en la tercera sesión del juicio que no se produjo ninguna agresión o pelea multitudinaria dentro del local el día de los hechos. Así lo han explicado a las preguntas de las partes, confirmando, además, que no vieron en la escena a parte de los acusados por el ataque a dos guardias civiles y sus parejas, a los que han calificado de "educados".

También han declarado varios agentes de la Polícía Foral, entre ellos, los dos que acudieron al lugar en un primer momento y que detuvieron a Jokin Unamuno "por atentado y lesiones". Uno de los policías ha explicado que llegó a temer por su integridad física y que en Alsasua "el ambiente es el que es": "Cada vez que nos toca actuar allí, enseguida empiezan los gritos, los insultos y nos tiran vasos", ha relatado. Han confirmado la "paliza".

El primero, por su parte, ha relatado una "resistencia activa" de las personas que después se congregaron fuera del bar, ya que lograron sacar a Unamuno del vehículo policial en el que estaba. Todos los presentes, según pudo constatar el agente, "sabían" que los agredidos eran guardias civiles. Los policías han añadido que el teniente se encontraba en un estado de aturdimiento tal que no podía contestar a sus preguntas y que el sargento tenía "huellas" de patadas en la camisa.

La gente que estaba allí concentrada, que han cifrado en unas 40 personas, les increpaban con frases como "¿Por qué no detenéis al sargento?" o "Vosotros sois de aquí, no os pongáis de su lado". "Había gente que claramente te miraba con asco, como muchas veces", han aseverado.

El resto de agentes que ha declarado son los que elaboraron el primer y el segundo atestados y que tomaron declaración a María José, la novia del teniente, en el hospital. Las defensas han intentado poner de relieve que, si bien las víctimas iban a poner denuncia ante la Policía, en pocas horas cambiaron de idea y decidieron hacerlo ante la Guardia Civil. También han cuestionado el cruce de llamadas entre acusados reflejado en el atestado.

En las dos primeras sesiones declararon los ocho acusados, que negaron haber participado en el ataque, y las víctimas, que describieron un "calvario de golpes, patadas y puñetazos" y dijeron que habían temido por sus vidas. El Ministerio Público pide para los jóvenes entre 12 y 62 años de cárcel. A siete de ellos les achaca cuatro delitos de lesiones terroristas y, a la única acusada, amenazas terroristas.

Minuto a minuto

Concluye la sesión. Termina aquí la narración de la jornada. Gracias por leernos.
La acusación renuncia a la declaración de los padres de María José, para no "hacerles pasar por ese trance".
Una de las abogadas pregunta los motivos por los que el sargento y su novia, primero, y el teniente y su novia, después, deciden no ponder denuncia ante la Policía y sí ante la Guardia Civil, cambiando así de idea. Termina de declarar.
Termina el agente. Entra otro. También miembro de la policía foral y que participó en el atestado iniciado con motivo de las dos primeras detenciones (el primero). Confirma que el móvil de Jokin presentaba daños.
María José declaró en el mismo hospital. La joven dijo reconocer a los dos que ya estaban detenidos. Además, describió a otros y hizo llegar después a la policía unas fotografías, no queda claro si por correo electrónico o por whatsapp. El agente no recuerda si María José dio o no nombres y apellidos de esas personas.
Estuvo en el hospital visitando al teniente, pero no le pudieron tomar declaración. En todo caso, las víctimas decidieron presentar la denuncia ante la Guardia Civil, no ante la Policía Foral. Solo llegaron a tomar declaración a la novia del teniente, María José. Después se dio traslado del atestado y se continuó (segundo atestado) de forma conjunta entre Guardia Civil y Polícía Foral, liderado por el primer cuerpo.
Termina el agente. Entra otro policía foral. También participó en la instrucción de diligencias respecto a la detención de dos acusados, Jokin Unamuno y Aritz Urdangarin. Fue el primer atestado. Del segundo, que ya incluía los reconocimientos, han estado hablando los polícías anteriores.
Concluye el testigo. Entra otro policía foral, también del equipo instructor del atestado, de la comisaría de Alsasua. Todos los agentes declaran sin que se muestre su imagen de forma pública. El agente reconoce que en el atestado no figura la duración de las llamadas que se cruzaron los acusados.
Le pregunta también por el cruce de llamadas entre Unamuno y Ramírez. El agente reconoce que no sabe si llegaron a hablar y cuál fue el contenido. Las llamadas se habrían producido antes de la agresión. También dice que no identificaron elementos relacionados con Ospa o Alde Hemendik respecto a la agresión, aunque sí redactó "antecedentes cercanos" que vinculan a los acusados con estos movimientos.
Una de las abogadas le pregunta por la toma de declaración del dueño del bar Koxka y le dice que esa declaración está "sin firmar". El agente dice que se trata de una copia y que el papel firmado debería estar en las diligencias abiertas por el juzgado de Pamplona.
Declara ahora otro policía foral. Es el responsable de la investigación y tomó declaraciones junto a la polícía judicial. Este agente determinó que hubo un cruce de llamadas entre Unamuno y Adur Ramírez. Su trabajo comenzó el 17 de octubre; hasta el momento lo llevaba la policía judicial.
Se reanuda la sesión. Declaran varios testigos más. Como un policía antidisturbios, que dice que fue con el sargento al bar Biltoki para realizar identificaciones, pero no consiguió nada. También relata que tras la detención de Jokin Unamuno varias personas que supuestamente participaron en la agresión se presentaron en la comisaría y hubo altercados.
Receso de diez minutos.

El agente dice que temió por su integridad física. Cuando los polícías llegaron, no vieron "ningún tipò" de agresión. Llegaron después.
Declara el segundo policía foral. Está corroborando el testimonio de su compañero. El agente describe cuál es el ambiente que hay normalmente en Alsasua: "Cada vez que nos toca actuar allí, enseguida empiezan los gritos, los insultos y nos tiran vasos". Ese día, confirma, los presentes intentaban entorpecer su labor.
El policía confirma que no hay ningún vídeo aportado a las diligencias. Y que en el momento las víctimas le dijeron que fueron agredidos "en el interior" del bar Koxka. Termina el testigo.
El agente ha dicho que en el lugar vio a Ohian Arnaz y a Ainara Urquijo. El policía declara que todos los presentes "sabían" que los agredidos eran guardias civiles y que el teniente estaba muy aturdido tras la agresión, tanto que no contestaba a las preguntas. Termina el fiscal .
En una entrevista en TVE, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, acaba de decir que el terrorismo no solo encuadra a los crímenes de ETA, sino que hay "distintos niveles y circunstancias". "El terrorismo es la utilización de la violencia con fines políticos. Puede tener grados, desde quemar un contenedor hasta cometer un asesinato", ha asegurado.
El agente declara que el teniente tenía la "boca ensangrentada"; el dueño del bar acaba de declarar lo contrario. En la zona "había tensión", añade.
Tuvieron que volver a por el detenido porque varias personas lo sacaron del vehículo y ejercieron una "resistencia activa". Cuando lo lograron, decidieron alejarse. Hubo en un momento en el que una persona amagó con pegar a los agentes, pero después "desapareció". A Jokin Unamuno lo detuvieron por un delito de atentado y lesiones.
El sargento y su pareja, por su parte, les iban señalando gente, pero como eran solo dos policías no daban abasto. Se centraron en dos personas. Identificaron a una: Jokin Unamuno. Le comunicó que iba a ser detenido y entonces la gente se agolpó alrededor del vehículo policial. El agente cuenta que el sargento y su pareja tuvieron un encontronazo con otras personas por la tensión.
Se encontraron al teniente tumbado en el suelo. Socorrieron al teniente, "presentaba sangre en la boca y hacía mención a un dolor en la pierna". El sargento, añade, "presentaba huellas de patadas en la espalda". Dice que nadie les solicitó ayuda, salvo el teniente y la pareja.
Declara ahora un policía foral. Su imagen no se muestra. "Recibimos una llamada en el cuartel en el que se nos comunicaba que el teniente y el sargento estaban sufriendo una agresión", dice.
Termina el testigo.
El dueño del Koxka cree que María José le confundió con otra persona cuando salió, por eso cree que le insultó. Cuando salió, dice, vio al sargento increpar a alguien, pero niega haber visto una pelea.

El dueño del bar dice que no vio a Adur Ramírez en toda la noche. Las víctimas declararon lo contrario. Tampoco vio a Aratz Urriozola y a Iñaki Abad, dice. Explica que en el hueco entre las dos puertas del bar solo caben "ocho o nueve" personas; y que cuando él llegó al bar había en el bar unas 35 o 40 personas.
Niega ahora que declarara en su día que vio lesiones provocadas por alguien "que sabía golpear". Explica que declaró más de una vez, pero que una de esas veces fue interrogado por agentes de paisano, que le enseñaron fotos.
El testigo dice que ha recibido amenazas a raíz de estos hechos, porque su bar ha salido "en la tele". "Me han llamado para hacer reservas a nombre de Franco", dice. Desconoce si los padres e María José han recibido también amenazas, "no los conozco físicamente", apunta.
"Si yo hubiera percibido cualquier cosa rara, soy el primero que salgo a decir algo", dice el dueño del Koxka. Algunos de los acusados son clientes habituales, pero dice que después de los hechos no hablado de lo que ocurrió con ellos.
Hay confusión sobre si la declaración que le muestran es suya, ya que el testigo afirma que ni siquiera declaró ese día. "Yo dije que no era premeditado". Continúan otras acusaciones. El testigo dice que hasta las 4.20 horas no llegó a su bar y que estuvo dentro unos 20 minutos. Sitúa a Ohian Arnaz dentro del bar.
"Usted dijo en su día que Ainara (Urquijo) fue la que le dijo que hubo una pelea", dice el fiscal. Él lo niega y dice que fue él el que alertó a la joven. El fiscal aprecia contradicción. Le enseñan los folios de su declaración y él niega que sea suya, "esto no lo he firmado yo, esto no es mio".
Explica que ese día no trabajó por la noche en el bar, aunque sí estuvo allí y al final de la jornada hizo la caja. Asegura que no vio ningún tipo de agresión en el bar y que se enteró de lo que ocurrió cuando salió fuera y se iba a casa. Vio fuera al teniente, en el suelo, e intentó levantarlo y le dio su chaqueta; su novia le insultó, explica.
Entra para declarar el dueño del bar Koxka, J.M. También rehúsa declarar como testigo protegido.
Ha terminado. La juez le advierte de que no hable con el resto de testigos.

Cuenta que cuando hay peleas en el bar, bajan la música y encienden las luces. Pero añade que aquella nocho no tuvieron que hacerlo porque ella, personalmente, no vio "nada". "Yo me enteré a finales de agosto de que ese chico (el teniente) era guardia civil", relata; también dice que ese día las víctimas estaban tranquilas, "de fiesta".
La testigo asevera que sí llegó a ver fuera del bar al sargento enzarzándose con otras personas y confirma que Jokin Unamuno fue detenido. Se enteró de lo que ocurrió, añade, por su jefe. Sitúa a Ohian Arnaz dentro del bar; por el contrario, dice que Adur Ramírez o Jon Ander Cob no estaban.
La joven ha aceptado declarar como una testigo normal y no como una testigo protegida, como declararon ayer las novias de los agentes (detrás de un biombo). El fiscal y las acusaciones apenas le han hecho preguntas.
La camarera dice que en la zona en la que las víctimas dijeron haber sido agredidas con más profusión, entre las dos puertas de entrada del bar, caben como máximo diez personas, y no 25 o 30, como manifestaron las víctimas. Explica que el teniente y su novia eran clientes habituales y que eran personas "muy educadas".
La primera es una de las camareras del bar Koxka, N.N. El interrogatorio va rápido. Ha afirmado que dentro del bar no se produjo ningún altercado el día de los hechos. Concretamente, no asegura que no percibió "un pasillo de personas" que pegaban a otras, como le ha preguntado una de las defensas.
Tercera sesión del juicio de Alsasua. Declaran varios testigos.
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