La última parada de #SoyAlfredo nos lleva a Barcelona. Las instalaciones del CN Sant Feliu nos dan la bienvenida para poder descubrir la historia de Núria Marquès. Una iniciativa de Iberdrola que esta vez me lleva al escenario perfecto para retomar uno de los deportes que he disfrutado a lo largo de mi vida: la natación.

Hablar con Núria Marquès es conocer a una barcelonesa curtida en mil batallas que resalta la importancia que tiene para ella sus padres y su hermano. “Sin ellos, yo no hubiera llegado a día de hoy donde he llegado. No hubiera tenido el nivel que tengo. Han sido un apoyo increíble yendo conmigo a los entrenamientos y las competiciones y acompañándome en todo este camino”, reconoce esta joven cuya vida empezó con unos centímetros de diferencia.

Porque Núria Marquès nació con una malformación en el fémur de la pierna izquierda. Los médicos tomaron lo que Núria, a día de hoy, define como de las mejores cosas que han hecho por ella respecto a su discapacidad. “Lo que hicieron fue bloquearme la rodilla y amputarle el pie para poderme poner la prótesis que llevó a día de hoy”, explica. 

Esta operación le sobrevino cuando era una niña que ya llevaba un tiempo nadando por recomendación de los médicos. “Mis padres pensaron que era algo bueno para mi salud por recomendación del médico también. Nunca habían estado dentro de este mundo. Empezaron por mí y tanto yo como mi hermano estamos dentro de él”, recuerda. El Club Natación Martorell fue el que le vio dar sus primeras brazadas y donde comenzó a forjarse la campeona que es hoy. El hecho de formar parte de los cursillos de esta institución junto a otros niños sin discapacidad forjó su carácter. “Me ha aportado muchas cosas más de las que me ha quitado. Luchaba cada día igual que mis compañeros para mejorar en mi rendimiento deportivo y al final lo que yo veía, lo veían ellos y vas creciendo, vas haciendo competiciones y el nivel acaba siendo el mismo”, afirma.

Necesidad de cambio

Durante todos los años que lleva en el mundo de la natación adaptada, Núria se ha dado cuenta del progreso que ha dado su repercusión en la sociedad, pero ella misma es consciente de que falta mucho por hacer. “Es cierto que la natación es un deporte bastante minoritario y es difícil que vaya subiendo y que la gente lo siga y nos conozca, pero hay marcas que me apoyan muchísimo. Creo que desde la selección española también tenemos a marcas que nos apoyan muchísimo y es importante que lo sigan haciendo para crecer todos y darnos a conocer”, reconoce. Una de las empresas que le apoyan es Iberdrola. “Es una marca que nos apoya muchísimo desde que empecé. Están con el equipo paralímpico y es una maravilla porque te permite hacer concentraciones e ir a campeonatos”, reconoce Núria.

A pesar del apoyo de sus patrocinadores, es consciente de que la sociedad debe abrir la mente. “Les pediría que normalicen la existencia de personas con discapacidad”, afirma a la vez que sugiere a los padres con niños que no escondan la discapacidad cuando se la encuentren en el día a día. “Explícaselo porque es lo más normal del mundo y los niños tienen curiosidad y es importante que lo sepan, así cuando sean mayores no van a quedarse mirando cómo me ha pasado con algunos abuelos. Ay, pobrecita, no. Yo hago todo y no tengo ningún problema”, asevera una deportista cuya prueba favorita “de toda la vida” es el 100 espalda.

Los Juegos Paralímpicos de París en 2024 los espera con muchas ganas. A la capital francesa llegará mirando al futuro. Un tiempo que se plantea ligado al deporte “porque es algo que ha crecido conmigo”. Además, está estudiando fisioterapia. “Me gusta mucho la deportiva, pero también me gusta mucho el aspecto de esta disciplina en el que puedes ayudar a la gente a mejorar”, concluye sobre su futura profesión.