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Turismo de cine: así puedes recorrer los escenarios madrileños de la gran pantalla

Chinchón es el escenario escogido por Wes Anderson para su rodar su próxima película. // FIRMA: © Comunidad de Madrid

Desde el Hollywood clásico, hasta la última cinta española nominada al Oscar: la Comunidad de Madrid es una región muy demandada por los cineastas, quienes encuentran en sus rincones los emplazamientos perfectos para sus filmes. Proponemos algunos de los más destacables en una ruta que da rienda suelta al cineturismo madrileño. 

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La Comunidad de Madrid es un lugar de cine. La diversidad de sus entornos, sus Villas, los enclaves Patrimonio Mundial que la componen, la capital y los paisajes naturales que la rodean han servido de inspiración para ser escenario y eje central de numerosas historias en la gran pantalla a lo largo de los años. Con más de 80 películas rodadas en la región, practicar el ‘cineturismo’ madrileño es tan sencillo como seguir la ruta trazada por los filmes castizos de todas las épocas.

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Con el foco puesto en Chinchón
Plaza Mayor con iglesia al fondo en Chinchón Wikipedia // FIRMA: WIKIPEDIA

Con el foco puesto en Chinchón

Luces, cámara, y ¡acción! La Plaza Mayor de Chinchón puede presumir de haber escuchado en varias ocasiones estas órdenes. Ya en 1956, Michael Anderson se fijó en esta localidad para rodar su adaptación cinematográfica de la obra de Julio Verne La vuelta al mundo en 80 días, testigo que recogió Javier Setó cuatro años más tarde para su cinta Pelusa.

 

Ahora, Chinchón vuelve a ser el centro de todos los focos, también internacionales, al convertirse en el escenario de la próxima película del cineasta norteamericano Wes Anderson. El municipio se ha transformado en un desierto sobre el que se erige un enorme decorado, tan solo eclipsado por el secretismo inaudito sobre el que se rueda la cinta de Anderson. Contratos de confidencialidad, una escenografía que se ha ido preparando desde el mes de abril y 200 de los vecinos madrileños como figurantes son algunos de los ingredientes que devolverán el protagonismo de Chinchón sobre la gran pantalla.

Admirar la capital desde la butaca

Gran Vía – FOTO: Mario Gutiérrez

Admirar la capital desde la butaca

2020 fue un año marcado por la crisis sanitaria mundial, una pandemia que también recaló con fuerza en la ciudad de Madrid y que dejó estampas que, hasta entonces, tan solo parecían posibles en una película. Durante los meses de confinamiento domiciliario, fueron muchos los madrileños y españoles que compartieron las imágenes de una Gran Vía vacía en Abre los ojos (1997, Alejandro Amenábar), comparando la estampa por entonces ficticia, con la soledad que se respiraba en la gran avenida durante esos meses.

Madrid capital es protagonista en la cinta de Amenábar, donde también toman protagonismo el Faro de la Moncloa y el salto desde la Torre Picasso. La ciudad traspasó nuestras fronteras cuando el propio Orson Welles quedó prendado de su magia y quiso hacer de ella el escenario para su película Campanadas a Medianoche (1965), donde se pueden ver el Lago en Casa de Campo y su Cerro Garabitas, zona que sirvió para ambientar la batalla del filme, así como el barrio de Carabanchel.

Aunque si hay un cineasta enamorado de Madrid capital, ese es Pedro Almodóvar. Desde última obra Dolor y Gloria (2019), hasta Pepi, Luci, Bom y Otras Chicas del Montón (1980), la ciudad ha sido escenario y personaje de sus películas. Sus rincones, los cafés, los bares de copas, sus plazas, sus barrios… Almodóvar ha mantenido siempre una relación casi autobiográfica con Madrid.

Los paisajes tras la pantalla

La Pedriza – Foto: Wikipedia

Los paisajes tras la pantalla

Dejando de lado el bullicio de la ciudad, han sido numerosos los cineastas que han puesto la lente en los entornos naturales de la Comunidad, atraídos por su variedad y su belleza para hacer de estos los escenarios de sus cintas.

La Pedriza es uno de los enclaves fetiche de Sergio Corbucci y sus spaghetti westerns. En 1964 recaló en este enclave para su Minnesota Clay y, dos años más tarde, convencido de su potencial y encantado con los resultados tras las cámaras, rodará la grandiosa Django (1966) en este mismo lugar. Además del italiano, el argentino León Klimovsky también escogió el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama para rodar una de sus cintas, recalando en Navacerrada como escenario en La Noche de Walpurgis (1971).

Siguiendo con los enclaves montañosos, la Reserva de la biosfera Sierra del Rincón ha servido de inspiración para el séptimo arte, con Montejo de la Sierra en Furtivos (1975, José Luis Borau) y la aparición de la Prádena del Rincón en 99.9 (1997, Agustí Villaronga).

Villas de cine

Castillo de Manzanares el Real – Foto: © Comunidad de Madrid

Villas de cine

La combinación entre el rico patrimonio histórico y cultural y la riqueza de su encanto rural son algunas de las razones por las que las Villas de Madrid han sido escogidas como escenario de gran cantidad de filmes, como las calles de Patones de Arriba y la iglesia de Santa María Magdalena de Torrelaguna.

Los espectaculares exteriores del Castillo de Manzanares El Real han servido de enclave para tres cintas indispensables: Locura de Amor (1948, Juan de Orduña), La Chica del Trébol (1963, Sergio Grieco) y Don Quijote Cabalga de Nuevo (1973, Roberto Gavaldón). Mientras que el castillo de Buitrago del Lozoya encierra el onírico juicio circense que se vive en Zampo y Yo (1965, Luis Lucia) y el propio pueblo sirvió de inspiración al recientemente fallecido José Luis Cuerda para su obra Así en el Cielo como en la Tierra (1995).

Asimismo, destacan los alrededores de la fortaleza de Nuevo Baztán. Su castillo aparece en multitud de cintas, como La Celestina (1996) de Gerardo Vera, donde comparte protagonismo con la Plaza de Fiestas. Así como el Castillo de la Coracera, en San Martín de Valdeiglesias, cuyo aura de misterio lo ha hecho idóneo para filmes de suspense como La Marca del Hombre Lobo (1968, Enrique López Eguiluz) y Los Monstruor del Terror (1970, Hugo Freonese y Tulio Demicheli).

Por otro lado, el paisaje de Rascafría sirvió de secuencia de paso para unas ficticias caravanas en la nieve en la cinta Antes Llega la Muerte (1964) de J.L. Romero Marchent. Y en una fusión de artes, el Teatro Diéguez de Colmenar de Oreja es el epicentro del rodaje de La Luz Prodigiosa (2003, Miguel Hermoso).

 

El séptimo arte y el Patrimonio Mundial madrileño

Alcalá de Henares – Foto: ©Hugo Fernández. Comunidad de Madrid

El séptimo arte y el Patrimonio Mundial madrileño

En la Comunidad de Madrid se encuentran tres ciudades reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Mundial, un trío que aparece en la gran pantalla: Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, la Universidad y el Centro Histórico de Alcalá de Henares, y el Paisaje Cultural de Aranjuez.

Belén Macías escogió para la serie La Princesa de Éboli el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, rodada en el año 2010, un emplazamiento en el que ya recalaron otros cineastas, como Antonio del Real dos años antes con La Conjura de El Escorial.

La historia que impregna las calles y las edificaciones de Alcalá de Henares se plasma en la gran pantalla con títulos que se han convertido en clásicos del cine español, como Noviembre (2003, Achero Mañas).

Sin embargo, hay un enclave que brilla con la luz del Hollywood más clásico: Aranjuez. El propio Charlton Heston escogió el río Tajo para convertirlo en el Nilo a su paso por la ciudad madrileña para rodar la magnífica Marco Antonio y Cleopatra (1972).

La magia de la Comunidad de Madrid ha enamorado a decenas de cineastas, traspasando incluso las fronteras españolas y deslumbrando en las grandes pantallas de todo el mundo. El séptimo arte se respira en los distintos enclaves de la región y la mejor manera de empaparse de ese encanto es practicar un cineturismo de cine a la madrileña.

Más información en www.turismomadrid.es 

BlueMedia Studio para Turismo Comunidad de MadridTexto: María Toro | Diseño web: Pablo Calahorra Subías