La empresa contratada para la vigilancia de la estación, Segurisa, que también presta servicio a Renfe en Murcia, mantiene durante la noche un vigilante para patrullar la estación y otro exclusivamente dedicado a evitar las acciones de los graffiteros. No obstante, el último trabajo de estas bandas se materializó recientemente en el apeadero de San Gabriel: «En sólo tres minutos, pintarrajearon dos vagones», según testigos presenciales.

La limpieza de cada coche le cuesta a Renfe «de 300 a 500 euros», según la firma ferroviaria. Un desembolso multimillonario, puesto que «una banda puede llegar a colorear un Euromed con 8 ó 10 coches en apenas unos 10 minutos», según explican los cazagraffiteros.

Los trenes de viajeros afectados por las pintadas pasan, «ya fuera de servicio, automáticamente a talleres para su lavado, que suele tardar entre dos y tres horas», en función del número de vagones afectados,  precisa Renfe.

Estos grupos, que según un experto en seguridad se desenvuelven «completamente organizados, con vigias y walkis, suelen poner falsas alarmas para distraer a los vigilantes». Operan básicamente a partir de las 3.00 de la madrugada y «en cuestión de minutos, ya tienen colgada la fotografía de su hazaña en Internet».

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Son de buena familia y van de fiesta

Renfe reconoce que reforzó sus medidas de seguridad, pero asegura que las pintadas son menos «año tras año», aunque no precisa datos. Los fabricantes ya trabajan con materiales especiales que suponen menor deterioro y coste para su lavado. Los vigilantes de la estación usan cámaras desechables, acopian su propio archivo y no reciben entrenamiento o cursillos, por lo que no se especializan. La mayoría de los detenidos son menores de edad, hijos de buena familia y también proceden de otros países europeos. Actúan sobre todo en los puentes festivos y las vacaciones de verano y Navidad.