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Tras una temporada viviendo en Beirut (Líbano) y formando a refugiados en su país natal, encontró hace cuatro años en Es Migjorn (Menorca) la paz que tanto anhelaba. Hoy trabaja en su proyecto personal, Bona Soca, centrado en la creación de prendas naturales y sostenibles.

Un camino sin asfaltar conduce a la casa en la que Turid tiene su taller y su hogar. Se encuentra en plena naturaleza, a tan solo unos minutos de Es Migjorn, uno de los pueblos más pequeños y auténticos de Menorca. Es el entorno perfecto para desarrollar al máximo la creatividad y el concepto que defiende desde su firma personal, Bona Soca, en la que trabaja textiles reciclados con tintes naturales y estampaciones con vegetales que recoge en la isla.

Sabe defenderse en varios idiomas, ha vivido en países de lo más diverso -desde zonas de guerra a pequeños territorios aislados- y ha aprendido mil y una enseñanzas en su aventura. Turid, nacida en un pueblo de Noruega, llegó a Menorca para disfrutar de un año sabático tras residir en Beirut. “Viví durante un tiempo en zona de conflicto, había trabajado mucho y necesitaba un cambio, algo más tranquilo”.

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Fue entonces cuando una amiga puso sobre la mesa una idea. “Me dijo: tú tienes que ir a Menorca, te gustará mucho”. Y así lo hizo. Poco a poco, los encantos de la isla hicieron que el proyecto de Turid cambiara: lo que empezó como una temporada de descanso se transformó, poco a poco, en la idea cada vez más clara de que ese era el lugar en el que quería quedarse, establecerse y echar raíces.

Bona Soca, su proyecto actual, significa precisamente “buenas raíces”. En su taller trabaja con prendas recicladas y de materiales naturales, que muchas veces obtiene en la isla, y que trata con distintos tintes y procesos artesanales inspirados en parte por la figura de su abuela, sastre de profesión en Noruega. Su máxima es que todo provenga de la naturaleza, desde el color que le da al textil a los estampados, conseguidos gracias a técnicas tradicionales con vegetales que recoge de su entorno de forma totalmente sostenible.

Su historia es la décima protagonista de #yopueblo, una iniciativa de Endesa que recorre la España vacía para encontrarse con aquellos que han sabido apreciar el entorno rural con una energía especial: la de hacer ver que los pueblos son también tierra de oportunidades. Endesa, nacida en el ámbito rural de León en 1944, ha estado y va a seguir estando muy ligada a las comunidades locales, pilares de la historia de éxito de la compañía desde hace ocho décadas.

Para Turid, era muy importante vivir en un lugar como este. “La naturaleza es parte de mi trabajo, es donde encuentro mi inspiración, pero también el material que uso”, explica. No podría estar en un sitio mejor: a su alrededor, distintas especies vegetales campan a sus anchas entre barreras menorquinas de acebuche. La calma y el silencio reinan en su taller, donde plantea nuevas ideas y técnicas que plasma en cada tela.

Esa calma también se respira en Es Mijgorn. Lejos del bullicio turístico, sus casas de colores y las flores en sus calles guardan la esencia más tradicional de la isla. En el pueblo, Turid es una más. “La vida aquí es muy tranquila, todo el mundo se conoce”, explica. Frente al ajetreo de las grandes ciudades, encontró la pausa que tanto necesitaba: “Menorca da muchísima tranquilidad, una sensación de vivir sin tener prisa”.

A partir de entonces, decide hacerse con las riendas del negocio familiar. “Comencé a hacer cursos de emprendimiento” para buscar esa visión empresarial, explica, porque “tenía claro que quería gestionar un proyecto desde una parte profesional” que, además, fuera “en coherencia” con su formación y los valores que parten de su profesión. Y así nació La Jaira de Ana, “un espacio situado en un espacio rural, agroganadero, que pretende llegar a la población, tanto residente como no residente, para concienciar y visibilizar los productos locales y de dónde provienen”. 

Sonríe cuando habla de sus amigos, de sus proyectos, de las asociaciones de artesanos de las que forma parte en Menorca. “Se podría decir que me he enamorado, ¿no?”, apunta risueña, refiriéndose a su clima y a sus gentes: “Las personas viven con sencillez y quieren mucho, mucho a su isla, la cuidan muy bien”, afirma.

Y aunque a veces echa de menos su Noruega natal, Menorca es ahora su hogar. “Me gusta estar aquí porque la gente es muy alegre, abierta, y siempre hay mucha vida”, asegura, y cuenta que en su país “los inviernos y las noches son muy largos” y se pasa mucho tiempo en las casas. En la isla, el ritmo es otro: las calles están llenas de gente, y pasar tiempo al aire libre es algo natural.

“Se dice de Menorca que la isla te coge o te rechaza”, cuenta. En su caso, la ha agarrado tan fuerte que no se plantea marcharse, al menos por el momento. “Siempre he tenido inquietud por cambiar de trabajo, de país… hasta ahora”, cuenta convencida. “Ahora que estoy aquí, no tengo ganas de irme a ningún otro sitio. No tengo un plan B”.

Turid Ljosnes Tarabay nació en un pequeño pueblo en el oeste de Noruega. Curiosa por naturaleza, comenzó temprano su periplo por el mundo.