La mirada

cautiva

Cómo atrapar un instante

Fundación MAPFRE, en colaboración con el Centre de Recerca i Difusió de la Imatge (CRDI) del Ayuntamiento de Girona, presenta una exposición en el centro de fotografía KBr de Barcelona dedicada a los orígenes de la fotografía.

Autoría desconocida
Retrato de una mujer, ca. 1848-1860
Daguerrotipo, 1/2 placa
CRDI. Colección Joan Basseda Casas

Atrapar el instante para fijar algo que huye. Es una de las acepciones de la palabra “cautiva” que señala el escritor, crítico y lingüista franco-búlgaro Tzvetan Todorov, un término que también alude a la fascinación que la aparición del daguerrotipo generó a finales del siglo XIX.

Este aparato, conocido en aquel entonces como “objeto de la memoria”, es el primero en comercializarse en la historia de la fotografía. Fue desarrollado gracias al trabajo de Joseph-Nicéphore Niépce, fallecido en 1833, que investigó la sensibilidad de la luz a las sales de plata; y a la posterior divulgación de Louis-Jacques-Mandé Daguerre, del que toma el nombre, y que en 1836 fue capaz de obtener por primera vez una imagen sobre una placa bañada en las ya citadas sales de plata. Investigación y perfeccionamiento llevaron a la presentación oficial del primer daguerrotipo, presentado el 7 de enero de 1839.

A partir de ese momento, la fiebre daguerrotípica llegó a toda Europa, incluyendo España, donde medios como el Diario de Barcelona se hicieron eco del invento presentado unos días antes en la Academia de Ciencias de París.

Unos años después, en 1942, se publicó un volumen único del proyecto, titulado España. Obra pintoresca. Estaba dedicada a Cataluña y contenía textos de un joven Francisco Pi y Margall; en el libro se introdujeron por primera vez aguafuertes sacados de daguerrotipos. Las 21 obras que incluía abrieron la veda a la introducción de fotografía en páginas impresas.

La fiebre daguerrotípica llegó a toda Europa, incluyendo España

Dos de esas imágenes representaban paisajes de Girona, marcando un precedente del medio en el lugar, aunque el verdadero impulso de la disciplina no se extendió en esta ciudad hasta los años sesenta del S. XIX. Ese vacío temporal, que coincidió con una época en la que la localidad estaba lejos del desarrollo industrial, sustenta la idea de que, en sus inicios, la técnica fotográfica fue más bien un movimiento cosmopolita.

Es esta, entre otras líneas, la que sostiene la colección del CRDI, como explican los comisarios de La mirada cautiva, Joan Boadas Raset y David Iglésias Franch: “Por razones económicas, estructurales e ideológicas, la ciudad pertenecía ajena a fenómenos modernizadores. Sin embargo, el papel que asumieron determinados personajes gerundenses durante los primeros años del invento fue muy importante”, apuntan en las páginas del catálogo de la exposición. La institución ha adquirido, a lo largo de los años, distintas colecciones de daguerrotipos con el objetivo de dar a conocer, fomentar y proteger el patrimonio documental en imagen de la ciudad de Girona, además de mostrar la evolución tecnológica de la fotografía.

La muestra que presenta Fundación MAPFRE cuenta con el fondo del CRDI, además de una selección de utillaje del Museo del Cinema-Col·lecció Tomàs Mallol de Girona, y permite construir un relato sobre los primeros años de la historia de la fotografía tanto desde el prisma cultural como desde una perspectiva tecnológica, completándose con una proyección en la que se aprecia la restauración de algunos daguerrotipos. El recorrido, nacido del compromiso con la conservación del patrimonio y para el que se han restaurado varios daguerrotipos asumidos por Fundación MAPFRE con ocasión de la muestra, se completa con un proyecto realizado por la escuela CIFOG (Ciclos Formativos Girona), que ha desarrollado fotogrametrías que permiten una visión tridimensional de cuatro daguerrotipos seleccionados de la colección.

Autoría desconocida
Retrato de una mujer, ca. 1852-1854
Daguerrotipo, 1/6 de placa
CRDI. Colección Joan Basseda Casas

Autoría desconocida
Retrato de un hombre, ca. 1848-1860
Daguerrotipo, 1/2 placa
CRDI. Colección Joan Basseda Casas

La creación del daguerrotipo

Dominique-François Arago, científico reconocido a nivel mundial, anunció en la Academia de Ciencias de París que había encontrado una forma de fijar la imagen formada en la pantalla de una cámara obscura. Corría el año 1839, y la noticia se extendió rápidamente por todos los medios imaginables, desde el boca a boca hasta la prensa. A pesar de detractores que aseguraban que se trataba de un engaño, Arago consiguió convencer a la comunidad científica tras contar como testigos con dos figuras prestigiosas en la materia, Jean Baptiste Biot y Alexander von Humboldt, que confirmaron la veracidad de su descubrimiento.

“Objetos que se pintan a sí mismos con una fidelidad inimitable; la luz, obligada mediante el arte de la química a dejar en tan solo unos minutos trazos duraderos, que delinean contornos con precisión salvo en los detalles más delicados, ciertamente, ver toda esta magia (si bien incolora) en 8 o 10 minutos […] inexorablemente estimula la mente y la imaginación”, escribiría después Humboldt desde Berlín. “Las imágenes poseen todo el carácter inevitablemente natural que solo la misma naturaleza podría imprimirles”.

Las imágenes poseen el carácter natural que solo la misma naturaleza podría imprimirles

H. Negretti & Zambra (Henry Negretti y Joseph Zambra)
The First Whisper of Love (Primer susurro de amor), ca. 1851-1860
Daguerrotipo estereoscópico, 8 x 17 cm
CRDI. Colección Joan Basseda Casas

“La imagen daguerriana es un positivo directo, “anfitipo” (matriz negativa e imagen positiva al mismo tiempo, en función del ángulo visual del espectador), y por lo tanto único, en el sentido de que para obtener una copia hay que volver a exponer el original a otra lente”, explica Anne-Cartier Bresson en el catálogo de la exposición de Fundación MAPFRE.

El procedimiento era algo costoso: tras adquirir una placa de cobre plateada y pulirla para conseguir una superficie homogénea, era el momento de sensibilizar la capa de plata en una caja con yodo, al que tiempo después se añadirían sustancias aceleradoras para reducir el tiempo de posado. “La toma, y por consiguiente la exposición de la placa a la luz en el interior de la cámara fotográfica, dependía asimismo del formato de dicha placa, de la longitud focal del objetivo y de la intensidad lumínica, que podía ser desde unos 30 minutos al principio, hasta menos de un minuto, tras las mejoras técnicas”, según la experta.

Daguerre desarrolló el primer procedimiento junto a Joseph-Nicéphore Niepce; aunque la primera vez que se registró ese éxito en el grabado de la imagen fue en 1836, ya se sabía que ciertos compuestos cambiaban, física o visiblemente, al ser expuestos a la luz.

Tras la idea de Daguerre, muchos comenzaron a hacer experimentos y publicar los resultados de estos. Fue así como se inició la carrera por la patente. Entre ellos destacan los calotipos, desarrollados por el británico William Henry Fox Talbot en 1834 que, no obstante, eran para expertos como John Herschel “únicamente niebla” en comparación al daguerrotipo.

En el mes de julio de 1839, el Gobierno de Francia compró el invento de Daguerre, asumiéndolo como un gran descubrimiento, y definiéndolo como “el origen de un nuevo arte en el seno de una civilización antigua: el devenir de una nueva era”.

El origen de un nuevo arte, el devenir de una nueva era

Tras esta aprobación, el daguerrotipo se extendió por todos los rincones de Occidente; la primera edición del libro de Daguerre en castellano se publicó en Barcelona en 1839, el mismo año en el que el invento fue aprobado. Apenas seis años después, ya existía un estudio de retratos fotográficos en cada ciudad importante, y en 1851 se habían producido millones de retratos al daguerrotipo, aunque la mayoría de ellos carecen de inscripciones en marcos o estuches que permitan identificar al retratado o al retratista.

Los daguerrotipos tenían una especie de magia, reflejaban algo que en realidad no existía. Hoy “vemos que no es solo una imagen, es un acontecimiento en el espacio y en el tiempo. Con él se experimenta ese elemento milagroso esencial que define la fotografía”, como apunta en el catálogo Grant B. Romer.

Autoría desconocida
Retrato de una mujer, ca. 1845-1850
Daguerrotipo, 1/6 de placa
CRDI. Colección Joan Basseda Casas

La introducción de la fotografía en España

En nuestro país, el papel de la prensa fue imprescindible para dar la importancia que merecía al invento de Daguerre, capaz de hacer permanentes las imágenes “fugitivas” de la realidad. Las noticias que llegaban de París aparecieron en periódicos de todo el mundo, incluidos los españoles, que seguían los avances de aquel avance científico.

Aunque en distintos países europeos la difusión del daguerrotipo corrió a cargo de personas que ofertaban el producto en grandes ciudades, en España fue la comunidad científica la que se interesó por su uso. Cobra especial relevancia la investigación catalana, jóvenes que entre 1829 y 1841 pusieron en práctica el procedimiento e incluso mejoraron algunos aspectos. El objetivo principal: incluir a nuestro país entre los punteros de la moderna Europa.

Dentro de esos investigadores destacaron entre otros el humanista y científico Pedro Felipe Monlau y Eugenio de Ochoa, primer traductor del libro de Daguerre, además del catedrático de farmacia Juan María Pou y Camps, autor del primer experimento del daguerrotipo en Madrid tras los ya realizados en Barcelona.

Este invento pretendía reformar el sistema universitario español, paralizado en parte debido a la contienda entre liberales y carlistas, así como la poca presencia de estudiantes en las aulas y la precariedad del profesorado. A partir de 1842, cuando aparecieron los primeros retratistas en Madrid y Barcelona, el daguerrotipo adquirió una importancia cada vez mayor como sistema de reproducción de imágenes.

En ciudades más pequeñas, como Girona, los primeros retratos al daguerrotipo datan de 1849. En este caso, se deben a una autora francesa, Mme. Senges, que se anunció en El postillón, diario gerundense, para publicitar su actividad como retratista y formadora a aquellos que quisiesen aprender la técnica. No obstante, no consta un estudio de fotografía ni galería de este tipo en la ciudad, ni tampoco ningún otro daguerrotipista, en parte dado el elevado precio de los materiales y el hecho de que en la ciudad no existiese suficiente clase burguesa para mantener un negocio propio de áreas industrializadas.

Autoría desconocida
Retrato post mortem, ca. 1853
Daguerrotipo, 1/6 de placa
CRDI. Colección Ángel Fuentes de Cía

Centre de Recerca i Difusió de la Imatge (CRDI)

El CRDI nació en 1997 con el objetivo principal de fomentar, dar a conocer y proteger el patrimonio de imagen de la ciudad de Girona, así como recopilar y presentar la evolución de la fotografía con la ciudad como principal foco.

Su fondo cuenta con un número significativo de daguerrotipos, ambrotipos y ferrotipos procedentes sobre todo de la Colección Ángel Fuentes de Cía, y la de Joan Basseda Casas. En el caso de los daguerrotipos, se trata principalmente retratos de estudio, tanto individuales como de pareja o familiares. Por lo general, no se conoce el nombre de los retratados.

Autoría desconocida
Retrato de una mujer, ca. 1845-1855
Daguerrotipo, 1/6 de placa
CRDI. Colección Ángel Fuentes de Cía

Autoría desconocida
Retrato de un hombre, ca. 1854-1856
Daguerrotipo, 1/6 de placa
CRDI. Colección Ángel Fuentes de Cía

Acerca de la exposición

Fechas: Del 26 de febrero al 23 de mayo de 2021

Lugar: Centro de Fotografía KBr Fundación MAPFRE Barcelona (Avenida Litoral, 30, Barcelona)

Comisarios: Joan Boadas y David Iglésias

Exposición organizada por el Centro de Fotografía KBr – Fundación Mapfre Barcelona en colaboración con el Centre de Recerca i Difusió de la Imatge (CRDI) de Girona

Entradas generales: 5€
Entradas reducidas: 3€

BlueMedia Studio para Fundación MAPFRETexto: Beatriz Langreo | Diseño web: Pablo Calahorra Subías