Madrid tiene aún pendiente el desmantelamiento de más de 1.000 chabolas

  • Se trata de una cuarta parte (27,5%) de las que había en 1998, año de creación del IRIS, cuando la región contaba con unos 4.000 chamizos.
  • En la ciudad de Madrid quedan todavía 603 chabolas, que se concentran en torno a dos grandes poblados: Cañada Real y El Gallinero. 
  • En el resto de la Comunidad hay 498 chamizos: el principal núcleo es el Río Guadarrama-Las Sabinas, que se extiende por Móstoles y Arroyomolinos. 
María Jesús Vargas, junto a su nieta, en el pequeño poblado en el que vive su familia en la calle Antonio Cabezón.
María Jesús Vargas, junto a su nieta, en el pequeño poblado en el que vive su familia en la calle Antonio Cabezón.
JORGE PARÍS
María Jesús Vargas, junto a su nieta, en el pequeño poblado en el que vive su familia en la calle Antonio Cabezón.

La erradicación del fenómeno del chabolismo continúa siendo uno de los principales objetivos de las distintas administraciones madrileñas. Pese a los reiterados esfuerzos por acabar con estas infraviviendas, en la región aún resisten 1.1000 chabolas, la mayoría en la capital (55%), según los datos que maneja la Agencia de la Vivienda Social, organimo dependiente de la Comunidad de Madrid que engloba en la actualidad a los extintos Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA) y al Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS). Se trata de una cuarta parte (27,5%) de las que había en 1998, año de creación del IRIS, cuando la región contaba con unos 4.000 chamizos.

En concreto, en la ciudad de Madrid quedan todavía 603 chabolas. La mayoría se concentra en torno a dos grandes poblados que pertenecen al distrito de Villa de Vallecas: Cañada Real (431) y El Gallinero (102), que suman el 89% (546) de las infraviviendas. El resto se agrupa en chabolas dispersas en los distritos de Fuencarral-El Pardo —Valdeyeras (29), Antonio Cabezón (17), Oteruelo (8) e isla de Java—, Hortaleza —carretera de Canillas (10)—, Villa de Vallecas —camino de Barranquillas (4)— y Villaverde—puente de la avenida de Andalucía—.

En la Cañada Real, el Gobierno regional y los ayuntamientos afectados (Madrid, Rivas y Coslada) están intensificando sus esfuerzos para dar una solución a una situación que persiste desde hace casi cinco décadas y que ha convertido a la zona en el mayor supermercado de la droga en Europa. "Se está realizando un estudio social de la población residente, que nos permitará contemplar la realidad urbanística, social, educativa, laboral y sanitaria de este ámbito, con el fin de poder diseñar una intervención coordinada de todas las administraciones afectadas", explica Isabel Pinilla, directora de la Agencia de la Vivienda Social.

En El Gallinero, por su parte, el Ayuntamiento que dirige Manuela Carmena ha anunciado que asfaltará los caminos del poblado, colocará contenedores de basura e instalará letrinas y cuatro fuentes de agua potable. Además, la alcadesa aseguró que el Consistorio estudia ceder suelo público a los chabolistas para construir sus casas. "En la actualidad la Agencia de Vivienda Social, tiene una encomienda de gestión con el Ayuntamiento de Madrid para el seguimiento y la intervención social y educativa a las familias", afirma Pinilla sobre una zona muy deprimida donde viven alrededor de 300 niños, que conviven con enormes problemas de salubridad y presencia de ratas.

En el resto de la Comunidad se mantienen en pie un total de 498 chamizos. El principal núcleo es el denominado Río Guadarrama-Las Sabinas, que aglutina el 91% y se extiende por las localidades de Móstoles (330) y Arroyomolinos (124). Los pequeños poblados subsisten en zonas de San Fernando de Henares —Las Castellanas (7) y El Butarrón (6)—, Rivas —Cañada (13)—, Leganés —Prado Overa (3) y El Bercial (4)—, Fuenlabrada —camino Moraleja (4)—, Velilla de San Antonio —Parque de la Cañada (5)— y Arganda—carretera de Morata (2)—. "Se ha firmado un convenio con el Ayuntamiento de Móstoles para erradicar el poblado que se encuentra en su término municipal. Con el Ayuntamiento de Arroyomolinos se tenía previsto firmar un convenio para actuar en el poblado, pero el gobierno municipal, recientemente, lo ha rechazado", asegura la directora de la Agencia de la Vivienda Social.

Más de 2.200 familias realojadas

La colaboración entre la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid ha permitido durante este siglo la erradicación de importantes núcleos chabolistas como El Cañaveral (Villaverde, 100), Las Mimbreras (Latina, 121), El Salobral (Villaverde, 261), Pitis (Fuencarral, 130), La Celsa (Vallecas, 145), o Santa Catalina (171, Villa de Vallecas), entre otros, lo que ha supuesto el realojo de más de 2.200 familias, lo que suponen casi 9.000 personas. "Sin estas intervenciones, hoy podría haber más de 10.000 chabolas en la Comunidad de Madrid", ha recalcado Isabel Pinilla.

María Jesús Vargas: "Solo pedimos una vivienda digna"

En el poblado de los Vargas, en la calle Antonio Cabezón de la capital, viven alrededor de 15 familias, todas unidas por parentesco. El pasado mes de julio les llegó una notificación municipal de derribo que finalmente no se ejecutó. Y es que el terreno donde se ubican sus chabolas forma parte de la Operación Chamartín, que prevé la construcción de casi 18.000 viviendas y actualmente se encuentra en fase de debate. "Entre Valverde y Cabezón, llevamos viviendo aquí más de 20 años. Nunca hasta el pasado verano nos habían ofrecido salir de aquí. Vino el concejal del distrito (Guillermo Zapata, de Ahora Madrid) y nos prometió una casa en el plazo de un año. Solo pedimos que nos den una vivienda digna", asegura María Jesús Vargas, de 54 años, sentada en una silla desvencijada y sosteniendo en brazos a su nieta. A su lado, una de sus hijas, Yolanda explica que no están dispuestos a "darle una patada a piso" para lograr una vivienda. "Sabemos que no es normal vivir así, pero es un techo que mantenemos con limpieza y dignidad. Somos gente pobre pero honrada que nos dedicamos a la chatarra. En mi caso, que soy madre soltera y tengo un hijo con un grado de discapacidad del 52%, tengo unas necesidades especiales, ya que necesito una vivienda cerca de un hospital porque mi niño se pone enfermo muy a menudo", concluye.

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