Lee Friedlander

Ironía visual

para miradas atentas

Un universo de elementos cotidianos y reconocibles que adquieren un nuevo cariz tras segundas reflexiones. Es la definición de la obra de Lee Friedlander, uno de los artistas más destacados del siglo XX que, tras más de sesenta años detrás de la cámara, ha conseguido dar a imágenes del día a día un significado completo y cargado de matices que se renuevan de forma constante.

Su trabajo lleva consigo un sinfín de metáforas visuales en las que cabe la mirada crítica y la interpretación, a veces escondida, de todo lo que se encuentra tras una imagen aparentemente cotidiana tomada en la enormidad y el caos de la sociedad americana y su avance.

El paisaje social americano

Nacido en Aberdeen, en el estado de Washington, en 1934, Friedlander cogió su primera cámara en sus años de instituto. Comenzó su formación específica en California, donde fue alumno del Art Center School of Design de Los Ángeles. Sin embargo, su aprendizaje estaba más allá de aquellos muros: cambió las clases de esa escuela por las del pintor y fotógrafo Alexander Kaminski, su amigo y mentor durante esos años. Tras establecerse en Nueva York en 1956, comenzó a trabajar para revistas como Esquire, Holiday y Sports Illustrated, además de realizar por encargo retratos para los discos de vinilo de algunos de los músicos de jazz más importantes de la escena norteamericana. En unos años en los que la fotografía todavía no se había asentado como expresión artística, fue capaz de encaminar su obra de forma independiente, revelando imágenes que se convertirían en grandes argumentos a favor de esta vertiente.

Con solo 28 años, Friedlander había alcanzado ya un punto de madurez en la fotografía; entre mayo y agosto de 1964, ya en la treintena, lo demostró mediante su primera exposición colectiva en el MoMA de Nueva York, llamada The Photographer’s Eye. Algo antes había señalado que el objeto de su obra era “el paisaje social americano”, a pesar de que los documentalistas de la época estaban interesados, en mayor medida, en conocer más sobre sí mismos y los hechos visuales de su entorno, y no tanto en los problemas sociales que preocupaban a sus antecesores.

En colaboración con Bruce Davison y Garry Winogrand, en 1966 participó en la George Eastman House de Rochester con Toward a Social Landscape, y un año después haría lo propio en la emblemática muestra New Documents, expuesta también en el MoMA neoyorquino, organizada por John Szarkowski y en la que también participaron Garry Winogrand y Diane Arbus. Sus innovaciones formales y conceptuales sirvieron, en esa exposición, para establecer las características que diferenciaban sus trabajos de los fotógrafos documentalistas anteriores.

Lee Friedlander Nueva York, 1963 Imagen de plata en gelatina 28 x 35,5 cm Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco  © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Lee Friedlander
Nueva York, 1963
Imagen de plata en gelatina
28 x 35,5 cm
Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco

© Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

La exposición

Friedlander cuenta en su obra con una contraposición a los ideales de la práctica moderna, y busca en la cultura popular su inspiración como ya lo haría el arte pop, decidido a romper con los medios de representación tradicionales. Por ello, su repertorio está cargado de banalidad, de argumentos visuales confusos y de un gran sentido de la ironía, que llega al espectador gracias a la yuxtaposición de objetos e ideas aparentemente inconexas que contrastan en gran medida con la seriedad de los antiguos profesionales.

El repertorio de Friedlander está cargado de banalidad, argumentos visuales confusos y un gran sentido de la ironía

Este extenso repertorio, recopilado en un recorrido cronológico completo, se puede encontrar en la exposición Lee Friedlander que presenta la Fundación MAPFRE en sus salas de Recoletos (Madrid). Series de fotografías que el artista ha desarrollado a lo largo de varios años, y que se agrupan en una muestra que subraya la importancia de sus procesos, concretados en sus libros, como The Little Screens, The American Monument o America by Car.

La exposición cuenta también con asociaciones temáticas y estilísticas en torno a las cuales se ordenan cerca de 350 fotografías, entre ellas retratos, autorretratos, fotografías familiares, de naturaleza o del paisaje urbano. Entre ellas se incluyen 17 pertenecientes a las Colecciones Fundación MAPFRE, además de otros materiales, como medio centenar de publicaciones y algunos vinilos de jazz. Todo ello crea una imagen completa para acercarse a uno de los fotógrafos norteamericanos más complejos e influyentes del pasado siglo.

Lee Friedlander Albuquerque, 1972 Imagen de plata en gelatina 28 x 35,5 cm Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco  © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

350 fotografías

Lee Friedlander
Albuquerque, 1972
Imagen de plata en gelatina
28 x 35,5 cm
Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco

© Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Años sesenta

años 60

Desde su llegada a Nueva York y hasta los años setenta, Lee Friedlander desarrolla un trabajo que le obliga a viajar por carretera por todo el país, algo que influye en gran parte en su trabajo más personal y artístico. Durante la década de los sesenta, el fotógrafo vivió una etapa muy prolífica en la que abundan retratos de los músicos de jazz debido a los encargos de Marvin Israel, director artístico de la discográfica Atlantic Records. Estas son las únicas muestras de fotografía a color en su trayectoria. En la vertiente musical, y dada su pasión por las tendencias en esa línea, Friedlander visitó Nueva Orleans en numerosas ocasiones para retratar la vida y la cultura de la ciudad, trabajos que luego recopiló en tres de sus libros: The Jazz People of New Orleans (1992), por el que obtuvo su primera beca Guggenheim; American Musicians (1998); y Playing for the Benefit of the Band (2013).

Las únicas muestras a color de la trayectoria de Friedlander retratan a distintos músicos de jazz durante la década de los sesenta

En esos años se encuentran también proyectos con un tinte más personal, como The Little Screens, un conjunto que pertenece casi en su totalidad a las Colecciones Fundación MAPFRE, y en el que aparecen elementos que aparecen de forma recurrente en sus obras posteriores, como comparaciones dispares que generan en su unión una mezcla de humor e ironía. En este caso concreto lo hace mediante televisores, elementos cotidianos en las familias estadounidenses durante aquellos años.

Lee Friedlander: 'Nashville, Tennessee' (1963). Colecciones Fundación MAPFRE. © Lee Friedlander, courtesy Fraenkel Gallery, San Francisco

Lee Friedlander
Nashville, 1963
Imagen de plata en gelatina
35,5 x 28 cm
Colecciones Fundación MAPFRE

© Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Como ya hicieran otros artistas como Walker Evans o Robert Frans, Friedlander viaja a través de los distintos estados norteamericanos en un road trip que evoca el de Jack Kerouac (En la Carretera).  Sus fotografías son, también en estos ejemplos, yuxtaposiciones de imágenes que, como si de collages se trataran, componen distintos planos en los que llega a aparecer incluso la sombra de la cámara y el propio artista, algo que se ve claramente en obras como Cañón de Chelly, Arizona (1983), un autorretrato creado con su propia sombra.

Sumados a su recorrido por Estados Unidos, en esta época se dan sus primeros viajes a Europa, lo que le lleva a exponer por primera vez una selección de once fotografías realizadas en España en 1964.

Años setenta y ochenta

70 y 80

Lee Friedlander El padre Duffy, Times Square, Nueva York, 1974 Imagen de plata en gelatina 28 x 35,5 cm Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco  © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Lee Friedlander
El padre Duffy, Times Square, Nueva York, 1974
Imagen de plata en gelatina
28 x 35,5 cm
Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco

© Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

La década posterior sirvió a Friedlander para depurar su lenguaje, lo que llevó a una disminución de las yuxtaposiciones tan comunes en los sesenta, creando una organización del espacio más limpia. En Alburquerque, Nuevo México (1972) se aprecia una composición de igual nitidez en los elementos, a pesar de la variación de distancia de los mismos respecto al objetivo. Es, de algún modo, como si el artista hubiese encontrado “el encuadre decisivo”, referenciado a Cartier-Bresson y su “instante decisivo”. Las obras del francés muestran un instante en el que todas las acciones confluyen: si el espectador cierra los ojos y vuelve a abrirlos, ese momento se habrá esfumado, dando el relevo a una nueva realidad; sin embargo, si contempla esa fotografía de Friedlander en dos momentos distintos, nada habrá cambiado.

En 1976, el norteamericano publica The American Monument, un tomo con más de 200 fotografías tomadas entre 1971 y 1975 mostrando monumentos más o menos desconocidos localizados a lo largo y ancho del país. Son esas imágenes su referencia más clara a la corriente documental, una tradición que arranca con Eugène Atget, fotógrafo parisino conocido por representar de manera sistemática la ciudad de París y sus alrededores, y cuyo trabajo influyó en gran medida a Friedlander. Padre Duffy en Times Square (1974) destaca entre esos trabajos por ser uno de los pocos en los que el protagonista de la composición aparece en primer plano. Aun así, el escenario que le rodea, compuesto por numerosos edificios y un gran cartel de Coca-Cola, hace que esa figura parezca extraña, incluso inadecuada en su entorno.

En sus desnudos y autorretratos subyace una extrañeza y subversión, sin afán alguno de narcisismo

Esa extrañeza y subversión de las reglas se hace evidente, de igual modo, en sus desnudos y autorretratos. Tal y como explica el comisario de la exposición, Carlos Gollonet, Friedlander “no hace fotografías de desnudos, sino que estos se convierten en fotografías”. En ellos no existe la idealización propia de la tradición pictórica; los cuerpos podrían ser cualquier otro objeto, algo que ocurre del mismo modo en los autorretratos, donde no existe afán alguno de narcisismo o introspección, sino una representación del artista como un motivo más en el discurrir cotidiano.

Algo distinto sucede con los retratos de familia, que aparentemente podrían haber sido tomados por cualquiera, pero que muestran un cariño y respeto mayores sin caer en sentimentalismo. Maria, Las Vegas, Nevada (1970) es una de las imágenes más conocidas de su esposa, a su lado durante más de sesenta años. En esta se observa al mismo tiempo el afecto y la yuxtaposición habitual en la obra del artista, vista en este caso como reflejos y su propia sombra. “Los fotógrafos siempre luchan por evitar su propia sombra”, explica él mismo, “y yo siempre he creído que es una criatura graciosa, de modo que la dejé entrar por un tiempo. Al principio, mi propia presencia en las fotos era, a un tiempo, fascinante y perturbadora. Pero conforme pasó el tiempo y comencé a explorar otras ideas en mis fotos, pude reírme un poco de esos sentimientos”.

Lee Friedlander Maria, Las Vegas, Nevada, 1970 Imagen de plata en gelatina 28 x 35,5 cm Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco  © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Lee Friedlander
Maria, Las Vegas, Nevada, 1970
Imagen de plata en gelatina
28 x 35,5 cm
Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco

© Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Años noventa

años 90

Lee Friedlander Omaha, Nebraska, 1995 Imagen de plata en gelatina 51 x 40,5 cm Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco   © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Lee Friedlander
Omaha, Nebraska, 1995
Imagen de plata en gelatina
51 x 40,5 cm
Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco 

© Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

En 1990, el fotógrafo cambia su habitual cámara de 35mm por otra de medio formato, tras haber pasado por varios modelos panorámicos para poder capturar la inmensidad del desierto de Sonora. Al artista le apasiona la naturaleza (de hecho, había crecido en las montañas en el oeste del país) y, aunque su obra más conocida se concentre en las ciudades, una buena parte de su producción se fija en la naturaleza y sus formas, así como en el paisaje agreste.

Ese mundo orgánico es protagonista en varios proyectos de Friedlander, algunos realizados durante años y otros concentrados en un periodo corto. Algunos ejemplos son Flowers & Trees (1981) y Cherry Blossom Time in Japan, del mismo año, en el que recoge imágenes de sus viajes al país del sol naciente en primavera, época en la que florecen los cerezos.

En esta época realiza por encargo distintos proyectos. Uno de ellos se centra en documentar la zona industrial del valle del río Ohio, en una serie que vio la luz en una exposición individual y la posterior publicación de Factor Valleys (1982), con un total de 194 imágenes.

La mirada de Friedlander se centra en el personaje, en el rostro de los trabajadores en el momento en el que desarrollan su labor

A pesar de estar presentes en la historia de la fotografía documental, las obras de Friedlander tienen un carácter distinto al de otros grandes nombres como Lewis Hine o Paul Strand. Mientras que los trabajos de estos ponían el foco en el trabajo propiamente dicho, en las máquinas y herramientas, en el trabajador y sus condiciones, la mirada de Friedlander se centra más en el carácter del personaje y su rostro en el momento de desarrollar su labor. En esta línea discurre también el estudio de teleoperadores de OmahaOmaha, Nebraska (1995)-, fotografías de gran formato en las que los individuos no posan. Su cercanía al artista es tal que da la sensación de que hablan a través de sus cascos con él, o con el espectador que contempla la imagen.

Esa cercanía que se aprecia en los teleoperadores de Omaha se encuentra de igual forma en algunos de sus mejores autorretratos de esas fechas, como Oregon (1997), donde vuelve al juego de las sombras y su propia figura.

Años 2000 y 2010

00 y 10

Lee Friedlander Omaha, Nebraska, 1995 Imagen de plata en gelatina 51 x 40,5 cm Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco   © Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Lee Friedlander
Omaha, Nebraska, 1995
Imagen de plata en gelatina
51 x 40,5 cm
Cortesía del artista y de Fraenkel Gallery, San Francisco 

© Lee Friedlander, cortesía de Fraenkel Gallery, San Francisco

Lee Friedlander vuelve una y otra vez a temas de su fotografía durante su carrera. Un work in progress continuo que se enriquecen mediante aprendizajes y experiencias. Ya en 2012, vuelve a pasear por grandes ciudades, como Nueva York y Los Ángeles, y realiza un conjunto de imágenes bajo el título de Mannequin. Su Leica de 35 mm le acompaña en esta ocasión en su juego de reflejos en edificios, de viandantes en escaparates donde se exponen maniquíes en distintas poses, como si se tratase de modelos reales. En esta ocasión, y a pesar del aparente caos, el artista mantiene una lógica sostenida. No se trata de una crítica al consumismo, ni copia a otras fotografías anteriores. Simplemente es una reflexión sobre su obra, pensamiento al que Friedlander invita de nuevo al espectador. Como explica Carlos Gollonet: “A Friedlander le gusta buscar metáforas visuales que exigen una mirada atenta. Para ello, incorpora un repertorio banal, creando argumentos visuales confusos que sacuden al espectador con un sentido de la ironía derivado de la yuxtaposición de objetos o ideas aparentemente inconexos”.

Sus ingeniosas asociaciones nos provocan desconcierto al conectar el disparate con la identificación

Acerca de la exposición

Comisariado por Carlos Gollonet

Producción: Fundación MAPFRE

Cuándo: Hasta el 10 de enero de 2021

Dónde: Fundación MAPFRE Sala Recoletos (Paseo de Recoletos, 23, Madrid)

Entradas: 5 euros con acceso a las dos exposiciones temporales (reducida, 3 euros)

Más información en: https://www.fundacionmapfre.org/fundacion/es_es/

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